La crisis económica mundial llevó los gobiernos izquierdistas de Bolivia y Ecuador a olvidar sus críticas a las instituciones financieras internacionales, compartidas por movimientos sociales, y reclamar la recapitalización del BID para que pueda ampliar sus préstamos.
Ecuador espera obtener 1.500 millones de dólares para financiar su balanza de pagos y gastos, sumando 500 millones del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y sumas similares de la Corporación Andina de Fomento y el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR).
El anuncio corrió por cuenta de la ministra de Finanzas de ecuatoriana Maria Elsa Viteri, en la 50 Asamblea anual del BID, que comenzó el viernes en esta ciudad colombiana y concluirá este lunes.
El FLAR, creado en 1978 e integrado por Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela, provee o sirve de garantía a préstamos para los países miembros con el fin de apoyar sus balanzas de pagos.
La economía ecuatoriana sufre los efectos de la crisis financiera mundial por la caída de precios de los productos básicos, especialmente el petróleo.
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Bolivia, con problemas similares, apoya una nueva capitalización del BID porque "América Latina sufre las consecuencias de la crisis y necesita más inversiones", dijo el ministro de Planificación del Desarrollo, Noel Aguirre, en rueda de prensa en Medellín.
Pero el BID debe "apoyar lo que hacen los países, sin imposiciones', y con una visión que no aparte economía de las políticas sociales y que tienda a un "desarrollo integral", matizó el ministro.
La aspiración es que el Fondo de Operaciones Especiales del BID, destinado a los países más pobres como Haití, Honduras y Nicaragua, asigne más créditos, con intereses menores y plazos más extensos, explicó Hernando Larrazábal, director de la institución multilateral en representación de Bolivia.
Mientras, 42 organizaciones de la sociedad civil reunidas en Medellín en la denominada Asamblea de los Pueblos rechazaron la posible recapitalización del BID, marcando así una discrepancia con los gobiernos boliviano y ecuatoriano que, en general, cuentan con su apoyo.
El BID "no merece ese aumento del capital", que procedería de recursos públicos, dijo a IPS Héctor Moncayo, profesor de economía e investigador del Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos con sede en Bogotá. Sería mejor pensar en otra institución regional, añadió.
El Banco del Sur, alternativa al BID propuesta por Venezuela a la que adhirieron Bolivia y Ecuador, afronta dificultades. Brasil y otros grandes países se resisten, por ejemplo, a que en sus decisiones cada país cuente con un voto, independiente del capital aportado, señaló Moncayo.
Tampoco la idea de capitalizarlo con reservas internacionales tiene consenso, mientras la crisis mundial tiende a agravar la discrepancia y las desconfianzas, acotó…
En su opinión, América Latina necesita "medidas audaces", como una arquitectura financiera y monetaria propia a partir de un sistema de compensación de pagos, y el fomento del comercio intrarregional.
La crisis económica mundial "retarda la constitución del Banco del Sur", lo cual dificulta aun más la captación de recursos, admitió el ministro Aguirre a IPS.
El impacto de la crisis en la región fue destacado por un informe de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (Cepal), divulgado el viernes.
Las inversiones extranjeras, que habían alcanzado 184.000 millones de dólares en 2007, bajaron a 89.000 millones en 2008 y pueden reducirse a menos de la mitad este año, mientras se prevé una caída de nueve por ciento en las exportaciones, según el estudio de la Cepal.
Sin una rendición de cuentas satisfactoria y una mayor participación de la sociedad en las decisiones no debería ampliarse el capital del BID, advirtieron miembros de la coalición que organizó la Asamblea de los Pueblos en Medellín, como la peruana Pilar Camero, de la organización no gubernamental Derecho, Ambiente y Recursos Naturales, y el argentino Juan Martín Carballo.
En la anterior capitalización, en 1994, ya se establecieron condiciones, como destinar mas crédito a proyectos de reducción de la desigualdad en la región. Pero los indicadores muestran que ese objetivo está lejos de ser alcanzado, pese al gran aumento de los préstamos del BID en esos 15 años, destacó Diego Rodríguez, de la fundación argentina M'Biguá de Ciudadanía y Justicia Ambiental.
Es preocupante, según Rodríguez, que el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, anunciara recortar los procedimientos burocráticos para reducir a la mitad, es decir siete meses, el plazo para aprobar proyectos a financiar. El activista consideró que así se abandona el principio de precaución.
El recorte apurará préstamos destinados a proyectos que amenazan la seguridad alimentaria y el ambiente, como los referidos a la producción de agrocombustibles que avanzan sobre los bosques amazónicos, destacó Margarita Flores, también del Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos.
Además, la sed con que los países latinoamericanos buscan nuevos préstamos de instituciones internacionales puede generar en el futuro otra crisis de la deuda externa, sostuvo.
La ministra ecuatoriana Viteri anunció a la prensa que su gobierno divulgará en abril una circular sobre cómo reestructurará parte de su deuda externa, representada por los bonos 2012 y 2030, que suman cerca de 3.200 millones de dólares. El objetivo es reducir esa deuda.