BIRMANIA: Descuidada sed petrolera china

La mayor isla frente a la costa occidental de Birmania es una nueva frontera para los planes de expansión económica de China. Su objetivo: extraer petróleo y gas, con el aval de la dictadura militar que rige el país.

Ya las exploraciones iniciales, a cargo de un consorcio encabezado por la compañía China National Offshore Oil Company, dejaron una profunda cicatriz en la isla Ramree, que tiene el doble del tamaño de Singapur y es hogar de unas 400.000 personas.

"Los estudios sísmicos y extracciones de minerales en busca de petróleo destruyeron cultivos de arroz y otras plantaciones", dijo a IPS Jockai Khaing, director de Arakan Oil Watch, organización ambientalista integrada por birmanos en el exilio.

"Las comunidades locales han sido afectadas directa e indirectamente. Cientos de personas fueron obligadas a reubicarse a consecuencia de las perforaciones efectuadas cerca de sus comunidades. Los habitantes del lugar odian a los chinos; su mundo se volvió loco luego que llegaron los chinos", afirmó Jockai.

China National Offshore Oil Company opera en esa área desde comienzos de 2005, sin siquiera consultar a la población local ni mostrando la menor responsabilidad social corporativa, agregó.
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La compañía china, que cotiza en las bolsas de valores de Nueva York y Hong Kong, "no realizó evaluaciones de impacto ambiental ni de impacto social, consideradas internacionalmente como una obligación previa a la exploración", dijo Jockai.

Para eliminar desechos como el altamente tóxico "barro de perforación" o aguas con petróleo, los obreros "cavaron canales llanos", que se dirigían a sitios lejanos de los explorados, incluido el arroyo Chaing Wa, que atraviesa "varios establecimientos rurales antes de desembocar en la bahía de Bengala", según un informe de Arakan Oil Watch.

La organización advirtió que tal modalidad de deposición de desechos afecta la fertilidad de la tierra, pues "reduce la disponibilidad de nutrientes y aumenta el contenido tóxico del suelo", agrega.

Hay 69 empresas chinas involucradas en 90 "proyectos completos, en curso o en etapa de planificación" en los sectores del petróleo, el gas y la energía hidroeléctrica de Birmania, tres veces más que el año pasado, informó en septiembre la organización ambientalista EarthRights Internacional, con sede en Estados Unidos.

"Dados los antecedentes de proyectos de desarrollo en Birmania y dada la situación actual, nos preocupa este marcado aumento", destacó EarthRights en su informe "The Increasing Involvement of Chinese Multinational Corporations in Burma's Hydropower, Oil and Natural Gas, and Mining Sectors" ("El creciente involucramiento de las corporaciones multinacionales chinas en los sectores hidroeléctrico, petrolero y del gas natural de Birmania").

"China usa la dictadura militar de Birmania en su provecho, en procura de petróleo y gas. No hay reglas ni regulaciones para que sus compañías. Esto perjudicará el futuro de Birmania", dijo a IPS el director ejecutivo de EarthRights, Ka Hsaw Wa.

Mientras se conocen estos informes atemorizantes, China comienza a mostrar preocupación por el costo ambiental de sus actividades económicas en el exterior.

"Mientras expande sus inversiones, al país le faltan políticas exhaustivas de protección del ambiente en sus proyectos extranjeros", consideró la Academia China para la Planificación Ambiental.

"Las inversiones y la asistencia de China en el exterior se concentran principalmente en la exploración de petróleo y otros recursos, el procesamiento y la manufactura, y la construcción en países de África y de Asia sudoriental. Sin un manejo adecuado, es probable que esos proyectos causen problemas ambientales", según un informe de la Academia.

De hecho, Birmania sería un campo de prueba ideal, pues China surgió como el mayor inversor de ese país. El dinero que ingresa por inversiones extranjeras directas y la venta de petróleo y gas apuntalan a una junta militar célebre por su dureza y autoritarismo.

En 2006, el país recibió unos 2.160 millones de dólares por la venta de gas natural a Tailandia, es decir cerca de la mitad de los ingresos por exportaciones de Birmania. Se espera que en 2008 Birmania gane 3.500 millones de dólares por la exportación de gas, principal fuente de ganancias externas.

Pero una pequeñísima parte de ese dinero llega a la población, según activistas que le atribuyen a la junta militar prácticas corruptas. En consecuencia, Birmania es uno de los países menos adelantados del mundo, a pesar de su abundancia de recursos naturales.

Paradójicamente, tampoco mejora el suministro de electricidad. En Rangún y otras ciudades, los apagones son moneda corriente.

La junta también se ha beneficiado de otras maneras por el interés energético de China en Birmania.

"Beijing protege a la junta de las críticas en foros internacionales como el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas", dijo Win Min, experto birmano en seguridad y profesor en una universidad del norte de Tailandia.

"Desde 1988 se ha desarrollado una fuerte relación de beneficio mutuo", añadió.

A cambio de dejar a las compañías chinas explotar sus recursos naturales, la dictadura birmana obtuvo maquinaria militar de Beijing. Ésta incluyó aviones de combate y transportadores blindados para armas pequeñas, dijo Win Min a IPS.

"La junta abrirá el país a China porque la necesita más de lo que Beijing necesita al régimen", agregó.

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