COMERCIO: Fantasma del proteccionismo en socorro de Doha

La secretaría de la OMC emplea todos los recursos para reactivar las negociaciones de la Ronda de Doha. Antes apeló a las crisis del clima, de los alimentos, de la energía y, ahora, al proteccionismo comercial que vuelve de la mano de la depresión global, según el negociador de un país en desarrollo.

Otra diplomática, la representante de Bolivia, Angélica Navarro, observó que el argumento del proteccionismo ha sido utilizado por algunos miembros de la OMC (Organización Mundial del Comercio). Han empleado ese razonamiento en el sentido de que si no concluye la Ronda no podemos evitar esa política nacional, explicó.

El proteccionismo ha sido efectivamente el tema dominante de la OMC en las últimas semanas, alimentado por un informe presentado por el director general de la institución, el francés Pascal Lamy, quien presentó algunos casos de disposiciones adoptadas por gobiernos para auxiliar a sectores locales golpeados por la crisis financiera y económica.

La gran mayoría de los 153 países que integran la OMC compartieron la preocupación de Lamy ante la posibilidad de que esas medidas anticíclicas para contrarrestar la crisis mundial, nacida en Estados Unidos, puedan representar distorsiones de los principios que regulan el sistema multilateral de comercio.

Pero muchos de esos mismos países cuestionaron aspectos procesales de la decisión de Lamy de elaborar el informe y también el contenido del documento.
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Navarro confió a IPS que la iniciativa de Lamy le causó sorpresa, pues al referirse a los mecanismos de examen de políticas comerciales, recordó que el Acuerdo de Marrakesh que concluyó en 1994 las negociaciones de la Ronda Uruguay, iniciadas en 1986, otorga al director general el mandato de presentar un solo informe anual en la materia.

Por lo tanto, si no tiene mandato más que para una revisión anual de los problemas importantes de las políticas que afectan al sistema de comercio, tiene que consultarnos a nosotros, todos los Estados miembro, y en particular sobre los términos de referencia del estudio, subrayó Navarro.

Si bien el director general puede tener muchas presiones, "el mandato se lo tenemos que dar los 153 miembros" de la OMC, insistió la negociadora boliviana. La referencia es a las advertencias surgidas de Davos, la reunión anual en esa ciudad suiza de grandes empresarios y gobernantes organizada por el Foro Económico Mundial, y del Grupo de los 20 (G-20), que reúne a países industrializados y algunos emergentes en torno a temas financieros,

El representante de Ecuador, Cesar Montaño, dijo que su país "no se siente representado ni tiene porque recibir mandatos ni encargos del G-20 financiero, tampoco del grupo de ilustres pensadores de Davos, ni de nadie a menos que sean decisiones tomadas por consenso por los órganos de la OMC".

Les aseguro que las semillas de esta iniciativa no fueron sembradas en Davos ni en el G-20. Nació en esta casa, en la OMC, y así debe continuar mientras la situación económica mundial lo justifique, replicó Lamy.

Al justificar su informe, Lamy mencionó las graves dificultades que surgirían en las circunstancias actuales si se recurriera en grado significativo a medidas que restringieran o distorsionaran el comercio para tratar de proteger a las empresas, el empleo y los ingresos agrícolas de los efectos de la desaceleración de la economía mundial.

Esa política no sólo empeoraría la situación económica para todos y ensombrecería las perspectivas de una pronta recuperación de la actividad económica. El proteccionismo también podría inducir a otros a adoptar medidas de retorsión que exacerbarían el daño causado, advirtió el jefe de la OMC.

El discutido informe de Lamy menciona los planes puestos en marcha por algunos gobiernos, como los casos de Canadá, Estados Unidos y Suiza, para rescatar a los bancos y otras entidades financieras, como igualmente a las políticas monetarias y fiscales adoptadas para afrontar la crisis.

El estudio entiende que es demasiado pronto para evaluar el efecto de esas medidas sobre el comercio, aunque apunta que algunas constituyen una forma de ayuda estatal o subvención y que pueden tener efectos secundarios en otros mercados o distorsionar la competencia entre entidades financieras.

También presenta como la política más significativa a la adoptada, principalmente en los países industrializados, para incrementar el apoyo estatal a ciertas industrias, en particular la automotriz. Igualmente dice que por ahora se conocen pocos detalles de estas disposiciones.

Luego cita casos de disposiciones adoptadas por India, Ecuador, Indonesia, Argentina, Corea del Sur y Ucrania después del estallido de la crisis financiera, que la OMC ubica en septiembre de 2008. Consigna igualmente el anuncio de la Unión Europea de que reintroducirá subvenciones a la exportación de productos lácteos

Los países en desarrollo, los aludidos por el informe de Lamy y otros más, se preocuparon por diferenciarse de las disposiciones relacionadas con el comercio que adoptan las naciones industrializadas.

Ecuador observó que el único instrumento de protección que posee ante la crisis son los aranceles consolidados, es decir, los impuestos a las importaciones declarados de manera vinculante ante la OMC.

En el caso de los países en desarrollo, los aranceles consolidados suelen superar, a veces con amplitud, a los aplicados, que son los impuestos que verdaderamente se cargan a la hora de la importación.

Los movimientos que efectuó Ecuador en los valores de los aranceles se encuadran dentro de esos dos límites, el comprometido ante la OMC y el que realmente pagan los importadores.

Por ese motivo, el punto más importante para nosotros era que se hiciera una diferenciación entre los países en desarrollo y los industrializados, dijo Navarro.

Las naciones industrializadas disponen de recursos suficientes para hacer salvamentos y otorgar subvenciones.

Además, aplican una serie de mecanismos comerciales como las crestas arancelarias, que son derechos de aduana elevados y superiores al promedio, y también levantan obstáculos no arancelarios, como los contingentes o cuotas de importación, los regímenes de licencias de importación y los reglamentos sanitarios, entre otros, puntualizó la diplomática boliviana.

En contraste, los países en desarrollo no tenemos todos esos recursos y en consecuencia, lo único que podemos hacer a veces es simplemente aumentar nuestras tarifas dentro del consolidado de la OMC, lo que es legal y nos está permitido. Preguntamos: ¿Nos van a juzgar por esto?

Navarro dijo que Bolivia ve al proteccionismo con preocupación, como todo el mundo. Creemos que ya existe un proteccionismo real con los planes de salvamento de los países industrializados, que benefician a ciertas industrias, crean competencia desleal y distorsionan los mercados, enfatizó.

Sin embargo, la negociadora boliviana observó que el proteccionismo esta siendo utilizado como un argumento para seguir empujando las negociaciones de Doha. En particular, contra los países en desarrollo que no están satisfechos con los resultados que se obtuvieron en las reuniones ministeriales y de alto nivel de julio y diciembre de 2008, precisó.

En un parangón con la situación actual, la enviada boliviana recordó que en noviembre de 2001, cuando se lanzó en la capital de Qatar la Ronda de Doha para profundizar la liberación del comercio, no había una razón específica para iniciar una nueva ronda. Por entonces todavía no se había llegado a aplicar toda la Ronda Uruguay, mencionó.

Empero, en ese momento se agitó el espectro de una crisis económica que iba a venir luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre del mismo año en Nueva York y Washington. Esa depresión nunca llegó, pero fue una excusa y un argumento empleado para una nueva ronda comercial, dijo Navarra.

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