PENA DE MUERTE-SIRIA: Religión versus abolición

El movimiento abolicionista de Siria debe enfrentarse con un apoyo a la pena de muerte de autoridades religiosas aun mayor que el del propio Estado, según Ammar Qurabi, presidente de la Organización Nacional de Derechos Humanos.

Las organizaciones de derechos humanos han logrado avances y obtenido, incluso, el indulto de condenados, remarcó Qurabi.

El activista detalló su plan para que Siria recorra paso a paso el camino hacia la abolición del máximo castigo.

IPS: ¿Qué dificultades debe afrontar la campaña abolicionista en Siria?

AMMAR QURABI: Éste es un país donde rige el estado de emergencia desde hace 45 años, lo que restringe mucho las libertades civiles. Los servicios de seguridad tienen mucho poder. La justicia está limitada. Los activistas marchan presos.

Sólo en los últimos años las organizaciones de derechos humanos y los partidos políticos pudieron trabajar abiertamente y hablar de democracia. Pero nuestra organización todavía no tiene autorización oficial ni permiso para realizar actividades públicas..
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Por cierto, las autoridades ejercen menos presión sobre actividades por la abolición de la pena de muerte que sobre campañas de carácter político, como los reclamos para terminar con el estado de emergencia y autorizar el funcionamiento de partidos políticos y organizaciones de derechos humanos.

Esto es así porque la abolición es una cuestión específica de derechos humanos, no política. No tiene que ver con los presos de conciencia, sino que es un asunto social. Por eso, el Estado no considera al movimiento abolicionista como su enemigo y goza de un margen de acción relativamente amplio.

Pero eso no quiere decir que la tarea se nos facilite. Hay varias dificultades y obstáculos que nos impiden avanzar.

IPS: ¿Qué tipo de actividades están desarrollando?

AQ: Antes luchábamos por una moratoria de la ejecución de presos políticos. Desde hace 10 años, las organizaciones de la sociedad civil han logrado cierta indulgencia en las sentencias. Condenas a muerte se han conmutado a 12 años de cárcel. Pero no hemos logrado eliminar la pena capital de la legislación…

Los tribunales sirios siguen dictando la pena capital contra los opositores políticos, pero desde hace años que no se ejecuta a nadie.

Al principio también firmábamos todos los manifiestos regionales e internacionales contra la pena de muerte. No podíamos hacer más a causa de las limitaciones del movimiento abolicionista.

Pero la fuerza que fue ganando la idea en el mundo terminó influyendo sobre los países árabes. Hay debates al respecto en televisión y en Internet. La abolición ya es tema de conversación en la mayoría de los hogares.

Publicamos nuestro primer informe sobre la pena de muerte en 2005, con recomendaciones específicas hacia la abolición. Nuestra iniciativa no fue bien recibida entonces por muchas instituciones sociales.

Pero el año pasado propusimos un plan progresivo con ese objetivo, cuyo primer paso era prohibir las ejecuciones de mujeres y personas mayores.

El 10 de octubre de este año conmemoramos el Día Mundial contra la Pena de Muerte advirtiéndoles a las autoridades sirias que ese castigo viola el derecho básico y sagrado a la vida. También propiciamos conferencias y charlas para crear conciencia acerca de la importancia de la abolición en la sociedad.

IPS: ¿Tienen que lidiar con la oposición de los líderes religiosos islámicos?

AQ: Están en la primera línea de resistencia contra cualquier cambio que tenga que ver con la pena de muerte. De hecho, son más extremistas que las propias autoridades respecto de la abolición.

Pero aclaremos: hay algunos líderes religiosos musulmanes que creen en el diálogo como forma de encontrar una base de entendimiento común con los abolicionistas. Somos optimistas ahora que el jeque Ahmed Hassun fue nombrado mufti de Siria. Él es un reformista y ha mostrado gran flexibilidad respecto de otras causas, como los derechos de las mujeres.

IPS: ¿El Islam puede adaptarse a los principios internacionales en materia de derechos humanos?

AQ: Creo fervientemente que no hay ningún obstáculo real en nuestra civilización que se oponga a la abolición. Lo que suele decirse sobre la pena de muerte en las religiones monoteístas tiene que ver más con la incomprensión de los textos sagrados, pero es posible una interpretación más humanista.

A diferencia de la interpretación tradicional, esta lectura humanista y moderna tendrá consecuencias en una visión diferente de la legislación sobre derechos humanos y el derecho a la vida.

Los avances deben ser progresivos. No debemos dejar de trabajar por la abolición por las dificultades que imponen grupos extremistas que matan y aterrorizan en nombre de la religión. Abolir la pena de muerte es una necesidad histórica de la humanidad, como lo fue abolir la esclavitud y tipificar la tortura como delito.

Hay 124 países que no aplican hoy la pena capital. Las autoridades sirias deben seguir la tendencia mundial y eliminar ese castigo extremo de la legislación nacional.

Es necesario ratificar el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte, y el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional contra crímenes de guerra y genocidio.

Todas las leyes sirias deben ajustarse a las normas internacionales y basarse sobre los principios de derechos humanos. Las políticas penales deben apuntar a reinsertar los presos a la sociedad.

IPS ¿Hay muchas organizaciones en Siria haciendo campaña a favor de la abolición?

AQ: Por desgracia hay muy pocas. Estamos trabajando para crear la Alianza Siria contra la Pena de Muerte, que reunirá a organizaciones de derechos humanos, partidos políticos, intelectuales, artistas y escritores. También vamos a diseñar una campaña y presentar una propuesta concreta de abolición al parlamento.

IPS: ¿Lograrán su objetivo en el marco del proceso de democratización de Siria o por fuera de él?

AQ: No hay duda de que la abolición está vinculada a otros elementos de la democracia. Por supuesto, hay países que no son democráticos y en los que no existe la pena de muerte. Pero creo que la democracia naturalmente lleva hacia ese objetivo.

IPS: Entonces, ¿hacer campaña en defensa de los derechos humanos, y en especial a favor de la abolición de la pena de muerte, no es necesariamente un asunto político?

AQ: Es difícil separar la lucha política de la de derechos humanos en el mundo árabe. Pero sería más beneficioso para la causa abolicionista de Siria mantener una distancia prudencial en lo que respecta a la pena de muerte, en especial porque ya no se aplica a los presos de conciencia. Debemos tener un enfoque humanista.

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