MUJERES-IRÁN: Una visión distinta

El llamado de Estados Unidos a la sociedad civil de Irán a alentar un «cambio de régimen» obstaculizó la tarea de activistas que, incluso, rechazan tal exhortación, dijo a IPS la dirigente feminista Sussan Tahmasebi.

Hace dos años que Tahmasebi no puede salir de Irán. En octubre pasado, no logró superar el puesto de control de pasaportes del aeropuerto de Teherán. Las autoridades le confiscaron el documento. Desde entonces, procura recuperarlo para participar en alguna de las muchas conferencias a las que es invitada.

La activista ha trabajado durante casi 10 años con organizaciones civiles de Estados Unidos para mejorar el estado de la atención de salud femenina, en especial en las comunidades con malos servicios en la materia y en las de minorías étnicas.

Tahmasebi es fundadora de la Campaña por el Millón de Firmas, que se opone a las leyes iraníes que discriminan a las mujeres. La premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi apoya esta campaña y a sus miembros.

En los últimos dos años, las autoridades arrestaron a más de 30 integrantes de la campaña, a algunos de los cuales prohibió viajar al extranjero. Además, censuró su sitio en Internet.
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Tahmasebi, editora del sitio web en inglés de la Campaña —Change for Equality, en http://www.we-change.org/english—, cree que la sociedad civil iraní no tiene la misión ni la intención de procurar un cambio de régimen.

Entrevistada por IPS, Tahmasebi explicó el impacto del empeoramiento del vínculo entre Estados Unidos e Irán en la sociedad civil de su país.

IPS: ¿Cuántas veces confiscaron su pasaporte en el aeropuerto y por qué razones?

SUSAN TAHMASEBI: La última vez me detuvieron después de haber pasado por el puesto de control de pasaportes sin problemas, lo cual indicaba que no pesaba sobre mí ninguna prohibición de viajar. Pero un agente de seguridad que se negó a identificarse se aproximó a mí. Luego, confiscó mi pasaporte y me informó que debía ir al Ministerio de Información.

Una vez que ingresé en Irán en noviembre de 2006, mi pasaporte fue confiscado y se me prohibió viajar. Pasaron siete meses para que se resolviera la situación. Y se me impidió viajar dos veces en el otoño boreal de 2007.

IPS: ¿Qué razones alegaron?

ST: La última vez se me dijo que debía prestar declaración en un caso judicial. Es claro que podían haber hecho otra cosa con ese objeto. En los otros casos, no se me dieron razones oficialmente.

La última vez, al regresar del aeropuerto, me esperaban cinco agentes de seguridad que ingresaron en mi casa, la registraron y requisaron notas, documentos y mi computadora. Y me citaron para interrogarme.

IPS: ¿Qué peligros supone un activista de la sociedad civil para el gobierno?

ST: Francamente, no estoy segura de que representemos algún peligro. Debería preguntarles a las autoridades. No entiendo por qué desgraciada razón los funcionarios de seguridad son tan suspicaces frente a las activistas por los derechos femeninos.

De hecho, muchos de los que somos vigilados hoy en Irán comenzamos a actuar en la sociedad civil por el llamado a la participación ciudadana formulado por el ex presidente Mohammed Jatami. El gobierno debería explicar oficialmente un cambio tan extremo en sus políticas.

IPS: ¿Cómo afectaron las altas y bajas en la relación Irán-Estados Unidos en las actividades de la sociedad civil?

ST: Los llamados al "cambio de régimen" del gobierno estadounidense y su identificación de la sociedad civil como agente de ese cambio elevó, por cierto, la presión sobre nosotros. Me parece errónea esa retórica abiertamente politizada, y no creo que tenga el objetivo de resolver ningún problema ni que haya sido formulada con las mejores intenciones.

Parte de la responsabilidad recae también en las autoridades iraníes, las cuales saben plenamente que la sociedad civil nacional no busca un cambio de régimen, sino estrategias positivas y constructivas para combatir los problemas del país. El gobierno debería aplaudir nuestra participación, que demuestra la madurez de la ciudadanía iraní.

IPS: ¿Cómo le ha afectado personalmente la prohibición de viajes, su compromiso con su causa y la calidad de su actividad?

ST: Creo que es esencial para los activistas por los derechos humanos y femeninos tener relaciones con sus contrapartes internacionales, para lo que deben poder viajar libremente y reunirse y cooperar con ellos, así como compartir ideas y experiencias.

De hecho, se trata de un derecho garantizado por convenciones internacionales de las cuales Irán es firmante.

Creo que Irán, en particular, puede darle algunas lecciones de participación social femenina a todo el mundo. La Campaña por el Millón de Firmas logró gran repercusión internacional. Queremos compartir esa experiencia, y también aprender de nuestras hermanas de todo el mundo.

La prohibición de viajes nos impide mostrar nuestro trabajo. Sin embargo, también ofrece una imagen muy negativa de Irán a nivel internacional. Las mujeres iraníes hemos avanzado mucho socialmente en las últimas décadas, pero las leyes no tanto.

La prohibición de viajar tuvo, además, un impacto muy negativo en mi vida personal. Mi familia vive en Estados Unidos. No puedo visitar mis hermanas ni a mi hermano desde hace dos años, y sólo he visto a mis padres en sus cortos viajes a mi país. Los extraño mucho.

IPS: ¿Y cuáles son los efectos psicológicos de la confiscación de su pasaporte en el aeropuerto, sin ningún alerta previa?

ST: Una no puede sentirse bien al ser tratada como un delincuente por reclamar el respeto de los derechos humanos más básicos.

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