Bangladesh, considerado el más pobre entre los 49 países menos adelantados del mundo, llamó a crear un banco mundial de alimentos.
"Un banco de alimentos puede permitir a los países con escasa producción a corto plazo solicitar préstamos de granos en términos preferenciales", dijo el primer ministro de Bangladesh, Fakhruddin Ahmed.
Una vez que superen la escasez, estos países pueden devolverle al banco de alimentos lo que éste les prestó, agregó, en su intervención de este mes ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En una cumbre de la Asociación Sudasiática para la Cooperación Regional (Saarc) en Colombo, los jefes de gobierno de Afganistán, Bangladesh, Bután, India, Maldivas, Nepal, Pakistán y Sri Lanka reiteraron en agosto su propia propuesta de un banco alimentario regional.
"Ordenamos que el banco de alimentos de la Saarc quede operativo de modo urgente", señala la declaración adoptada en la conclusión de la reunión que tuvo lugar en Colombo.
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La cumbre también convocó a "una reunión extraordinaria" de los ministros de Agricultura del bloque, a realizarse en noviembre en Nueva Delhi, para discutir la "situación global surgida por la reducida disponibilidad de alimentos y el aumento mundial de los precios".
La propuesta de un banco alimentario se conoce en momentos en que a la mayoría de las naciones en desarrollo con déficit de alimentos les preocupa el impacto que tendrá, tarde o temprano, la crisis económica en expansión.
Hamid Rashid, director general de Asuntos Económicos Multilaterales en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bangladesh, explicó a IPS los detalles de la propuesta que Bangladesh impulsa en las altas esferas de la ONU.
"El banco mundial de alimentos tendrá dos 'ventanas' operativas para estabilizar los precios mundiales de los alimentos", dijo Rashid.
La primera ventana, basada en los Derechos Especiales de Retiro (SDR, por sus siglas en inglés), permitirá a los países pedir prestados granos en tiempos de crisis y escasez, según una cuota predeterminada.
La cuota para cada país será determinada de acuerdo con una fórmula que tendrá en cuenta el tamaño de su población vulnerable, la variabilidad en su producción alimentaria y su dependencia de las importaciones de comida, entre otros factores, dijo Rashid.
Los países que soliciten los préstamos los devolverán también en granos. Las reservas de alimentos estarán dispersas por todo el mundo, tal vez más cerca de ubicaciones de alto riesgo, y cruzarán fronteras sólo cuando se ejerzan los SDR, agregó.
La segunda ventana del Banco Global de Alimentos —la ventana del mercado— creará una plataforma comercial de futuros y opciones en granos alimentarios.
"Los gobiernos podrán comprar y vender futuros y opciones, a y de particulares, para suavizar y estabilizar los precios de los granos alimentarios entre el mediano y el largo plazo", expresó Rashid.
Los mercados de futuros y opciones implican un contrato entre vendedor/comprador y mercado, por el cual quien lo suscribe se compromete a entregar/recibir la mercadería en determinadas condiciones y en un plazo y con un precio establecidos.
Agregó que la aceptación de la propuesta de su primer ministro dependerá de varios factores, entre ellos un fuerte liderazgo político, la disposición de los grandes exportadores de alimentos a participar en tal mecanismo y las lecciones aprendidas de la crisis actual.
La crisis mundial de precios centra la atención en la necesidad de garantizar que los países que requieran ayuda la obtengan en la cantidad necesaria, dijo Matthew Wyatt, presidente adjunto del Departamento de Asuntos Externos del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), con sede en Roma.
Hay varias ideas en danza, que involucran reservas físicas o virtuales de granos, la creación de fondos regionales o mundiales para el desarrollo agrícola y los alimentos, el establecimiento de fondos de inversión privados con el mismo objetivo y una combinación de todos estos elementos, señaló.
"El FIDA aplaude la sugerencia del primer ministro de Bangladesh como una contribución importante a este debate", dijo Wyatt a IPS.
Sin embargo, también hay necesidad de considerar otros instrumentos para abordar el acceso a los alimentos por parte de los pobres de las zonas rurales.
Entre ellos, redes de seguridad, transferencias de efectivo, inversiones en una mayor productividad de la agricultura a pequeña escala y la creación de actividades económicas no agrícolas sustentables, para aumentar la capacidad de los pobres de demandar alimentos a través del mercado, agregó.
Durante el segmento de alto nivel de la Asamblea General, que duró dos semanas y concluyó el día 3, todos los oradores subrayaron la necesidad de soluciones a corto y largo plazo para la crisis alimentaria que se niega a aplacarse.
Indonesia, que alegó no tener problemas alimentarios a causa de un excedente de arroz, exigió una "nueva revolución verde".
Malawi pidió subsidios para la agricultura y la producción de alimentos en África subsahariana.
"Las inversiones masivas en la agricultura son la llave hacia a una solución a largo plazo para la crisis alimentaria del continente", dijo la semana pasada el presidente de Sierra Leona, Ernest Bai Koroma.
El mandatario sierraleonés valoró la creación de la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA), presidida por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan.
Según Wyatt, "pese a muchos éxitos e innovaciones en tecnología, instituciones y prácticas en décadas recientes, el logro de la Revolución Verde que inició el crecimiento agrícola de Asia en los años 60 y 70 no se reflejó en el continente africano".
Una revolución agrícola únicamente africana y "doblemente verde" es necesaria para responder a desafíos profundamente diferentes de los afrontados por Asia hace 40 años y para la diversidad de contextos agroecológicos y de medios de sustento de África, dijo a IPS el funcionario del FIDA.
Ante todo, la naturaleza de la agricultura en África es diferente, está más diversificada y tanto los recursos como las condiciones climáticas son más variados que los de Asia.
La agricultura africana está dominada por los pequeños cultivadores y hay que aprovechar sus habilidades, energía, innovaciones y experiencias, expresó Wyatt.
En muchas áreas, los avances se debilitan por la mala infraestructura, la discriminación política hacia la agricultura como actividad económica, la baja inversión, los conflictos armados y los problemas crónicos de salud, como la tuberculosis, el paludismo (malaria) y el VIH/sida.
Cada vez más, el encarecimiento de los alimentos, la energía y los insumos tienen efectos significativos sobre la seguridad alimentaria y el poder adquisitivo de los hogares.
Wyatt dijo que, por lo tanto, aumentar la producción y el comercio local, nacional y regional son prioridades críticas, dada la volatilidad del mercado.
Una prioridad para el FIDA es insistir en que se invierta más en investigación agrícola, adaptación de tecnología, fortalecimiento de los servicios de extensión guiados por la demanda, especialmente para pequeños cultivadores y mujeres.
Una Revolución Verde africana también requerirá acceso a insumos, entre ellos fertilizantes, y un fuerte involucramiento del sector privado. Los alimentos, en rápido encarecimiento, representan entre 60 y 80 por ciento de los gastos diarios de una persona pobre.
Se espera que el aumento de precios de los alimentos suma a unos 30 millones de personas en una pobreza más profunda en África subsahariana.
"Al mismo tiempo, ellos representan una oportunidad de alentar a privados a invertir en el sector y a beneficiarse del impulso que se está generando en las Asociaciones Público-Privados", sostuvo Wyatt.
Esto requerirá fortalecer a las organizaciones rurales, en particular a las de agricultores, que son socios clave del FIDA en los planos local y nacional, declaró.