Millonarios en recursos hídricos, pero sin agua. Campesinos de 42 comunidades de la quebrada de Zongo, en el occidente de Bolivia, ven florecer la industria eléctrica impulsada por ríos de gran torrente, mientras, paradójicamente, languidece su actividad por escasez de agua y energía.
Zongo es una región que comienza al pie de las montañas nevadas Huayna Potosí y Chacaltaya, con alturas de 6.030 y 5.344 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.), y se pierde en la profundidad de un cañadón que termina en una exuberante y tropical zona a unos 1.000 m.s.n.m., a lo largo del cual están instaladas 10 plantas de generación hidroeléctrica.
Las turbinas adquieren potencia por la fuerza de las aguas al caer de las montañas en los deshielos y proveen 205 megavatios a las ciudades de La Paz, la contigua El Alto, e inclusive a Oruro, para un total de unos 1,7 millones de usuarios, aproximadamente.
Sin embargo, las casi 2.000 personas que viven en esa área en 42 comunidades no tienen agua potable ni electricidad, relató a IPS el secretario de relaciones de la Central Agraria Originaria Cantón Zongo, Genaro Mamani.
El líder campesino llegó hasta La Paz junto a otras 30 personas, muchas de las cuales caminaron hasta 16 horas desde sus comunidades para aproximarse al camino de herradura, donde abordaron un vehículo para transportarse hasta La Paz, distrito al que pertenece como área rural municipal.
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Los dirigentes Francisco Choquegonza y José Apaza entregaron a IPS una copia de la carta enviada al alcalde de La Paz, Juan del Granado, en la que explican que "la región de Zongo no cuenta con infraestructura de ninguna clase".
"Nuestras escuelas no tienen tecnología, ni siquiera buenos pupitres, no contamos con postas (centros) sanitarias, menos un hospital, no contamos con caminos y tenemos que trasladarnos por días a pie ", se indica entre otros reclamos en la misiva.
También cuestionan las obras del alcalde dirigidas al rediseño de las avenidas principales de la ciudad y los paseos céntricos, en contraste con el olvido de la zona rural, que desde hace unos 83 años es productora de electricidad para esa áreas urbanas.
Los deshielos de las montañas que rodean La Paz se acumulan en lagunas y luego son enviadas en forma de cascada hacia las turbinas que, instaladas una tras otra en una quebrada natural desde los 4.751 hasta los 1.000 m.s.n.m. generan gran cantidad de electricidad.
Para alcanzar la potencia necesaria para el impulso de las turbinas, los pequeños ríos, arroyos y corrientes de agua son desviados a un cauce artificial para uso industrial, obra que ha provocado la muerte de especies como la trucha y el sábalo, relató Mamani.
Las familias de la región emplean el queroseno como carburante para iluminar sus viviendas y los estudiantes deben cumplir con sus obligaciones escolares a la luz de pequeñas lámparas.
Según Mamani, sólo seis de las 42 comunidades de la zona tienen servicio de electricidad.
La leña recolectada sirve para la preparación de alimentos por la falta de gas licuado de petróleo, un carburante inexistente en esa área por la falta de medios de transporte, lamentó el dirigente.
Los habitantes de la quebrada aprovechan las condiciones climatológicas y la fertilidad de la tierra para cultivar coca que, según Mamani, existe en la zona desde el año 1550, cuando los colonizadores comenzaron a emplear el vegetal como suplemento alimenticio para los esclavos de las minas de plata.
Hoy, los campesinos del lugar producen hasta tres cosechas por año y una cesta de 50 libras (22,68 kilogramos) se cotiza hasta el equivalente a unos 120 dólares. En la mayoría de los casos es uno de los pocos ingresos para las familias pobres, explicó el dirigente.
Las condiciones de la zona también son apropiadas para la producción de banano, arroz y cítricos, pero la falta de un camino para el tránsito regular de vehículos de alto tonelaje excluye toda posibilidad de comercializar la producción en La Paz.
Entre los pedidos al alcalde de La Paz se incluye la construcción de una carretera de doble vía que facilite el tránsito de vehículos de servicio público para pasajeros y carga, en lugar de la vía estrecha, casi de uso exclusivo para el mantenimiento de las plantas generadoras de electricidad.
Los dirigentes de Zongo están resueltos a obtener una respuesta del gobierno municipal y si no son escuchados, amenazan con el desvío de las aguas que sirven para la generación de electricidad, hasta la interrupción del servicio que dejaría en penumbras a las ciudades de La Paz y El Alto.