La humanidad toda está convocada a ponerse literalmente de pie en defensa de sus derechos este viernes, en un nuevo Día Mundial de Acción contra la Pobreza. Los organizadores de la protesta esperan que represente un paso adelante hacia el «poder colectivo».
El acto simbólico de ponerse de pie, a cargo de habitantes de todos los rincones del planeta, responde a la campaña que realiza el Llamado Mundial contra la Pobreza (GCAP, por sus siglas en inglés), una alianza de alrededor de 100 movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales, grupos comunitarios y religiosos.
El 17 de octubre del año pasado, según los organizadores, 43 millones de personas se pusieron de pie contra la pobreza. Ahora esperan que se sumen las actividades que se desarrollarán, desde este viernes hasta el domingo, 67 millones de personas.
Inevitablemente, este tipo de campañas despierta el escepticismo en quienes consideran que no logran ningún resultado concreto. Ben Margolis, coordinador de movilización del GCAP, rechaza ese punto de vista.
"En Asia meridional la campaña ha unido a una amplia gama de activistas de la sociedad civil: grupos religiosos, feministas, sindicatos, entre otros", dijo a IPS.
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Esto contribuyó a presionar al gobierno indio para establecer una comisión parlamentaria con el propósito de asegurar que se alcancen o superen los Objetivos de Desarrollo del Milenio, adoptados en 2000 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), agregó.
Aunque la pobreza es el tema común, la gente se pondrá de pie para reclamar por asuntos nacionales específicos.
"En Nigeria será a favor de la ley de libertad de información, considerada vital para combatir la corrupción. En Indonesia, para que los centros comerciales dejen de usar bolsas de plástico", señaló Margolis.
"Desde el viernes hasta el domingo, en países ricos y pobres, en conciertos y espectáculos deportivos, en universidades y lugares de culto, millones de personas demostrarán que no se quedarán sentadas ante la pobreza y las incumplidas promesas de ponerle fin", afirmó en una declaración Salil Shetty, director de la Campaña del Milenio de la ONU.
"Esta movilización masiva mostrará a los líderes mundiales que los ciudadanos no consideran que la crisis financiera sea una excusa para romper promesas y que deben comprometerse con planes concretos de acción para erradicar la indigencia y para alcanzar los Objetivos del Milenio en 2015", agregó.
"La crisis financiera global muestra una vez más que es urgente repensar la arquitectura financiera internacional, para hacerla más equitativa", dijo Shetty.
Margolis indicó que el crac ha sido la consecuencia de prácticas como la privatización de servicios esenciales. "Hemos dicho año tras año que debían ser cambiadas. Y ahora, repentinamente, se ha abierto un espacio político para hacerlo", afirmó.
"Es escandaloso que no se escuchen nuestras voces en el debate sobre la crisis financiera", dijo Sylvia Borren, copresidenta del GCAP.
"Somos la mayoría que quiere ver otro sistema de distribución de la riqueza. Somos los que reclamamos que quienes están en la base de la pirámide social reciban lo mismo que se le dio a quienes están en la cúspide", agregó.
Los ciudadanos de los países pobres plantearán varias demandas a sus gobiernos.
Entre ellas, que se le dé la más alta prioridad en la asignación presupuestaria a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, con la adopción de planes claros para alcanzarlos, y que se combata la corrupción, junto con el establecimiento de mecanismos para poner fin a la impunidad.
Los ciudadanos de los países ricos, por su parte, reclamarán a las autoridades metas para la entrega de la ayuda internacional ya comprometida, que se aseguren que llegue a los países más pobres sin demora y que adopten nuevos mecanismos para el alivio de la deuda.
Asimismo, pedirán que se completen las negociaciones multilaterales de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio, con un resultado que ayude a los países más pobres a alcanzar los Objetivos.
Con ese fin, reclamarán la eliminación de los subsidios agrícolas y que se garantice a las naciones en desarrollo el acceso a los mercados.
En el centro de la campaña se encuentra la demanda de que los gobiernos de los países ricos cumplan su promesa de dedicar 0,7 por ciento de su producto interno bruto (PIB) a la ayuda para el desarrollo.
"Año tras año vemos que no se cumple. Pero los gobiernos son capaces de trabajar en conjunto y reunir recursos rápidamente" para enfrentar la crisis financiera, dijo Margolis, para lo cual se han comprometido alrededor de dos billones de dólares.
"Una fracción de ese total ayudaría a alcanzar las Metas del Milenio", agregó.
Cumplir la promesa de dedicar 0,7 por ciento del PIB aportaría 250.000 millones de dólares, dijo, más que suficiente para concretarlas. En cambio, se tomó un compromiso para aportar 50.000 millones de dólares, que todavía no han sido entregados.