Un decreto presidencial de Brasil publicado el lunes 10 autoriza a destruir cuevas. Este país tiene 4.629 cuevas identificadas, a las que se suman 300 cada año. Sólo se preservarán las consideradas muy importantes. La «nefasta» medida es resultado de presiones de grandes empresas constructoras y mineras, según Marcelo Rasteiro, secretario de la Sociedad Brasileña de Espeleología (SBE).
No hay evidencias de que las cuevas estén trabando el desarrollo; su eliminación sería «un medicamento para una enfermedad que no se conoce y ni siquiera se sabe si existe», dijo a Tierramérica.
La SBE protestó en un manifiesto apoyado por 160 entidades y más de 2.000 personas. Pero no logró el diálogo solicitado al gobierno, que «dio la espalda a la sociedad civil», acusó Ribeiro.
Las cuevas protegen manantiales y seres vivos específicos, además de contribuir a los estudios climáticos.
