El estreno de gobierno en Estados Unidos, encabezado esta vez por el demócrata Barack Obama, genera en Cuba esperanzas de cambio y distensión en las siempre tensas relaciones bilaterales, aunque sectores académicos de la isla se muestran escépticos al respecto.
"Cada día que pasa soy menos optimista sobre el alcance de los cambios que pueda traer Obama en relación con Cuba", comentó a IPS Luis René Fernández, subdirector del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (Cesheu), de la Universidad de La Habana, sin dejar de reconocer lo positivo que sería un posible alivio en la política de enfrentamiento.
En su opinión, "a pesar de las recomendaciones de los mejores expertos en temas cubanos en el país del norte, que coinciden en la necesidad de avanzar en el desmontaje del bloqueo en mayor o menor grado, parece poca la disposición del nuevo Poder Ejecutivo de mejorar las relaciones bilaterales más allá de la liberación de los viajes de los cubanoamericanos a Cuba".
"Además, desdiciéndose de algunos enfoques originales de disposición a dialogar sin condiciones, manifestados por Obama antes de ser elegido, ahora se mantiene la postura de la condicionalidad, aunque el lenguaje parezca distinto", alertó Fernández, quien recordó que esa postura ha sido rechazada por el gobierno cubano.
El presidente de Cuba, Raúl Castro, ha reiterado su disposición al diálogo con el nuevo gobierno del Partido Demócrata que asumió el martes, pero siempre aclarando que "en absoluta igualdad de condiciones" y sin "gestos unilaterales" o, si es del caso, "gesto por gesto".
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"Si nos atenemos a lo que ha planteado Obama y su secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton, más recientemente, como evidencia de la política, no cabe esperar mayores cambios", indicó el experto.
Fernández agregó, sin embargo, que "quedaría por ver si, debido a las presiones y acciones en el Congreso, en este nuevo contexto, se logra eliminar otras restricciones mayores".
"Eso sí podría significar el principio del fin del bloqueo", remató, no sin recordar que esa política, que Washington "llama eufemísticamente embargo", ha sido condenada en 17 ocasiones por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y ha causado perjuicios sociales y económicos a Cuba por 93.000 millones de dólares desde su implantación en 1962.
Durante la campaña electoral, Obama hizo algunas promesas respecto de la política hacia este país caribeño, como las de suprimir algunas de las prohibiciones que impactan la relación entre los emigrantes y sus familias residentes en Cuba e inclusive habló del posible desarrollo de una "diplomacia directa".
El martes, en la audiencia de confirmación en el Senado de su cargo como nueva secretaria de Estado, Rodham Clinton afirmó que el nuevo mandatario "está comprometido a levantar las restricciones sobre viajes familiares y remesas" de dinero hacia Cuba, pues cree que los emigrantes de este país son los "mejores embajadores de la democracia, la libertad y la economía de libre mercado".
"Esperamos que el régimen en Cuba, tanto Fidel como (el actual presidente) Raúl Castro, vea a esta nueva administración como una oportunidad para cambiar algunos de sus enfoques típicos, libere a los prisioneros políticos, esté dispuesto, ustedes saben, a abrir la economía, levantar algunas estructuras opresivas sobre el pueblo", añadió Rodham Cinton.
La jefa de la diplomacia de Obama reveló además, en respuesta a preguntas escritas, que una posible "revisión" de la política hacia La Habana podría incluir una cooperación bilateral en materia de energía y ambiente, considerar un aumento de las ventas agrícolas a la isla, y evaluar la eliminación de Cuba de la Lista de Patrocinadores del Terrorismo.
Esas afirmaciones de la funcionaria estimularon en Estados Unidos a sectores que quisieran avanzar hacia una normalización gradual de las relaciones entre los dos países y consideran que un reacercamiento de Washington hacia América Latina pasa necesariamente por un cambio de política hacia La Habana, que cuenta con el respaldo mayoritario de esa región
A juicio de Fernández, sería positivo si el nuevo inquilino de la Casa Blanca mantiene la disposición de cooperar en el campo de la energía o ambiente, o de eliminar las restricciones a las ventas a Cuba y sacan a este país de su lista de patrocinadores del terrorismo,
Sin embargo, añadió, las declaraciones de la designada secretaria de Estado del gobierno de Obama, muestran "miopía política al hablar de oportunidad para Cuba, cuando en realidad —como todo el mundo sabe— el generador de los problemas es Estados Unidos".
El especialista mencionó al respecto las "invasiones" a Afganistán e Iraq, "que han traído incontables víctimas y muertos "a los pueblos de esos países, cárceles secretas y traslado ilegal de presos, empleo indiscriminado de la tortura en los centros de detención como Guantánamo", la base naval de Estados Unidos en el extremo oriental de Cuba, entre otros.
"Es decir, el violador flagrante de los derechos humanos, el que tiene la crisis de confianza, credibilidad y pérdida de imagen en el mundo es el gobierno de los Estados Unidos, agravado por las políticas ideológicas y unilaterales de la administración de George W. Bush", quien entregó en la víspera la presidencia a Obama, afirmó el investigador.
En ese sentido, Fernández cree que si el gobierno de Obama pretende recuperar su imagen, tiene la "oportunidad" de "dar pasos concretos" que vayan más allá de la eliminación de las restricciones a los viajes y remesas, "que por cierto no es más que devolver a esos residentes en Estados Unidos una parte de sus derechos.
"Además y aunque la declarada disposición de eliminar la cárcel de Guantánamo es una medida que ocurriría en territorio cubano y sería bienvenida por lo que representa, sin duda está diseñada más a salvar sus propios problemas que a mejorar las relaciones con Cuba, lo que conllevaría la implementación de otras decisiones", consideró.
Desde 2004, los emigrados cubanos en Estados Unidos sólo pueden visitar su país de origen una vez cada tres años, permanecer no más de 14 días y gastar hasta 50 dólares diarios en sus visitas. En tanto, las remesas se limitaron a 100 dólares cada mes y exclusivamente destinadas a familiares directos que no sean miembros del Partido Comunista.
Tras estimar "muy optimistas para la actual coyuntura" las posibilidades de que a corto plazo comiencen a darse pasos para desmontar unilateralmente el embargo a Cuba, Fernández consideró que ese supuesto traería oportunidades y beneficios en lo político y económico, también a Estados Unidos, "que atraviesa su peor crisis en muchas décadas".
Un mejoramiento de las relaciones con Cuba tendría para Washington "una muy positiva repercusión en el Tercer Mundo, América Latina, el Caribe, África y Asia, así como en amplios sectores populares y progresistas en los países desarrollados y en los propios Estados Unidos", comentó Fernández.
También se abrirían la posibilidad de colaborar en temas importantes de interés común, narcotráfico, terrorismo, energía renovable y medio ambiente y otros", y se podrían "incrementar flujos comerciales y de inversiones, crear empleos, y aumentar el número de viajeros, antes de entrar en los temas más complejos".
"En la misma medida, la eliminación de las sanciones y un clima de menor hostilidad hacia Cuba crearía condiciones para reducir las previsiones de seguridad interna y defensa nacional", lo cual favorecería "obviamente el perfeccionamiento del sistema sociopolítico, que continuaría su progreso en condiciones mucho mejores", concluyó el académico e investigador.