Se alejan las perspectivas de un rápido reasentamiento de unos 300.000 desplazados en Filipinas, mientras el gobierno insiste en el desarme del Frente Moro de Liberación Islámica (MILF) en la meridional región de Mindanao antes de iniciar conversaciones de paz, y los rebeldes se niegan.
"La situación es peor para las personas que están el quinto mes de haber sido desplazadas, debido al agotamiento de los recursos", dijo la directora para el país de la organización internacional Oxfam, Lan Mercado. "Es un error pensar que el conflicto está confinado a la pequeña área de Mindanao", dijo a IPS.
El 11 de diciembre, dos personas murieron y más de 40 resultaron heridas en dos ataques con bomba contra un centro comercial en la sureña ciudad de Iligan. Funcionarios sugirieron que miembros hostiles del MILF estarían detrás de los atentados, pero los líderes del grupo rebelde lo negaron e incluso condenaron lo ocurrido.
Según Mercado, los desplazados en Mindanao viven con miedo e inseguridad. Temen perder para siempre las casas, las granjas y la forma de vida que dejaron atrás. La mayoría ahora están alojados en centros de evacuación saturados y sin agua potable.
"El gobierno nacional y otras agencias humanitarias continúan haciendo todos sus esfuerzos para atender las necesidades de los desplazados, pero los desafíos permanecen", dijo Mercado.
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Activistas señalan que lo que ocurre en Mindanao es una grave violación a las Convenciones de Ginebra de 1949, que prohíben no sólo ejercer violencia contra civiles y contra todo lo que estos necesitan para sobrevivir, sino también cualquier acción militar que tenga un impacto desproporcionado contra ellos.
En Mindanado, civiles inocentes están en grave riesgo de perder la vida, ya que los combates continúan entre el MILF y las tropas gubernamentales.
Un informe lanzado la semana pasada en Manila concluyó que los desplazados, al final de cuenta, salían ganando no sólo en Mindanao, sino en otras zonas de conflicto en el mundo.
"El asesinato de civiles todavía es la norma, no la excepción", señaló el trabajo.
"Desde Sri Lanka hasta la República Democrática del Congo, las fuerzas del gobierno y los actores no estatales simplemente abiertamente desobedecen la ley, o justifican los ataques interpretando las Convenciones de Ginebra en una forma que sus autores nunca reconocerían", señaló Ed Cairns, de Oxfam, y autor del informe "Por un futuro más seguro: protegiendo civiles en un mundo multipolar".
Según Cairns, es importante para todos trabajar por la protección de los civiles atrapados en conflictos. "En nuestro mundo globalizado, ninguno de nosotros permanece sin ser afectado por los conflictos alimentados por los ciclos de violencia a miles de kilómetros. Proteger civiles es el primer paso para reducir el miedo y la hostilidad, y crear un largo camino a la paz", sostuvo.
El actual conflicto en Mindanao es un brote de un congelado proceso de paz que se suponía terminaría con décadas de rebelión en el sur. El gobierno y el MILF tenían previsto firmar un memorando de entendimiento para preservar el dominio ancestral de los moros.
Pero el 4 de agosto, la Corte Suprema emitió una orden que detuvo la firma del documento, luego de que empresarios de Mindanao presentaran una queja señalando que el memorando era inconstitucional. Esto renovó los combates.
Manila y organizaciones no gubernamentales, como Oxfam y el Programa Mundial de Alimentos, proveen ahora servicios básicos a la población afectada.
La secretaria de Bienestar Social, Esperanza Cabral, señaló que, hasta noviembre, su departamento había entregado unos 1,5 millones de dólares en ayuda de emergencia a los desplazados.
Cabral añadió que su oficina, en coordinación con organizaciones no gubernamentales y otras agencias de gobierno, provee alimentos suplementarios y servicios médicos, además de realizar programas de capacitación y de inmunización, así como la construcción de refugios temporales.
Ahora hay más de 300.000 desplazados en diferentes centros en Mindanao, según el Consejo Nacional para la Coordinación ante Desastres. Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a comienzos de este mes indicó que los desplazados viven hacinados, en refugios hechos a mano en lugares cercanos a los centros urbanos.
"Las condiciones en diferentes sitios de evacuación siguen siendo sombrías. Hay falta de recursos de agua seguros, una inadecuada administración de los excrementos y de la basura sólida, así como de las alimañas", indicó el trabajo.
Son los niños y niñas los que sufren más, según el informe de la ONU. Se enferman debido a las condiciones insalubres, y ya 32 niños menores de cinco años murieron por enfermedades transmisibles.