La diplomacia de Estados Unidos, que retornó a la actividad plena en los escenarios de la ONU tras varios años de desapego, contribuyó esta semana a los avances en la mediación entre Georgia y Rusia, aunque nada aportó para sacar de la parálisis a las negociaciones sobre derechos de los homosexuales.
Estados Unidos participó activamente esta semana en la gestión multilateral de pacificación en el Cáucaso y en los debates sobre racismo, xenofobia y otras formas de intolerancia, dos negociaciones patrocinadas por la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
El alejamiento estadounidense de las actividades de la ONU en esta ciudad suiza había comenzado en noviembre de 2001, apenas semanas después de los atentados terroristas contra objetivos de Nueva York y Washington.
El detonante fue un discurso pronunciado ante un grupo de trabajo de la Convención sobre Armas Biológicas por el entonces secretario de Estado adjunto de Estados Unidos para el control de armamentos, John Bolton, considerado uno de los "halcones" del gobierno de George W. Bush (2001-2009).
Bolton reclamó eliminar el grupo de trabajo que negociaba un mecanismo para perseguir a los violadores de la Convención. Lo que consiguió fue que el cuerpo quedara un año sin sesionar. Desde entonces, Estados Unidos redujo notoriamente su participación en la mayoría de los organismos multilaterales de Ginebra, excepto en los que se interesan por temas económicos y comerciales.
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Cuando IPS preguntó este miércoles al secretario de Estado adjunto para Asuntos Europeos y Euroasiáticos, Daniel Fried, si "los estadounidenses están de vuelta" en la ONU, el diplomático respondió: "Yo no lo diría exactamente así. No creo que alguna vez Estados Unidos se haya ido".
Fried, uno de los protagonistas de la mediación ruso-georgiana concluida aquí, recordó que el vicepresidente Joe Biden, en su discurso del 7 de febrero en la ciudad sudoriental alemana de Munich, "dejó bien en claro que nos proponemos construir una relación trasatlántica más fuerte y más activa".
El diplomático precisó que ese vínculo se fundará en "la voluntad estadounidense de consultar con nuestros aliados y también en la esperanza y la expectativa de que nuestros aliados quieran trabajar con nosotros".
Lo que el vicepresidente explicó claramente en Munich es un firme mensaje, coherente con lo que el ahora presidente (Barack) Obama dijo durante la campaña, concluyó.
Fried participó de la nueva ronda de negociaciones de paz entre rusos y georgianos, que además de la ONU también patrocinan la Unión Europea (UE) y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Rusia y Georgia se enfrentaron en un conflicto armado en agosto de 2008, que postró a la región en un clima de tensiones, causó desplazamientos internos de miles de personas y acarreó la separación de Georgia de dos regiones ahora autónomas, Osetia del Sur y Abjasia, reconocidas por Moscú.
El representante de la UE, Pierre Morel, dijo que las partes habían convenido establecer mecanismos conjuntos para prevenir incidentes y reaccionar en caso de que se produzcan.
Todos los mediadores saludaron la importancia del entendimiento. Morel estimó que es una contribución importante a la estabilidad y la seguridad en la región.
Fried observó que el acuerdo fue alcanzado a pesar de las diferencias fundamentales que existen entre las partes en el terreno con respecto al estatus político. Georgia y gran parte de la comunidad internacional no han reconocido la independencia de las regiones separatistas.
El diplomático estadounidense lamentó que el entendimiento fracasara en la negociación sobre la situación de los desplazados internos y de las cuestiones humanitarias. En cambio, resaltó que un acuerdo permite ahora que el gas natural fluya hacia toda la región y que se haya comenzado a discutir el restablecimiento del suministro de agua.
Las partes negociadoras, incluyendo representantes de Osetia del Sur y Abjasia, volverán a reunirse en Ginebra en unos dos meses, en una fecha aún a determinar.
La otra reaparición estadounidense ha sido en las negociaciones del grupo de trabajo de la ONU que redacta el borrador de la declaración que será sometida a la Conferencia de Examen de Durban, que se celebrará también en esta ciudad entre el 20 y el 24 de abril.
El encuentro revisará el cumplimiento de los acuerdos adoptados en la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, que se celebró en Durban, Sudáfrica, en 2001.
Prácticamente en los dos últimos años, Estados Unidos había reducido su delegación en las sesiones de derechos humanos de la ONU a representantes de menor rango, que ni siquiera ocupaban los escaños correspondientes ni tampoco participaban de los debates.
El hielo se rompió esta semana cuando el jefe de la representación estadounidense, Mark Storella, anunció al grupo de trabajo que su delegación se proponía explorar la posibilidad de lograr avances en la preparación de la Conferencia.
Storella recordó las reservas de Washington con relación al documento que se discute por las críticas que dirige a Israel, por las "inaceptables restricciones" con respecto a la libertad de expresión so pretexto de "difamaciones a la religión" y porque reclama el pago de reparaciones por la esclavitud.
La discusión del grupo de trabajo tropezó este miércoles con un punto de discordia en el tema de la orientación sexual. Un párrafo del borrador examinado proponía condenar "todas las formas de discriminación y todas otras formas de violaciones de los derechos humanos basadas en la orientación sexual".
Este párrafo, propuesto por la República Checa en representación de la UE, recibió apoyo de Estados Unidos, de Nueva Zelanda, de Chile, que habló en nombre de los países de América del Sur, y también de Holanda, Colombia y Argentina.
Pero rechazaron esa iniciativa un gran número de países que se oponen al reconocimiento de los derechos de los homosexuales.
Sudáfrica, que habló en representación del Grupo Africano, dijo que la cuestión de la orientación sexual excede el marco de la declaración adoptada en 2001 en Durban.
La oposición al párrafo propuesto por los checos provino principalmente de los países islámicos, aunque también incluyó a China.
Un representante del Vaticano, Estado observador en la ONU, se sumó a la crítica y sostuvo que la "orientación sexual" alude únicamente a una forma de conducta y no a una condición.
Otro aspecto que ha dividido al grupo de trabajo es la propuesta de dedicar un párrafo separado a la condena de la "islamofobia". Citar solamente la persecución al Islam sin reconocer abusos similares contra otras religiones es incorrecto, dijo una representante checa.
En este asunto el delegado de Estados Unidos dijo que su país tiene serias preocupaciones con el texto propuesto.