Los ciclistas que emprendieron a principios de mes una odisea en defensa de los derechos laborales en Malasia llegarán a destino este jueves, cuando entregarán sus reivindicaciones al parlamento.
Por ahora no ha sido un simple paseo. Los manifestantes sufrieron el acoso policial, que casi hizo fracasar la iniciativa. Hubo hasta detenidos.
Dos grupos de ciclistas, acompañados cada uno por decenas de activistas, comenzaron su periplo a principios de mes.
Uno de los grupos, de 59 personas, salió del norte de la península, y medio centenar partió del sur, rumbo a Kuala Lumpur. A lo largo del trayecto tropezaron casi a diario con la policía, que dispuso bloqueos carreteros y llevó a decenas de participantes detenidos.
Organizadores, ciclistas y manifestantes que arrojaban octavillas recibieron llamados de atención. Bicicletas fueron confiscadas y trasladadas a las comisarías.
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El periplo no estuvo exento de misterios: ocho bicicletas de participantes en la marcha se incendiaron un atardecer en el septentrional estado de Penang.
La campaña "Pueblo, la fuerza del cambio" es organizada por la Red de Personas Oprimidas (conocida por el acrónimo en malayo Jerit), que reúne a obreros, trabajadores rurales, estudiantes y jóvenes en general, citadinos y organizaciones de la sociedad civil.
Los reclamos que presentarán al primer ministro Abdullah Badawi y al líder de la oposición en el parlamento, Anwar Ibrahim, incluyen la fijación a través de la ley del salario mínimo, viviendas, control de precios de productos básicos y la no privatización de servicios como el agua, la atención médica y la educación, entre otros.
También exigen medidas en defensa de la democracia, como la eliminación de leyes represivas y la celebración de elecciones de concejos locales, suspendidas en los años 60 y 70.
La campaña en bicicleta recibió el apoyo de 47 organizaciones de la sociedad civil, de partidos opositores pertenecientes a la Alianza Popular para la Democracia y de algunos legisladores y de los estados.
El lunes ocurrió otro choque con la policía como los que padecieron desde el inicio del periplo. Los dos grupos de ciclistas fueron hostigados por las fuerzas del orden al tiempo que se acercaban a Kuala Lumpur.
Treinta de los 59 integrantes de la expedición del norte, incluidos los organizadores, fueron arrestados por el delito de asamblea ilegal.
Otros 27, menores de 18 años, permanecieron detenidos hasta que sus padres fueron a buscarlos. La policía también confiscó sus bicicletas, informó un miembro de Jerit.
Los menores fueron detenidos para evitar que fueran explotados por organizaciones irresponsables, explicó Khalid Abu Bakar, comisario del estado de Selangor, vecino de Kuala Lumpur.
"Los adolescentes declararon que no sabían por qué les habían pedido que participaran en la campaña ciclista", declaró el comisario a la agencia nacional de noticias Bernama.
Pero los organizadores cuestionaron sus dichos.
"Muchos de los menores de 18 años vienen de zonas donde hay varios problemas, trabajadores rurales que luchan contra el desalojo y otros conflictos", indicó Rani Rasiah, coordinador de Jerit.
"Otros son hijos de activistas, como el mío, y de ciudadanos de que se fueron sumando", añadió.
El martes de tarde, los 27 adolescentes fueron puestos en libertad, pero sólo después de que sus padres aseguraron que respondían por ellos. Casi todos los jóvenes dijeron que querían seguir pedaleando. Pero la última etapa del periplo quizá se acorte para evitar demoras.
"Los adolescentes dijeron que no se irían hasta que todos los organizadores y el resto de los participantes sean liberados", señaló Rani. "Son muy enérgicos y están enojados por el hostigamiento policial."
En cuanto a los del sur, unos 20 organizadores y 37 ciclistas, de los cuales 20 eran menores de 18 años, recibieron amenazas de detención después de haber sido seguidos toda la mañana por decenas de vehículos policiales.
Tras una carrera de cinco horas y media, en la tarde, cerca de la ciudad de Bangi, la presión policial cesó.
"Todos los jóvenes llevaban cartas de consentimiento de sus padres", dijo a IPS Kohila Yanasekaran, coordinador nacional de Jerit.
Los organizadores presentaron una queja contra la policía el martes y se informó que los padres de los menores harán lo mismo.
Un chiste que circula por mensaje de texto señala que las detenciones llegan un poco tarde, debieron hacerse hace 67 años, cuando fuerzas japonesas en bicicleta invadieron Malasia, rumbo a Singapur, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
En el trayecto, los equipos de Jerit entregaron sus memorandos a las autoridades locales de los estados de Kedah, Penang y Perak, de la APD, y a las de Negeri Sembilan y Johor, de la coalición Barisan Nasional (Frente Nacional).
Hasta ahora, tres gobernadores de la APD apoyaron personalmente la campaña.
La crisis financiera internacional empeoró la situación de los trabajadores de este país, cuya economía depende de las exportaciones. Las políticas neoliberales de los años 80 ya los habían perjudicado bastante, en especial a las comunidades marginadas, con dificultades para cubrir sus necesidades.
La privatización de los servicios esenciales no hizo más que volver más pesada la carga que ya llevan los trabajadores.
Las diferencias de ingreso entre los habitantes del campo y de la ciudad son grandes, pese al desarrollo humano relativamente alto de este país. Malasia registra la brecha más profunda al respecto, en Asia sudoriental. El 10 por ciento de las personas más privilegiadas ganan 22 veces más que el 10 por ciento del extremo opuesto.
El parámetro oficial para medir la pobreza es de 200 dólares al mes por hogar, pero muchos consideran que el límite debería fijarse en 571 dólares. Si se usa esa cifra, hay 38 por ciento de malasios pobres.
Los activistas entregaron sus memorandos al gobernador de Selangor, antes de dárselos este jueves a Abdullah y Anwar.
La forma de lograr eso último, dada la actitud de la policía, es otro asunto, señaló Kohila, el coordinador nacional de Jerit.
"La cita de este jueves en el parlamento esta hecha. Cómo llegar, si a pie, en bicicleta o en autobús, es algo que todavía tenemos que discutir", indicó.
Independiente de que lo logren, o no, el mensaje ya tuvo amplia repercusión, superando las expectativas de los organizadores.