La represión policial de una protesta pacífica contra la draconiana Ley de Seguridad Interna en Malasia refleja el nerviosismo del gobierno, acosado por el sostenido malestar popular y las disputas dentro del oficialismo.
La demostración de fuerza coincide con conflictos internos en la Organización Nacional de Malayos Unidos (ONMU), que encabeza la atribulada coalición gobernante Barisan Nasional (Alianza Nacional), tras perder terreno ante la oposición en las elecciones generales de marzo.
La policía antimotines avanzó sobre la multitud que cantaba el himno nacional y que se aprestaba a dispersarse de forma pacífica el domingo. Hubo 23 detenidos, incluidos tres legisladores, periodistas, activistas y un sacerdote católico.
Todos fueron liberados al día siguiente, pero están a la espera de la acusación fiscal.
Manifestantes se quejaron de agresión y golpes. El hecho ocurrió cerca de un centro comercial del área residencial de Petaling Jaya, lindante con Kuala Lumpur.
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La acción de las fuerzas del orden sorprendió porque hasta el momento las autoridades no habían ordenado reprimir las manifestaciones que se vienen realizando todas las semanas en grandes centros urbanos.
"Dos tipos me agarraron de un brazo cada uno y me empujaron hacia el vehículo policial", relató el legislador Tony Pua en su blog.
"Les dije que yo iba caminando, que no fueran brutos, pero me tiraron de la camiseta. Les reiteré el pedido y entonces otros tres oficiales se me acercaron, uno me dio un rodillazo en el estómago y el otro trató de golpearme en la espinilla", apuntó.
"Me empujaron contra la parte de atrás del vehículo, pese a que les dije subiría solo", añadió.
La policía justificó sus acciones, a pesar de las críticas.
"No estamos del lado de nadie. Si una organización no gubernamental o el oficialismo hubieran convocado a un acto sin permiso, habríamos actuado igual", declaró el comisario del estado de Selangor, Khalid Abu Bakar.
Por su parte, el jefe de policía nacional, Musa Hassan, arguyó que los organizadores no habían pedido permiso, que el acto era ilegal y que el uso de la fuerza había sido conforme a la ley.
Las vigilias a la luz de la vela para "Abolir la Ley de Seguridad Interna" (LSI) comenzaron en septiembre, cuando tres personas fueron detenidas sin cargos en el marco de esa norma.
A la protesta inmediata le siguieron vigilias semanales en este estado y luego en Petaling Jaya, en le vecino de Selangor.
Lejos de cesar, residentes de otras localidades, como la ciudad de Ipoh y Seremban, al sur de Kuala Lumpur, organizaron sus propias manifestaciones.
Suelen participar entre 150 y 300 personas, que llevan velas y camisetas con la inscripción "abolir la LSI". Se leen proclamas y poemas, se entonan canciones y se firman peticiones.
Después se colocan fotografías y relatos de la vigilia en blogs y otros sitios de Internet para que el mensaje llegue a más personas.
La LSI habilita a la policía a detener a una persona por más de 60 días para interrogarla, luego de lo cual puede ser liberada o trasladada a un centro de detención en el norte del país donde permanecen dos años, con posibilidad de renovación. En los hechos, se trata de una detención indefinida sin proceso judicial.
Tres de las personas detenidas en septiembre fueron liberadas, pero hay otras 65, que hace casi siete años que están en la cárcel, sin juicio, muchas de ellas acusadas de tener vínculos con organizaciones terroristas regionales.
En la vigilia del domingo en Petaling Jaya participaron miembros de la organización Bersih, que aboga por una reforma del sistema electoral y por comicios justos.
El acto coincidió con el primer aniversario de una gran manifestación organizada por Bersih en Kuala Lumpur, en noviembre de 2007, que reunió a unas 40.000 personas.
Ese hecho, además de la presencia del responsable del sitio de noticias crítico del gobierno Malaysia Today, Raja Petra Kamaruddin, el último de los detenidos por la LSI en ser liberado, por orden judicial, terminó de molestar a las autoridades.
Los artículos de Raja Petra acerca de escándalos en círculos de poder le dieron mucha repercusión, pero también lo pusieron en el ojo del huracán.
Mediante un fallo inaudito contra la potestad del Ministerio del Interior de mantener a una persona detenida invocando la LSI, la Corte Suprema de Justicia ordenó el viernes su liberación del campo de detención de Kamunting, para regocijo de activistas de la sociedad civil.
Pero ahora Kamaruddin deberá afrontar cargos por sedición por artículos periodísticos suyos acerca del vínculo entre el viceprimer ministro Najib Razak y el asesinato de una mujer mongola.
La represión policial del domingo se dio en un contexto de crisis de liderazgo en la ONMU y de una intensa campaña para las elecciones internas del partido, en marzo próximo.
El primer ministro en funciones, Abdullah Badawi, legó la presidencia del partido al actual viceprimer ministro Najib Razak, pero sus detractores alegan que la decisión obedeció al lamentable resultado registrado por la ONMU en las elecciones generales de marzo.
Tres candidatos se disputan la vicepresidencia de esa agrupación.
Mahathir Mukhriz, hijo del ex primer ministro Mahathir Mohamad (1981-2003), quien gobernó con mano dura por 22 años, apuesta a convertirse en el próximo líder de la juventud del partido.
Además, el Comité de Disciplina de la ONMU recibió 900 quejas de compra de votos, en medio de disputas internas que terminaron por enrarecer el ambiente.
Algunas personas temen que con el ascenso en la estructura de la ONMU de allegados a Mahathir Mohamad, este país vuelva a tener un régimen autoritario.
En tanto, el movimiento contra la LSI, integrado por unas 80 organizaciones de la sociedad civil y otros activistas, no está dispuesto a aflojar su campaña contra la ley draconiana.
La represión del domingo pudo haber asustado a muchos, pero no llega a intimidar a otros.
"En medio de toda esta inseguridad y adversidad, algo puro va a nacer", aseguró un participante activo de las vigilias que pidió reserva de su identidad. "Mis amigos chocaron literalmente con la realidad y ahora tienen que elegir entre el miedo y la verdad. Me mantengo inquebrantable y con esperanza".