La crisis financiera que sacude a Estados Unidos repercutirá en el resto del mundo y, por tanto, significa que «vienen tiempos difíciles para América Latina», declaró a IPS el secretario permanente del SELA, el mexicano José Rivera Banuet.
Los días que se avecinan "mostrarán mayores dificultades para seguir haciendo progresos, como en los últimos años, en la lucha contra la pobreza y la indigencia", dijo el responsable de este organismo multilateral que reúne a 26 estados de América Latina y el Caribe con fines de coordinación y cooperación económica.
La relación regional con la economía estadounidense "se afectará en al menos cinco dimensiones: turismo, inversiones, financiamiento, remesas (de dinero enviadas por los emigrantes) y comercio", sostuvo.
"La desaceleración económica de Estados Unidos será más aguda cuando la actual crisis financiera se traslade a la economía real ( ), con los consiguientes efectos en la reducción de la demanda y en la contracción de los aspectos vinculados al financiamiento y a las inversiones", advirtió.
La inversión extranjera directa de Estados Unidos en la región alcanza a 50.000 millones de dólares anuales, mientras que las remesas de dinero que envían a sus familiares los latinoamericanos que viven en ese país de América del Norte suman 45.000 millones de dólares al año, según el organismo.
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Por otra parte, Estados Unidos es el destino de bienes latinoamericanos por 375.000 millones de dólares anuales, la mitad de las exportaciones al mundo desde la región.
"El impacto para la región será evidente al contraerse todos estos componentes", señaló el número uno del SELA (Sistema Económico Latinoamericano).
Por ello, para Rivera Banuet "es preferible anticipar una reducción en el crecimiento económico de la región", cuyo producto interno bruto creció en los últimos cinco años a un promedio de cinco por ciento Organismos financieros internacionales preveían para 2009 un crecimiento de cuatro por ciento del producto interno bruto (PIB) regional, "pero un nuevo pronóstico deberá situarse en torno a tres por ciento", según Rivera Banuet. "Debemos ser realistas, es preferible anticipar esta situación a sobredimensionar los resultados favorables de los últimos años", agregó.
La región "ha logrado equilibrios macroeconómicos, con cuentas externas favorables, incremento del comercio y acumulación de reservas internacionales, pero ahora, por causas externas, entrará en un ciclo de menos dinamismo", consideró Rivera Banuet.
La crisis financiera que estalló en Estados Unidos representa un problema coyuntural, pero América Latina y el Caribe es una región que "tiene desafíos estructurales a los que debe destinar esfuerzos sustanciales, como elevar la productividad y mejorar su competitividad; en definitiva, entrar en la economía del conocimiento con mayor decisión y firmeza".
Rivera Banuet entiende que es "muy difícil prever la duración y profundidad de la actual crisis, pues sus vasos comunicantes con la economía real son difíciles de medir, y las políticas que se apliquen, sean las recomendadas por el gobierno estadounidense de George W. Bush u otras requerirán un período de observación y maduración".
Sin embargo, es seguro que la región será impactada, por ejemplo, por un menor turismo originado en Estados Unidos, al contraerse allí todo el consumo, y la reducción del crédito en ese país dejará un menor financiamiento.
Los flujos comerciales también se resentirán, apuntó, en tanto es previsible —recordó el aforismo de que la economía no es una ciencia exacta— que se mantengan las olas especulativas sobre alimentos y combustibles, aunque reduciéndose "en un futuro no lejano" como consecuencia de la desaceleración económica global.
El SELA elabora un estudio sobre los efectos de la presente crisis, que estará listo en cuestión de semanas, y lo presentará a los Estados miembros para que decidan si convocan a una reunión de consulta que examine medidas de previsión y cooperación.
"La región debe insistir en la necesidad de reformar las instituciones financieras internacionales a fin de que mejoren el seguimiento de los sistemas bancarios y de financiamiento en lo que hace a su impacto sobre el resto de la economía", según Rivera.
Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional "ha debido alertar con mayor insistencia y atención sobre la falta de supervisión, control y alerta por parte de los organismos de supervisión financiera dentro de Estados Unidos, que reaccionaron tarde", concluyó.
En la víspera, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anfitrión en Manaos, en el norte de su país, de sus pares Evo Morales, de Bolivia, Rafael Correa, de Ecuador, y Hugo Chávez, de Venezuela, criticó que " las instituciones que pasaron las últimas tres décadas diciendo lo que nosotros debíamos hacer, no se lo aplicaron a sí mismas".