Un atentado en una plaza pública de la central ciudad de Morelia, una ola de crímenes macabros que parece no tener fin y los nubarrones sobre la economía marcan el peor momento de México en los últimos 14 años, según observadores.
Entre los entrevistados por firmas encuestadoras prima el desencanto con el desempeño de las instituciones democráticas y predomina la percepción de que los delincuentes le está ganando la partida al Estado.
Los sondeos también indican un marcado pesimismo en materia económica.
Los recientes problemas financieros en Estados Unidos, país en el que México concentra más de 90 por ciento de su comercio, impactaron en las ya bajas expectativas de crecimiento económico para este año.
Dos semanas atrás, el gobierno consideraba que el crecimiento del producto interno del país ascendería al cabo de este año a 2,4 por ciento, uno de los más bajos de América Latina. Pero ahora analistas creen que podría no llegar ni a 2,0.
El secretario (ministro) de Hacienda, Agustín Carstens, reconoció que el ambiente de inseguridad reinante es un factor que arrastrará a la baja al conjunto de la economía.
"Que yo recuerde, México no había tenido un tan mal ambiente público desde el fatídico 1994", señaló Leo Zuckerman, columnista y académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas.
Ese año, la guerrilla zapatista del sureño estado de Chiapas se levantó en armas y fue ultimado a balazos Francisco Ruiz Massieu, secretario del entonces gobernante Partido Revolucionario Institucional, que en 1993 había enterrado a su ex candidato presidencial Luis Colosio.
Además, a finales de 1994 estalló una crisis económica y bancaria en México, cuyas repercusiones internacionales se conocieron como "efecto tequila".
"Ciertamente México vive un momento crítico, sobre todo en seguridad", dijo a IPS Guillermo Garduño, experto en la materia de la Universidad Autónoma Metropolitana. Con los atentados del lunes en Morelia, en el estado de Michoacán, "quedó demostrado que los sistemas de seguridad interna del Estado fueron rebasados", señaló Garduño.
Lo sucedido en Morelia fue calificado a coro por los actores políticos de acto terrorista. Siete muertos y unos 100 heridos dejó la explosión de granadas en una plaza y una calle aledaña donde miles celebraban un aniversario más de la independencia de México.
En un mundo de la política donde el encono y las divisiones se arrastran desde 2006, con las elecciones en que se consagró como presidente el conservador Felipe Calderón, el atentado propició exhortaciones a la unidad nacional.
Incluso en la Asamblea Legislativa de la capital, dominada desde 1997 por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), hubo señales de un cambio de actitud hacia el gobierno federal.
"Sería un grave error aprovechar la situación para intensificar la lucha política. Con el caos sólo ganan los delincuentes. Por eso, lo que se impone es la búsqueda de acuerdos para atender los problemas del país y evitar la polarización", declaró la Asamblea.
Militares detuvieron este jueves en el estado de Zacatecas a dos sospechosos de haber lanzado las granadas en Morelia, pero las autoridades no rebelaron mayores detalles del hecho.
De forma previa y sin ofrecer pruebas, el gobierno de Calderón y el del estado de Michoacán, gobernado por el PRD, atribuyeron el atentado al "crimen organizado".
México vive desde la llegada al gobierno del antecesor y correligionario de Calderón, Vicente Fox, en 2000, una ola de creciente violencia atribuida a bandas de narcotraficantes. Sin embargo, nunca se había dado un ataque indiscriminado contra civiles.
Desde la asunción de la actual administración en diciembre de 2006 ha recrudecido la violencia, hasta generar expresiones de indignación ciudadana como las marchas de protestas del 30 de agosto en varias ciudades.
En la gestión de Fox fueron asesinadas 9.000 personas y en la actual suman ya más de 4.000. No sólo va en aumento la cantidad de crímenes, sino también su crudeza. Se registran decapitaciones, ejecuciones de grupos numerosos y práctica de tortura antes del asesinato.
El activista Edgar Cortez consideró que México entró en una zona de riesgo para los derechos humanos, pues con el "pretexto de la seguridad y (de) un acto terrorista se ha militarizado al país y realizado muchas detenciones dudosas".
"Todos están hablando de terrorismo, y aunque eso parece que une a los políticos, no creo que al final desemboque en un descenso de la polarización", dijo a IPS Cortez, portavoz de la red de organizaciones civiles Todos los Derechos para Todos,.
El consultor de derechos humanos Fabián Sánchez declaró, por su parte, que da "pavor que se comience a hablar de terrorismo" en México.
Desde su punto de vista, los hechos de lunes entrarían en esa categoría y podrían alentar políticas que mermen "las garantías individuales", según declaró a IPS.
Tras las marchas ciudadanas contra la inseguridad de finales de agosto, la detención de supuestos asesinos y secuestradores se han multiplicado.
El gobierno federal y los locales aluden a estos arrestos en las piezas de propaganda emitidas en medios de comunicación para asegurar que están cumpliendo su tarea.
Pero organizaciones humanitarias advirtieron que las autoridades exhiben a los detenidos sin siquiera haberlos remitido al Poder Judicial, como si fueran piezas de trofeo, dijeron.
"El debido proceso judicial y la presunción de inocencia esta siendo pisoteados", opinó Cortez.
Para hacer frente al narcotráfico violento, Calderón desplazó a miles de militares y policías federales a diferentes estados.
Varios soldados han sido acusados por activistas humanitarios de cometer atropellos en el marco de la campaña oficial contra el crimen, como detenciones ilegales, maltratos a la población, cateos sin orden judicial y hasta violaciones sexuales.
"México está atrapado en un nicho de inseguridad y presión económica. La coyuntura es una de las peores de los últimos años", dijo a IPS la consultora en asuntos financieros Erika Serrano. Empujado por la inestabilidad financiera en Estados Unidos, la Bolsa Mexicana de Valores tuvo en los últimos días la caídas más pronunciada del año, y la moneda local, el peso, sufrió su mayor depreciación.
A inicios de mes, el Banco de México (central) dio a conocer los resultados de una encuesta entre analistas del sector privado. Los que creen que en los próximos seis meses el clima de los negocios en México va a mejorar son apenas nueve por ciento.
En el "índice de confianza del productor" del estatal Instituto Nacional de Estadística, la situación es similar. En agosto se ubicó en 46 puntos sobre 100, nivel 15 puntos inferior al del mismo mes del año pasado.
Diversas encuestas confirman que la mayoría de los entrevistados ven con escepticismo el futuro económico y creen que los delincuentes están ganando la lucha contra las autoridades.
La privada Paramétrica presentó este jueves un sondeo nacional según el cual 57 por ciento de sus encuestados estiman que el narcotráfico está ganando la batalla al Estado.
Una encuesta del diario Reforma, publicada en agosto, indicó que 54 por ciento de los entrevistados estaban insatisfechos con el funcionamiento de la democracia.