Una enorme escultura de una indígena será construida a partir de llaves en desuso para desplazar del centro de la capital argentina, según pretenden sus impulsores, al controvertido monumento a Julio Argentino Roca, el militar responsable hace 130 años del exterminio de miles de aborígenes.
La idea es que la nueva obra, erigida sin apoyo gubernamental sino con el aporte de material para fundir, se emplace en el lugar privilegiado que hoy tiene la monumental estatua del general Roca, en la avenida que lleva su nombre y a 150 metros de la plaza de Mayo, el paseo público ubicado frente a la Casa Rosada, sede del gobierno.
Roca gobernó Argentina entre 1880 y 1886 y entre 1898 y 1904, pero antes de su primer mandato fue ministro de Guerra y Marina, cargo desde el cual encabezó en la segunda mitad de la década de 1870 la llamada "Campaña del Desierto" o "Conquista del Desierto" contra los pueblos originarios de la austral región de la Patagonia.
Esa operación permitió incorporar a la jurisdicción formal del país millones de hectáreas de tierras, a costa de un verdadero genocidio de indígenas tehuelches y mapuches, una "raza estéril" como reza un informe oficial de la época. Esas enormes extensiones fueron luego regaladas o vendidas a precios irrisorios a terratenientes y políticos amigos o rematadas en Londres y París.
Según un boletín de la Sociedad Rural Argentina rescatado por el historiador Osvaldo Bayer, autor de "Los vengadores de la Patagonia trágica", entre "1876 y 1903 se otorgaron 41.787.000 hectáreas a 1843 terratenientes, vinculados estrechamente por lazos económicos y familiares a los gobiernos que se sucedieron en aquel período, principalmente a la familia Roca".
Algunos historiadores ya advirtieron que el reemplazo del monumento es polémico. Roca, además de ser responsable del exterminio de cientos de comunidades indígenas enteras, incluidos niños y mujeres, adoptó medidas progresistas para la época como la de enseñanza primaria laica, gratuita y obligatoria y la separación entre Iglesia y Estado, argumentan.
"Si no podemos emplazar nuestra escultura en el mismo sitio, al menos habremos logrado generar una discusión que nos permita revisar nuestra historia", explicó a IPS el escultor Andrés Zerneri, encargado de acopiar las llaves de bronce, fundirlas y realizar el Monumento a la Mujer Originaria, como se bautizó al proyecto.
Zerneri fue invitado a encabezar esta campaña luego del éxito conseguido el año pasado para levantar la estatua del extinto guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara (1928-1967). Para esa obra, más de 14.000 personas acercaron sus llaves viejas y otros objetos hasta reunir tres toneladas de bronce para la estatua.
El artista declaró entonces haber recibido objetos con historia como las llaves de la casa de una familia que huyó al exilio tras el golpe de Estado de 1976, que dio inicio a los siete años de la última dictadura, o placas y crucifijos de tumbas de personas que, según sus descendientes, hubieran querido ser parte del proyecto de construcción colectiva del homenaje al Che.
La obra quedó finalizada en junio, cuando el guerrillero asesinado en Bolivia cumpliría 80 años de edad. Con apoyo de sindicatos y otras organizaciones fue trasladada a Rosario, la oriental ciudad argentina donde nació Guevara. Al acto en el que se develó asistieron unas 60.000 personas, según estimó la prensa local.
Bayer, también escritor y periodista, promueve una campaña para reemplazar o bajarle el perfil a los símbolos que destacan a Roca como un héroe nacional y, en ese marco, propuso a Zerneri levantar una estatua a la Mujer Originaria y pedir el traslado de la estatua del general ex presidente a un sitio alejado del centro de Buenos Aires.
El autor del libro en el que se basa el filme "La Patagonia rebelde" asistió semanas atrás a un acto en una localidad de la oriental provincia de Buenos Aires que cambió a su avenida principal el nombre de Roca por el de Pueblos Originarios, y también respaldó la iniciativa de una legisladora nacional que propuso eliminar la figura de Roca del billete de 100 pesos, la moneda argentina.
El proyecto de ley recomienda reemplazar de ese papel moneda el retrato de Roca por el de Juana Azurduy, una mestiza nacida en 1780 en Chuquisaca, actual Bolivia, que participó en las fuerzas irregulares que lucharon por la independencia de la colonia española en el entonces llamado Alto Perú, guerrillas que lideró tras la muerte de su esposo, Manuel Ascensio Padilla.
Al igual que como se procedió con la estatua de Guevara, Zerneri pide a quienes quieran involucrarse acercar sus llaves y otros objetos de bronce para fundir. "Una escultura es una obra que puede durar cinco o seis siglos y sería lindo que una familia pueda decir que sus antepasados participaron con sus llaves", dijo.
La idea es inaugurar la estatua a fines de 2010, en coincidencia con el año del bicentenario de la independencia argentina. "La intención es rendir homenaje a la Mujer Originaria y bajar el tono a la figura de Roca, trasladando su estatua a otro lugar", señaló Zerneri, en acuerdo con Bayer.
Para ello, no tramitarán un permiso de emplazamiento. El artista está convencido de que a medida que crezca el apoyo al proyecto y miles de personas aporten sus llaves para un monumento que la población "donará a la ciudad", las autoridades deberán hacerle un lugar si no es donde está la estatua de Roca, será en otro lado, dice.
"Si no se logra reemplazar una estatua por otra, al menos habremos dado una discusión muy necesaria, que nos hace más adultos", insistió. "Eso también es el arte, provocar la discusión y a la vez dar un ejemplo de cómo se puede construir algo grande a partir del aporte de muchos", definió.