Mona Al-Ashkar, de 18 años, no supo de inmediato que la primera explosión en la escuela de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Beit Lahiya, en la Franja de Gaza, le había amputado su pierna izquierda.
Primero hubo humo, luego caos. Más tarde el dolor y la falta de fe se apoderaron de ella, cuando se dio cuenta de que el miembro había sido completamente cortado.
Mona es una de los 5.500 heridos que han desconcertado a médicos palestinos e internacionales por el tipo de armamento usado en la Operación Plomo Fundido, que durante tres semanas acometió Israel contra Gaza.
Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional acusan a Israel de crímenes de guerra.
Los médicos de Mona en el hospital Al-Shifa, de la ciudad de Gaza, no hallaron ninguna bala en su pierna, que lucía como si hubiera sido "rebanada con un cuchillo".
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"No estamos seguros con exactitud de qué tipo de arma puede hacer eso inmediatamente y de manera tan limpia", plantea Sobhi Skaik, cirujano general consultante en el hospital Al-Shifa.
"Lo que está ocurriendo es aterrador. Es posible que el ejército israelí haya usado a Gaza para experimentar militarmente", sostiene.
Grupos internacionales de derechos humanos, entre ellos Human Rights Watch y Amnistía Internacional, condenaron el uso israelí de armas no convencionales en áreas civiles de la Franja de Gaza.
El uso por parte de Israel de fósforo blanco y otras "armas de área" contra poblaciones civiles equivale a crímenes de guerra, dijo a IPS Donatella Rovera, investigadora jefa de Amnistía Internacional para Israel y Palestina.
"La clase de armas y la manera en que fueron empleadas son evidencia a primera vista de crímenes de guerra", opina.
Israel anunció el miércoles que iniciará su propia investigación sobre el reportado uso de fósforo blanco, pero hasta ahora se negó a hacer más declaraciones.
La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), dependiente de la ONU, dijo que estudiaría una demanda hecha por embajadores de varias naciones árabes de que Israel utilizó uranio empobrecido en sus recientes ataques contra Gaza.
Médicos locales dicen que varias heridas inusuales y expandidas pueden indicar que durante la guerra se emplearon nuevos tipos de armas sobre la población de Gaza.
Los funcionarios de salud están constatando heridas que nunca antes habían visto, o por lo menos no a una escala tan masiva.
"Aquí, en Gaza, hubo una significativa pérdida de vidas por razones que son médicamente inexplicables", dijo Skaik.
La herida de Mona es característica de los Explosivos de Metal Inerte Denso (DIME, por sus siglas en inglés).
Se trata de municiones que, llenas de polvo de tungsteno, producen una explosión intensa aproximadamente a la altura de la rodilla, con señales de un calor severo en el lugar de la amputación.
"Si se le pregunta a un paciente cómo perdió su pierna, no lo sabe. Dirá que un cohete o misil explotó y cortó solamente sus miembros inferiores", señaló Skaik.
Una vez dentro del cuerpo, el tungsteno es difícil de detectar y también extremadamente carcinógeno, y puede producir una forma agresiva de cáncer, según ambos expertos militares.
Skaik dice que solamente el hospital Al-Shifa recibió entre 100 y 150 pacientes con este tipo de herida. Alrededor de 50 tenían dos o más miembros amputados, agrega.
Pero como los hospitales de Gaza están tan mal equipados, hasta ahora fue casi imposible evaluar adecuadamente las sustancias y contar con precisión cuántos palestinos heridos pueden haber sido alcanzados por esta arma.
El médico noruego Mads Gilbert, quien trabajó en Al-Shifa durante el sitio, confirmó a los periodistas que las heridas eran similares a las producidas por explosivos DIME.
Las organizaciones de derechos humanos señalan que Israel empleó el arma por primera vez en su guerra contra el movimiento chiita libanés Hezbolá (Partido de Dios), en 2006.
Sin embargo, lo que preocupa aún más a los funcionarios de Salud es que algunos de los órganos de los pacientes están desgarrados con poca o ninguna señal de un punto de ingreso de un proyectil.
Esto es algo que nunca vieron antes, dicen, y no saben cómo tratarlo.
"Los proyectiles normales siguen un camino claro, con un punto de entrada y uno de salida", explicó Mohammad Al-Ron, otro cirujano del hospital Al-Shifa.
"Pero solamente después de investigar el abdomen de alguien encontraremos un minúsculo agujero en la piel. Entonces hallaremos pequeños puntos negros por todo el órgano, pero no sabremos qué son", añade.
Es una señal de que, sea lo que sea que esté ingresando en el cuerpo, está explotando y causando daño una vez adentro, continúa.
Así, múltiples órganos fallarán, y continuarán haciéndolo incluso luego de que una cirugía elimine cualquier bala.
"Estamos consultando con colegas internacionales, y ellos están confirmando que está ocurriendo algo inusual en estos casos", informa Skaik.
"Hemos visto abundantes clavos, proyectiles de metal y partes metálicas extrañas, pero nunca hubo violencia de este carácter o algo que continuara dañando incluso después las partes del arma que fueron removidas. Lo que se está creando intencionalmente es una población de personas discapacitadas", agrega.
Algunas de las lesiones, entre ellas fallas de múltiples órganos, mutilación y miembros amputados, son tan terribles que el médico egipcio Karim Hosni, voluntario en el hospital Al-Naser, en Khan Younis, es drástico en su punto de vista.
"A veces deseo que mis pacientes simplemente mueran. Sus heridas son tan horrendas que sé que ahora tendrán que llevar vidas terribles y dolorosas", confiesa.