La firma Christie's rematará este miércoles en París dos esculturas de bronce que China reclama pues considera que fueron robadas por potencias occidentales. Su actual propietario dijo estar dispuesto a devolverlas si Beijing reconoce la independencia de Tíbet.
Se trata de dos cabezas, una de rata y otra de conejo, cuyo valor se estima en 10 millones de euros (12,6 millones de dólares) cada una.
Ambas adornaron en el pasado los jardines de la corte de la dinastía Qing (1644-1912) en Beijng, hasta que desaparecieron, al parecer robadas por soldados británicos y franceses en 1860.
"Me complacería llevar yo mismo las dos cabezas al Palacio de Verano en Beijing", dijo la semana pasada a la prensa francesa Pierre Bergé, ex socio y pareja del fallecido diseñador de modas Yves Saint Laurent (1936-2008).
"Todo lo que ellos (los chinos) tienen que hacer es declarar que van a respetar los derechos humanos, devolver a los tibetanos su libertad y aceptar al Dalai Lama en su territorio", dijo Bergé.
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Informes publicados por la prensa estatal china restaron importancia a las declaraciones de Bergé, y se concentraron, en cambio, en las gestiones de ciudadanos chinos en el exterior para bloquear la venta y recuperar las esculturas.
Un grupo de 85 abogados voluntarios reclamaron sin éxito a un tribunal de París que impida el remate.
"Personalmente tengo pocas esperanzas de que por medio de esta demanda recuperemos las dos cabezas", dijo al diario Beijing Youth Daily el abogado Ren Xiaohong, representante de la Asociación para la Protección del Arte de China en Europa.
"Pero si esta demanda crea conciencia sobre el destino de los tesoros chinos robados e impide que se pierdan más reliquias a manos de ladrones y contrabandistas, el esfuerzo habrá valido la pena", dijo Ren.
El remate originó en China manifestaciones de indignado nacionalismo. Los campus de varias universidades de Beijing fueron el fin de semana escenario de acciones estudiantiles.
El hecho de vincular los derechos humanos, la situación de Tíbet y el robo de antiguas obras de arte también irritó al público chino.
"Desde que (el presidente francés Nicolas) Sarkozy llegó al poder, Francia cometió demasiados errores garrafales", escribió un usuario del portal de Internet douban.com. "Creer que se puede usar las dos cabezas en pro de los derechos humanos en Tíbet es un acto de narcisismo", anotó otro.
Las dos cabezas de bronce fueron adquiridas por Saint Laurent y Bergé para su colección de arte privada, una de las más impresionantes del mundo.
Tras la muerte de Saint Laurent, el año pasado, Bergé anunció que vendería la colección, avaluada en hasta 350 millones de dólares, y que donaría las ganancias a investigaciones médicas para combatir el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
"Rematar objetos culturales saqueados en tiempos de guerra no sólo ofende al pueblo chino y debilita los derechos culturales del país, sino que también viola el derecho internacional", dijo la semana pasada la portavoz de la cancillería, Jiang Yu.
Las cabezas de la rata, el conejo y de los otros 10 animales del horóscopo chino fueron diseñadas a mediados del siglo XVIII por un sacerdote jesuita paradójicamente francés, el padre Michel Benoit, como parte de un reloj de agua que adornaba los palacios y fuentes en estilo rococó de Yuanming Yuan, la antigua residencia imperial de verano.
Los 12 animales representaban periodos de dos horas, cada uno escupiendo agua a su turno.
Versiones oficiales sostienen que la fuente fue destruida durante el ataque de fuerzas aliadas occidentales contra Beijing en 1860, en represalia por la tortura y muerte de rehenes británicos y franceses.
Primero, los palacios fueron saqueados. Y luego, Lord Elgin, comandante de las tropas británicas, ordenó incendiar los jardines y edificios.
Pero al menos un estudio discrepa con la versión oficial de los hechos. En su libro de 1950 "The Garden of Perfect Brightness" ("El Jardín del Brillo Perfecto"), Hope Danby asegura que el reloj de agua fue desmantelado mucho antes de que las fuerzas europeas entraran en escena.
Alrededor de 20 años antes de la quema del viejo palacio de verano, a la esposa del emperador de entonces, Daoguang, le desagradaban tanto los animales que insistió en quitarlos.
"Ellos han desaparecido completamente", escribió Danby. "Es de suponer que fueron fundidos para moldear otros ornamentos."
Apenas se encontraron siete de las 12 cabezas originales. Hace nueve años, las cabezas de un buey, un mono y un tigre aparecieron en un remate en Hong Kong.
El Poly Group, un conglomerado estatal chino dedicado a las armas y los bienes raíces, compró esas tres esculturas y las devolvió al gobierno. Otras dos cabezas, las del cerdo y el caballo, fueron compradas por Stanley Ho, magnate de los casinos de Macao que las donó a museos de Beijing.
La aparición de las cabezas de la rata y el conejo en el remate de París reavivó una ola de indignación patriótica, que algunos analistas en Beijing han llamado "síndrome de Yuanming Yuan".
El incendio de Yuanming Yuan, o Jardín del Brillo Perfecto, ha marcado el vínculo entre China y Occidente durante 150 años. Los chinos ven en su destrucción el inicio de un siglo "de vergüenza y humillaciones" infligidas por potencias coloniales extranjeras.
Hasta unos meses antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos del año pasado en Beijing, un cartel a la entrada de Yuanming Yuan exhortaba al público a recordar ese capítulo histórico. "No olviden la vergüenza nacional. Reconstruyan la nación china", indicaba.
Beijing despliega hoy su creciente influencia política y económica para presionar a otras naciones a entregar tesoros chinos robados. Pero el precio de estas reliquias en los remates del exterior aumenta sin cesar, dijo el analista Dan Shibing al China Business Journal.
Dan atribuye el fenómeno a la importancia que el gobierno le asigna a la recuperación de ese patrimonio cultural. "China y los empresarios chinos están dispuestos a pagar sumas cada vez más elevadas para recuperar tesoros perdidos, que, por esa razón, vuelven a ser objeto de saqueo", señaló.
El remate en París ocurre en momentos de reacción nacionalista de China contra Francia, país al que se percibe como un respaldo clave del Dalai Lama, líder espiritual tibetano en el exilio.
El viaje de una delegación oficial china a París fue cancelado luego que Sarkozy se reunió con el Dalai Lama en diciembre. Un equipo de compras de alto nivel que parte esta semana hacia la Unión Europea para impulsar los lazos de China con el bloque omitió a Francia de la lista de destinos.