CHINA-EEUU: Fricciones comerciales no cesarán con Obama

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, inició su mandato con el gobierno chino indignado por los comentarios que llegan desde Washington endilgándole responsabilidad en la crisis financiera mundial a su superabundancia de reservas de divisas.

Crédito: Sitio oficial de Obama
Crédito: Sitio oficial de Obama
Beijing reprendió a Washington por su ingratitud e insinuó que revisará su política de comprar títulos de deuda estadounidense.

"Los errores políticos y fracasos regulatorios de Estados Unidos fueron las causas directas de esta crisis y las raíces de su enorme déficit comercial se encuentran en su propia estructura económica y sus políticas macroeconómicas", señaló Zhang Jianhua, presidente del buró de investigaciones del Banco Central chino, en un artículo publicado en el Diario del Pueblo, insignia del Partido Comunista.

Zhang respondió así a los comentarios del saliente secretario del Tesoro (ministro de Hacienda) de Estados Unidos, Henry Paulson, en cuanto a que los ahorros superabundantes de economías emergentes y de rápido crecimiento como China y los países exportadores de petróleo "sembraron las semillas de una burbuja crediticia global".

Paulson, quien está "directamente involucrado en el abordaje de la montaña de ‘bienes tóxicos’ que las principales instituciones financieras estadounidenses acumularon a lo largo de los años, debería saber mejor que la mayoría de las otras personas cuán serios son la mala administración financiera y los fracasos regulatorios", sostuvo.
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Molesto por las declaraciones formuladas por alguien a quien se atribuye estimular un mejor entendimiento entre los gobiernos de los dos países, el Banco Central de China convocó a una conferencia de prensa para defender los antecedentes de Beijing.

Xuan Changneng, director de investigaciones financieras del banco, dijo que era irresponsable acusar a las economías emergentes de los males de Estados Unidos.

"Algunos países deberían aprender el concepto de responsabilidad y reflexionar sobre su propia política de autocrítica", dijo Xuan.

Aunque los comentarios que causaron el malestar fueron emitidos por un alto funcionario saliente, Beijing es muy consciente de que el cambio de gobierno concretado el 20 de este mes en Estados Unidos hará poco por acallar a un creciente coro de políticos de ese país que se quejan de las políticas cambiarias de China y de su superávit comercial.

China, que viene aumentando su parte en el mercado de importaciones estadounidenses para manufacturas, llegó a otro récord de excedente comercial en noviembre, con 40.100 millones de dólares.

"Puede no haber una guerra comercial, pero 2009 será un año de mayores fricciones entre China y Estados Unidos", pronosticó el investigador Long Guoqiang, del Centro de Desarrollo e Investigaciones del Consejo de Estado, en una entrevista con el periódico The Economic Observer.

"Nuestro superávit con Estados Unidos es tan grande que (ese país) puede usarlo como manera de presionar a China para que abra más sus mercados e incremente las importaciones estadounidenses", dijo Long en esa ocasión.

Durante su campaña presidencial, Obama irritó a Beijing con críticas sobre las prácticas comerciales del gigante asiático y con su demanda de que ese país jugara según "las reglas internacionales".

Obama amenazó con imponer sanciones comerciales debido a crecientes preocupaciones sobre el enorme excedente comercial, la manipulación del tipo de cambio y las violaciones a los derechos de propiedad intelectual.

"Un cambio de presidente no alterará las premisas del sistema estadounidense", advirtió el investigador Tan Yaling, de la Asociación de Relaciones Económicas Internacionales de China.

Con la asunción de Obama, "la ambición de preservar y perpetuar la posición de liderazgo de la divisa estadounidense (el dólar), la superioridad de su economía y el estatus de superpotencia todavía estarán allí", agregó.

Este distanciamiento entre Washington y Beijing llega en un mal momento para los dos. Poco antes de asumir, Obama dijo que los estadounidenses deberían acostumbrarse a la perspectiva de un "déficit de billones de dólares para los próximos años", dado que el nuevo gobierno busca financiar su multimillonario paquete de estímulo económico.

China, cuyas reservas de divisas extranjeras ascienden ya a 1,9 billones de dólares, en el pasado fue una compradora clave de títulos de deuda estadounidense.

Más de dos tercios de sus reservas se encuentran en arcas de Estados Unidos, y en septiembre se convirtió en el acreedor más grande de ese país, superando a Japón.

China alega que ha protegido la estabilidad financiera estadounidense comprando continuamente sus bonos del Tesoro.

Pero algunos economistas de Estados Unidos dicen que la fácil disponibilidad de crédito chino presionó a la baja los intereses de ese país y ayudó a alimentar un despilfarro sin precedentes en materia de consumo, así como la crisis hipotecaria.

Incluso antes de las últimas críticas emitidas por Washington, los dirigentes chinos enfrentaron crecientes llamados internos a reducir la exposición del país a la deuda pública estadounidense.

Para China sería "suicida" colocar sus divisas extranjeras solamente en la canasta de dólares estadounidenses, escribió a fines del año pasado el analista Jin Bijou en el sitio web del Diario del Pueblo.

Pero a medida que empeoró el clima económico, creció también la presión por cambiar la pisada. Los planes del nuevo gobierno de Obama de emitir más títulos para financiar su paquete de estímulo económico preocupan a muchos analistas, que consideran que una avalancha de oferta podría causar una depreciación de las reservas chinas.

"Ahora es tiempo de diversificar nuestras reservas de divisas", escribió el académico Yu Yongding en el China Securities Daily.

"Con miles de millones de nuevas emisiones en el futuro cercano, sacar provecho se volverá riesgoso", añadió.

Pese a las críticas internas, funcionarios chinos se comprometieron a jugar un "rol responsable" en la retención de deuda estadounidense.

Dada la dependencia china del mercado exportador estadounidense y de la naturaleza simbiótica de las dos economías, los analistas creen que China continuará comprando bonos del Tesoro pero probablemente a un ritmo mucho más lento.

Los líderes chinos ya comenzaron a preparar al público para un enlentecimiento significativo de la economía nacional.

Mientras aumentan las pérdidas de empleo y los cierres de fábricas, se aconsejó a los bancos chinos mantener más dinero dentro del país y prestárselo a gobiernos y empresas locales para preservar el crecimiento económico.

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