Aunque es posible que este año Europa oriental no permanezca ajena al caos financiero mundial, es improbable que países como Rumania y Bulgaria resulten tan golpeados como Gran Bretaña o Estados Unidos.
"Entre los factores más importantes a considerar al evaluar el impacto de la crisis financiera global en cualquier país están la fortaleza del sector bancario, cuán orientada hacia las exportaciones esté la economía, los ingresos de capital a ese país y el estado de las finanzas públicas", dijo el economista Tomasz Mickiewicz, de la Escuela de Estudios Eslavos y de Europa Oriental en el University College de Londres.
Las economías de Europa oriental están estructuradas de manera diferente entre sí en relación a estos parámetros, aunque a menudo se las coloca en el mismo grupo como estados post-socialistas en camino a la liberalización del mercado.
Esto vuelve más difícil evaluar los efectos de la crisis mundial en la región, pero también revela que cada una de las economías tiene sus fortalezas, que podrían ayudar a evitar una auténtica recesión en 2009.
El sector bancario en toda Europa oriental parece menos expuesto a la crisis que en algunos de los países occidentales. Esto se debe a que la relación entre préstamos privados y producto interno bruto (PIB) es más baja en Europa oriental.
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Además, "la regulación del sector bancario a menudo es más intensa que en los países occidentales, y algunos oscuros instrumentos financieros que están entre las causas del colapso financiero en Occidente simplemente no están permitidas en Europa oriental", explicó Mickiewicz.
Los bancos rumanos comenzaron a adoptar medidas de salvaguarda a fines de 2008, principalmente aumentando los intereses de los préstamos privados a fin de garantizar la estabilidad e impedir algunos de los efectos negativos de una posible devaluación de la divisa nacional, el leu.
A fines de 2008, el Fondo Monetario Internacional (FMI) calculó que el leu podría estar sobrevaluado hasta 19 por ciento.
Pero fuera del sector bancario, todos los países de la región ya están siendo afectados por la crisis mundial. Las dificultades económicas en la Unión Europea (UE), Estados Unidos y otras partes han significado una reducción de las inversiones en Europa oriental y menos apetito por las importaciones realizadas desde estos países.
Miembros de la UE desde inicios de 2007, tanto Rumania como Bulgaria tienen al bloque como su principal socio comercial, y envían la mayor parte de sus exportaciones a países como Alemania e Italia, que están experimentando enlentecimientos.
Firmas automotrices como Renault y General Motors, que habían abierto fábricas en Europa central y oriental para aprovechar la mano de obra barata, han interrumpido la producción en varias plantas.
Además, no será fácil desviar de la región a buena parte de las inversiones extranjeras directas (FDI). "La ventaja de estos países es que la mayoría de sus ingresos de capital no llegaron bajo la forma de capital especulativo, sino más bien bajo la forma de inversiones extranjeras directas, que es menos probable que salga", dijo Mickiewicz.
"El peor momento para los mercados de valores en la región probablemente ya pasó en 2008, cuando se produjo un cambio en el capital especulativo, así que ahora eso quedo atrás", agregó.
Para países como Rumania y Bulgaria, "los fondos europeos pueden ayudar a disminuir los efectos negativos de la crisis financieras", planteó Dragos Jianu, asesor rumano experto en finanzas europeas.
Se espera que Rumania reciba cerca de 20.000 millones de euros en el periodo 2007-2013, y Bulgaria 11.000 millones.
Sin embargo, según Jianu, los beneficios sólo llegarán si los gobiernos logran "maximizar la absorción de dinero" y si los fondos estructurales de la UE son utilizados para financiar proyectos "que creen y mantengan el empleo, lo que incluye a las áreas rurales, que ayudan a reintegrar a los desempleados al mercado laboral, y que fortalecen las infraestructuras de salud, transporte y empresas".
La capacidad de los gobiernos nacionales de conducir sus economías a través de la crisis es crucial. Aunque el financiamiento externo, que incluye al aportado por la UE, puede demostrar ser esencial, la incapacidad del gobierno búlgaro de hacer frente a la corrupción de alto nivel y al crimen organizado ya ha llevado al bloque europeo a retirar cientos de millones de euros en 2008.
Si el país necesita una inyección de capital extranjero en 2009, la voluntad de los actores externos de otorgar ese dinero estará en duda.
Por otro lado, a diferencia de Rumania y otros países en la región, Bulgaria cuenta con el beneficio de haber salido de 2008 con un excedente presupuestario de aproximadamente siete por ciento del PIB.
Dado que el capital necesario para rescatar al sistema bancario en un país se estima en 10 por ciento del PIB, las perspectivas para Bulgaria en relación a la crisis no parecen tan nefastas.
Además, el excedente presupuestario es una salvaguarda bienvenida para Bulgaria, cuyo sistema financiero se rige por un sistema de convertibilidad de la moneda. Esto significa que los reguladores financieros no pueden bajar los intereses de referencia para relajar la economía, como se hizo en Gran Bretaña y Estados Unidos.
"El hecho de que Rumania y Bulgaria ahora estén en la UE puede ser útil en esta crisis. Por un lado, la membresía actúa, hasta cierto punto, como una garantía para los inversores extranjeros. Y también obliga a los gobiernos a mantener un control sobre el déficit presupuestario. Por otro lado, es más probable que las organizaciones financieras internacionales intervengan si se necesita un rescate, como ocurrió con Hungría", destacó Mickiewicz.
El caso de Hungría sirve como señal de advertencia para toda la región. En octubre, el FMI, el Banco Mundial y la UE concedieron a ese país un crédito de 18.000 millones de euros (unos 23.812 millones de dólares) para ayudar a estabilizar a su sector financiero.
Los bancos húngaros quedaron débiles luego de haber dependido demasiado del crédito popular para viviendas en francos suizos. Con un gasto muy elevado por parte de los gobiernos, las autoridades nacionales no lograron depender del presupuesto nacional para un rescate.
A la luz de la crisis, los economistas advirtieron a todos los gobiernos de la región en contra de un gasto público excesivo, que estimula el consumo más que la producción.
Medidas como el aumento de 50 por ciento en los salarios de todos los maestros, adoptadas a fines de 2008 por los parlamentarios rumanos que se preparaban para las elecciones, son consideradas muy riesgosas en este periodo.
Aunque el enlentecimiento económico ciertamente tendrá impactos negativos sobre el empleo y la capacidad de la población de asegurarse sus necesidades básicas, los expertos señalan que eso también ayudará a calmar a las economías de Europa oriental, cuyo crecimiento por momentos fue intenso y que se ha basado ampliamente en el consumo.