Los agricultores del delta del Mekong, productores de la mayor parte del arroz que convierte a Vietnam en uno de los principales exportadores de ese alimento, son incapaces de negociar buenos precios.
Hallan difícil abrirse camino a través de una combinación de fluctuaciones en las políticas del gobierno, la falta de crédito, la caída de los precios mundiales y un exceso de reservas que descansan en los depósitos.
"Cosechamos casi 50 toneladas del arroz del verano y otoño hace dos meses, pero todavía no podemos venderlas", lamentó Nguyen Van Thanh, cultivador de la provincia de Hau Giang, una de las mayores áreas productoras de arroz en el meridional delta del Mekong.
El cultivo de verano-otoño es la segunda cosecha del año. Habitualmente comienza en mayo y termina en noviembre. Los otros cultivos son invierno-primavera (febrero a mayo) y otoño-invierno (noviembre a febrero).
Como muchos otros agricultores en el delta del Mekong, Thanh está "sentado sobre fuego", según describe, porque no puede vender sus cosechas aunque los precios del arroz ya cayeron.
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"Si vendemos nuestro arroz al precio actual, de 4.300 a 4.500 dongs (26 a 27 centavos de dólar) el kilogramo, no tendremos absolutamente ninguna ganancia", enfatizó.
Alentados por el aumento en los precios del arroz de exportación, que este año casi se triplicaron debido al escaso suministro global, los agricultores del delta del Mekong aumentaron la cantidad de hectáreas que habían plantado para el tercer y último cultivo del año, con la esperanza de lograr una producción más alta.
La cosecha verano-otoño también fue buena. Se estima que los productores rurales del delta del Mekong cosecharon entre cinco y ocho millones de toneladas de arroz a partir de 1,6 millones de hectáreas de tierra.
Pero en marzo, el gobierno de Vietnam impuso una prohibición a la firma de nuevos contratos de exportaciones para guardar arroz para el consumo interno, como parte de un paquete de medidas adoptadas para garantizar la seguridad alimentaria.
Ahora que el gobierno vietnamita permitió reanudar las exportaciones de arroz, la demanda de este alimento en el mercado mundial cayó y los precios de las exportaciones también.
Por lo tanto, los exportadores locales dudan si comprar y almacenar arroz usando préstamos bancarios con altos intereses.
"En los próximos dos o tres meses habrá millones de toneladas adicionales de arroz comercial. Hallar depósitos para ese volumen enorme será otro problema, especialmente cuando la temporada de inundaciones y tormentas está a la vuelta de la esquina", dijo Le Van Banh, presidente del Instituto Mekong del Arroz.
Como necesitan capital para la próxima cosecha y no tienen ninguna parte dónde procesar y almacenar sus cultivos recién cosechados, a veces los agricultores deben vender sus cultivos rápidamente, aunque sea a pérdida.
Para ayudar a los cultivadores a vender su arroz cosechado en verano-otoño, a mediados de agosto, el primer ministro Nguyen Tan Dung pidió al Banco Estatal de Vietnam (SBV) que ofreciera préstamos preferenciales a los exportadores, a fin de que pudieran comprar todo el grano disponible para venderlo al exterior.
En una medida que los medios locales elogiaron como "una expresión de moralidad socialista", Dung ordenó a varias empresas estatales de alimentos que compraran los cuatro millones de toneladas del arroz del verano-otoño, que todavía están guardados por los cultivadores, a un precio que el primer ministro dijo "podría asegurar beneficios a los cultivadores del Mekong".
Ese precio se estima en aproximadamente 5.000 dongs (31 centavos de dólar) el kilogramo.
Dung también ordenó a la Asociación de Alimentos de Vietnam (VFA), órgano estatal que controla la producción y las ventas de arroz, que aumente los precios de las exportaciones.
Sin embargo, campesinos como Thanh casi no pueden hallar comerciantes dispuestos a comprar arroz al precio recomendado por el primer ministro. "Si puedo vender mis cultivos a 4.500 dongs el kilo (27 centavos) para pagar mis deudas y fertilizante para la próxima cosecha de otoño-invierno, me consideraré un hombre afortunado", expresó Thanh.
Por su parte, los exportadores de arroz dijeron enfrentar problemas en los mercados nacional e internacional.
"Encontrar mercados es la principal dificultad. Los comerciantes prefieren hallar compradores antes de adquirir el producto, a fin de evitar los problemas del almacenamiento prolongado y los intereses bancarios elevados", indicó Banh, del Instituto Mekong del Arroz.
A fines de septiembre, el gobernador del SBV renovó su pedido a los bancos comerciales de hacer que los exportadores de arroz puedan acceder a préstamos preferenciales para asistirlos en la compra de 400.000 toneladas de arroz que siguen en manos de los cultivadores del delta del Mekong.
Pero los precios para la exportación dados por la VFA todavía son demasiado altos si se los compara con los del mercado mundial, señaló un comerciante de este producto en Ho Chi Minh (ex Saigón).
La VFA elevó los precios del principal arroz de exportación de 600 a 650 dólares la tonelada.
Aun así, la VFA informa que Vietnam ha exportado tres millones de toneladas de arroz entre enero y agosto de este año. Aunque esto supuso una caída de 5,7 por ciento en relación al mismo periodo del año pasado, todavía tuvo como resultado una casi duplicación de las ganancias, a 1.790 millones de dólares.
A fines de agosto, el influyente periódico Saigon Economic Times, que se publica en vietnamita, sostuvo que era justo que las empresas que hasta ahora hicieron enormes ganancias a partir del arroz compartan una parte de la pérdida de los cultivadores.
"Es una cuestión de moralidad socialista", señaló.
Pero muchas compañías argumentan que necesitan operar sobre la base de los precios del mercado, que dependen de las fluctuaciones en la oferta y la demanda mundiales. Dicen que cualquier intento de interferir en el mercado, ya sea para aumentar o reducir precios, no tendrá éxito.
"Si hemos decidido seguir la economía de mercado, deberíamos usar principalmente herramientas de mercado y no administrativas", sostuvo Nguyen Quang A, presidente del no gubernamental Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo, con sede en Hanoi.
Mientras los economistas discuten cómo administrar mejor la producción y las exportaciones arroceras del país, agricultores pobres como Nguyen Van Thanh se preguntan qué hacer con sus robustas reservas de arroz.
(* Este artículo fue escrito para el Programa Imaging Our Mekong, coordinado por IPS-Asia-Pacífico)