ISRAEL-PALESTINA: Romper el silencio

Ex soldados israelíes tratan de que sus conciudadanos tomen conciencia sobre lo que ocurre tras las bambalinas militares mientras sus hijos e hijas, esposos y esposas sirven al Estado judío en territorio palestino.

La organización Shovrim Shtiká ("rompiendo el silencio", en hebreo) fue cofundada en 2004 por Yehuda Shaul, un soldado israelí de 26 años que entonces llevaba casi tres años apostado en la volátil ciudad cisjordana de Hebrón.

Un comandante de la policía israelí ha llamado a los miembros de este grupo "provocadores", "insurgentes" e "infractores de la ley". Pero quienes lo integran intentan superar los tabúes que rodean el comportamiento de los uniformados israelíes en Palestina.

Este año, las fuerzas armadas israelíes le prohibieron a Shovrim Shtiká ingresar a Hebrón, 30 kilómetros al sur de Jerusalén, por entender que su presencia allí constituía una amenaza para la seguridad. Cualquiera de sus miembros que fuera encontrado allí sería expulsado de inmedio.

Los escupieron, les arrojaron piedras y los atacaron, pero estos ex soldados, muchos de los cuales se desempeñaron en Hebrón, están decididos a dejar al descubierto acciones contra la población civil cometidas en su nombre y en el de la seguridad del Estado judío.
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En Hebrón rige una gran tensión. Con frecuencia se registran allí enfrentamientos entre los aproximadamente 600 colonos ilegales judíos —protegidos por unos 1.000 soldados israelíes— que viven en medio de una población de 170.000 palestinos.

En el cercano asentamiento israelí de Kiryat Arba vivía el médico nacido en Estados Unidos Baruch Goldstein, que el 25 de febrero de 1994 —en el mes sagrado islámico del Ramadán— acribilló a 29 musulmanes que oraban en la mezquita Ibrahimi, en Hebrón. Los sobrevivientes lo mataron a golpes.

Shovrim Shtiká divulga el testimonio anónimo de más de 500 soldados israelíes que cumplieron funciones en los territorios palestinos. Además, realiza muestras fotográficas para el público de su país e investigaciones en Hebrón.

Shaul, nacido en Jerusalén, quedó horrorizado por lo que presenció y por la clase de persona en que sintió que se estaba convirtiendo. "Como mi servicio militar se acercaba a su fin, comencé a cuestionarme quién era yo y qué quería de mi vida como civil", recordó.

"Es un momento muy aterrador. En un segundo, la terminología y la manera militar de pensar ya no se aplican más. Uno pierde la justificación para 95 por ciento de las acciones en las que participó durante los dos años y 10 meses anteriores", explicó el ex soldado.

Shaul comenzó a compartir esto con muchos de sus compañeros soldados. "Todos sentíamos que estaba ocurriendo algo malo alrededor nuestro. Empezamos a hablar sobre lo que habíamos hecho, y así fue como empezó Shovrim Shtiká ", dijo.

La organización salió a la luz en 2004, con su muestra fotográfica "Llevando Hebrón a Tel Aviv", a la que asistieron miles de personas. En 2006, esa misma exhibición se instaló en la estadounidense Universidad de Harvard.

Shaul explica cómo muchos soldados israelíes cambiaron su actitud y terminaron acostumbrándose a abusar de civiles palestinos.

Tras la agitación inicial tras llegar por primera vez a los territorios ocupados, los soldados pronto se aburrieron, y comenzaron a inventar juegos para entretenerse.

"Uno apunta a niños con su rifle, los ve a través de la mira y toma una fotografía. El rifle ya no es una máquina de matar, sino que se convierte en parte del juego de uno, en una manera del pasar el tiempo", declara Shaul.

Otro juego consistía en detener a palestinos por muchas horas "para educarlos" si infringían un toque de queda para conseguir alimento. Hebrón estuvo 500 días bajo toque de queda, entre 2002 y 2003, durante la segunda Intifada (levantamiento popular palestino contra la ocupación).

"Si uno llama a un palestino, le pide que le muestre su identificación y no le gusta su reacción, entonces lo detiene por todo el tiempo que quiera. Eso depende, simplemente, de qué lado de la cama se haya levantado uno esa mañana", relató Shaul.

En ocasiones, los soldados respondían a disparos en algún área suburbana con ráfagas indiscriminadas. Otros testimonios se refieren a tanques pasando por encima de automóviles palestinos estacionados, aun en casos en que la vía era suficientemente ancha para que avanzaran.

Que los soldados roben y ataquen a palestinos mientras registraban sus hogares es algo común.

"Con el tiempo, los palestinos dejaron de ser personas y se convirtieron simplemente en objetos", resumió Shaul.

Tras el éxito de la exposición en Tel Aviv, Shovrim Shtiká organizó excursiones semanales por Hebrón para el público israelí. En los últimos tres años, más de 5.000 personas participaron en unos 300 de estos paseos.

Pero esta experiencia se vio interrumpida por los ataques de colonos israelíes. Las fuerzas del Estado judío respondieron prohibiendo el ingreso de Shovrim Shtiká al área a comienzos de este año. Tras una exitosa apelación ante la Alta Corte israelí, la organización logró que se revocara esa prohibición, y se reanudaron los recorridos.

Pero la realización del primero, en junio, fue interrumpida nuevamente, pues colonos israelíes bloquearon el camino por donde transitaba el autobús y arrojaron agua hirviendo sobre varios visitantes, mientras la policía se mantenía al margen.

Ninguno de los colonos fue acusado.

Indignados, intelectuales y activistas de izquierda israelíes, entre ellos el escritor de renombre internacional Amos Oz, firmaron una carta de protesta que fue publicada ese mes en el diario israelí Haaretz.

Allí reclamaron que la policía israelí aplicara la ley y el orden en Hebrón y llamara a los colonos a la responsabilidad.

Shovrim Shtiká sigue los pasos de otra organización de pacifistas, Yesh Gvul ("hay un límite", en hebreo), integrada por soldados israelí que se negaron, sobre la base del principio de objeción de conciencia, a servir en los territorios palestinos ocupados.

Yesh Gvul nació en 1982 tras la desastrosa invasión israelí de Líbano, cuando más de 1.000 civiles palestinos fueron masacrados por falangistas cristianos aliados de Israel en los campamentos de refugiados de Sabra y Shatila, en Beirut.

Esto ocurrió luego del asesinato del líder falangista y presidente electo libanés Bashir Gemayel. De modo incorrecto, los falangistas sospecharon que había un involucramiento palestino en el crimen.

Más tarde, se constató que soldados israelíes habían rodeado los campamentos, impidiendo cualquier escape, y disparado bengalas para iluminar los campamentos en la noche y facilitarles la tarea a sus aliados.

Israel también es acusado de armar, entrenar y financiar a los falangistas.

Mientras cientos de activistas de Yesh Gvul fueron encarcelados por ser objetores de conciencia, a Ofer Neiman, de 37 años, profesor universitario de informáticas procedente de Jerusalén, lo echaron de la unidad de inteligencia de la fuerza aérea israelí en la que se desempeñaba.

"Me negué a ser parte de una unidad de inteligencia que proporcionaba información sobre el posible bombardeo de objetivos civiles en los territorios ocupados. También comencé una campaña de redacción de cartas al entonces comandante en jefe de las fuerzas armadas israelíes, Dan Halutz", dijo Nieman a IPS.

Halutz fue responsable de ordenar arrojar una bomba de una tonelada sobre un edificio de apartamentos residenciales lleno de gente en un barrio densamente poblado de Gaza en 2002.

La bomba mató al líder del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) Salah Shehade. Entre las víctimas civiles había 14 niños.

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