«Yo pensé en un momento que no lo íbamos a encontrar», dijo la senadora colombiana Piedad Córdoba sobre el rehén Alan Jara, recién liberado por la guerrilla, tras algo más de siete años y medio de cautiverio en la selva.
Cuando los integrantes de la misión humanitaria llegaron al lugar de encuentro "no veíamos sino guerrilleros", además de "muchos campesinos" que fueron a acompañar la liberación en algún lugar del selvático sur de Colombia.
Durante 394 semanas o 2.970 días, o mejor dicho "noches", como él mismo expresó este martes en rueda de prensa en Villavicencio, —capital del central departamento del Meta del que fue gobernador—, Jara fue rehén de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), sometido a un acuerdo de canje por guerrilleros presos.
Lo atraparon en julio de 2001, cuando viajaba en un vehículo de las Naciones Unidas, acompañando una misión del foro mundial.
Poco antes de las 13:00 horas (18:00 GMT) de este martes, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) anunció que Jara estaba libre y había partido rumbo a Villavicencio en el helicóptero dispuesto por el gobierno de Brasil para la misión.
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Menos de media hora después llegó el saludo de la comisaria europea de Relaciones Exteriores y Política de Vecindad, Benita Ferrero-Waldner, en demostración de que el proceso para conseguir seis liberaciones unilaterales de la guerrilla, iniciado el domingo y que culmina este jueves, está siendo observado por la comunidad internacional.
Hoy "hubo todas las condiciones", por eso la liberación se pudo hacer rápidamente como estaba previsto, dijo el portavoz del CICR en Colombia, Yves Heller, quien viajó junto con la misión encabezada por Córdoba y coordinada por ese organismo humanitario.
Así informó que se corrigieron los obstáculos y riesgos de la operación del domingo, que liberó a tres policías y un soldado: las fuertes lluvias y luego la violación de los protocolos de garantías dadas a la misión por parte del gobierno de Álvaro Uribe. "Nos quedamos allá tres horas", dijo la senadora sobre el lugar fijado con las FARC para que entregaran al rehén.
El cese del fuego decretado por el gobierno en esa región vencía dos horas después de que el helicóptero de Brasil se retirara del lugar.
"Que no les pase nada, que no haya muertos ni heridos" de ningún bando en la operación, fue el mandato dado a Córdoba la semana pasada por 998 organizaciones feministas, en una reunión en Bogotá.
Córdoba lidera desde septiembre un Diálogo Público Epistolar con la guerrilla que se constituyó en el grupo Colombianos por la Paz, respaldado por 130.000 firmantes.
Precisamente, Córdoba aprovechó la entrega de Jara para enviar a las FARC un nuevo mensaje del grupo.
"El mensaje fue oral, no escrito", detalló a IPS Alpher Rojas, uno de los intelectuales firmantes del Diálogo Público Epistolar. Éste decía "que es muy importante que mantengamos la política de entregar a los rehenes y terminar definitivamente con ese flagelo", agregó.
Las FARC y la segunda guerrilla en importancia, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), practican el secuestro extorsivo para financiarse.
Colombianos por la Paz quiere, mediante la negociación pública, lograr de ambos grupos insurgentes el compromiso de que pondrán fin a esa práctica que la Corte Penal Internacional equipara a la desaparición forzada y como crimen de guerra.
El grupo civil espera "más liberaciones y abrir, no solamente una ventana, sino un portón para la paz en este país", resumió para IPS la líder feminista Olga Amparo Sánchez, otra integrante de Colombianos por la Paz que viajó en la accidentada misión del domingo.
La guerrilla de las FARC no está derrotada, sostuvo Jara, así que "no veo otra solución que la negociada. Por eso pido mi ingreso a Colombianos por la Paz", y "espero que me reciban", añadió.
Las FARC "tienen una red de abastecimientos envidiable" y también "una coordinación" logística notable, además de que los jóvenes siguen ingresando a sus filas, aseveró.
"Mientras no se acaben esas causas sociales", dijo el político sobre la pobreza que azota a la mitad de la población colombiana, la guerrilla "no se acaba", sentenció.
Acerca de las condiciones de su cautiverio, estimó que "no hay maltrato, no hay humillación ni nada parecido. Simplemente nos dan lo que hay", una pobre alimentación, que Jara describió con humor.
Aunque a veces tuvo "tigre" para comer, como llaman al jaguar en la Amazonia, "comí hasta mico", señaló evocando un dicho popular que alude a que se come cualquier cosa que esté a la mano.
Sobre las cadenas que han descrito otros liberados de las FARC, Jara explicó que se trata de una medida "de seguridad" que los guerrilleros aplican, no sin disgusto, sólo cuando sus cautivos no están tras alambradas en cárceles selváticas, aunque no olvida "la sensación de frío" en su tobillo.
El ex gobernador también contó que, desde hace dos años, dos militares están unidos por una sola cadena, por sospechas de sus captores de que iban a huir. Y pidió a los comandantes de las FARC que el uso de las cadenas "se suprima, porque es denigrante".
La guerrilla aún retiene a 22 oficiales y suboficiales, sometidos a un acuerdo humanitario que quiere conseguir con el gobierno para liberaciones recíprocas. Por otros liberados se sabe que el trato a los uniformados es más rígido que el de los rehenes civiles.
"La prioridad es traerlos acá", dijo Jara sobre los miembros de la fuerza pública cautivos. En cuanto al secuestro extorsivo, "clamamos por la libertad de todos ellos", "y el paso a dar es lograr un acuerdo", señaló el político.
Durante el camino hacia su liberación "mi vida corrió serio peligro" la semana pasada, dijo Jara, confirmando la advertencia de Córdoba el jueves.
En la selva es "el mundo al revés: la guerrilla protegiéndonos y el ejército disparando". Por eso, en sus siete años y seis meses y medio de secuestro, a lo que más temió fue a los intentos de rescate militar y a los bombardeos.
Parecería que al presidente Uribe le conviniera que la guerra se prolongue en este país. Y pareciera que a las FARC "… le conviniera que él se mantenga en el poder", opinó sobre los seis años y medio de ofensiva frontal del gobierno contra esa insurgencia.
Según Jara, un comandante insurgente le confió incluso su deseo personal de que el presidente fuera reelegido, pues con más violencia se llegaría a "una situación revolucionaria", una tesis del líder de la Revolución Rusa, Vladimir Ilich Lenin.
Últimamente, Jara caminó 150 kilómetros a pie en la selva.
"Allá sí se pone duro", le dijo al profesor Gustavo Moncayo, el "caminante por la paz" presente en la rueda de prensa e iniciador en 2006 de la actual cruzada nacional contra el secuestro.
Moncayo caminó desde la frontera suroccidental de Colombia hasta la capital de Venezuela por la libertad de su hijo militar, cautivo hace más de 11 años por las FARC a la espera del acuerdo humanitario.
La tercera y última fase de la actual operación de liberación proseguirá este jueves, cuando debe regresar a casa Sigifredo López, ex diputado (legislador regional) del occidental departamento del Valle del Cauca, tomado rehén en abril de 2002 junto con 11 de sus pares.
López es el único sobreviviente de ese grupo de legisladores, y hay expectativa por oír su relato sobre cómo perecieron los demás, baleados el 18 de junio de 2007.
"Parece que fue fuego amigo", dijo Jara al respecto, en línea con la versión gubernamental sobre esa masacre.
Dos multitudinarias marchas del año pasado contra las FARC y el secuestro, un acontecimiento de masas que no se repetía desde que comenzó la guerra civil en este país a finales de los años 40 del siglo pasado, fueron "una inyección de vida para nosotros", expresó el liberado Jara, porque hasta entonces Colombia dejaba pasar la tragedia de los cautivos con indiferencia.
El ex gobernador hizo un reconocimiento a los medios de comunicación colombianos, que promueven una campaña contra el secuestro, con lo que han logrado "sensibilizar al país", dijo.
"No descarto que esa incidencia y ese viraje político… haya sido posible ante el rechazo masivo que mostraron los colombianos" a la práctica del secuestro, opinó.
"Hemos avanzado. Es que yo estoy aquí porque hemos avanzado", señaló este hombre que vio en directo desde un televisor en la selva el derrumbe de las dos torres del World Trade Center de Nueva York, tras el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001.
Durante su cautiverio "no hubo interlocución" con los insurgentes. "No los entiendo", dijo sobre las FARC.
* Constanza Vieira forma parte del grupo Colombianos por la Paz.