Mientras el ruido de sables se disipa en el Cáucaso y la ONU se prepara para enviar misiones de paz a Abjasia y a Osetia del Sur, queda en evidencia la toma de partido de la prensa occidental a favor de Georgia en su reciente conflicto armado con Rusia.
"Me sorprende el poder de la maquinaria de propaganda de Occidente. ¡Impresionante!", dijo la semana pasada el primer ministro ruso Vladimir Putin, a expertos del Club de Debate Valdai reunidos en la localidad de Sochi, según la agencia Interfax.
El embajador de Rusia en Japón, Mijail Bely, dijo a IPS estar "estupefacto" por lo que vio en la cadena estadounidense de noticias por televisión CNN y en la británica BBC el 9 de agosto.
"Los informes transmitían imágenes en las que se usaban bombas de racimo y se bombardeaba de modo indiscriminado. Los presentadores describían la situación como un bombardeo ruso contra Georgia", comentó.
"Fue un montón de mentiras, distorsiones y propaganda. La prensa internacional creyó lo que los funcionarios georgianos le dijeron y pareció que el mundo tendía a creerle", agregó.
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Aunque ahora resulta claro, según Bely, que fue el gobierno georgiano presidido por Mijail Saakashvilli el que comenzó el conflicto, la prensa "lo presentó como un conflicto entre un país autoritario (Rusia) y uno democrático (Georgia)", dijo el embajador.
Para Gregory Clark, director de investigaciones y presidente honorario de la japonesa Universidad de Tama, "fue Georgia, por cierto, la que inició" el conflicto.
La crisis "podría haber escalado hasta convertirse en un genocidio si Rusia no hubiera respondido al ataque inicial con una purga de osetios del área por parte de una Georgia victoriosa".
"En general, la evaluación de Bely es correcta. Los medios de comunicación estadounidenses y británicos mostraron una marcada tendencia antirrusa. Los europeos han sido más equilibrados y se dieron cuenta de la relevancia del ataque del 7 y 8 de agosto" georgiano contra Osetia del Sur, señaló Clark.
El conflicto entre Moscú y Tiflis tiene sus raíces en las disputas territoriales sobre las regiones dos regiones separatistas. Rusia invadió Osetia del Sur el 8 de agosto y alegó que su objetivo era proteger a la región del ejército georgiano. Georgia argumentó que estaba respondiendo a un ataque ilegítimo por parte de Rusia.
Luego de cinco días de combates durante los que tanques rusos invadieron Georgia, los dos países firmaron un acuerdo de cese del fuego el 17 de agosto con intermediación francesa.
El abierto apoyo de Estados Unidos y Gran Bretaña a Georgia contrastó con la ecuanimidad de la Unión Europea, indicó a IPS Robert Dujarric, de la Universidad Temple en Japón.
"Los europeos continentales se sienten más vulnerables a la presión rusa por el suministro de gas, una amenaza sobrevalorada pues Moscú necesita el dinero y los europeos también tienen modos de presionar económicamente a Rusia y a sus oligarcas", señaló.
Dujarric observó que el apoyo a Georgia en la crisis actual se basa, en parte, sobre la atribución de la responsabilidad por el conflicto a Rusia.
"El público y los políticos no deberían tomar como verdad absoluta las declaraciones del gobierno georgiano en relación a esta guerra", dijo Dujarric.
"Deberían pensar dos veces y hasta tres si el respaldo al presidente Saakashvilli, a sus aspiraciones de ingreso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y a la consecuente 'paz caliente' con Moscú son de interés de Occidente", agregó.
En una entrevista por correo electrónico, Gordon M. Hahn, investigador del Instituto Monterrey para los Estudios Internacionales en el Centro de Estudios sobre Terrorismo e Inteligencia, dijo a IPS que medios occidentales informaron de modo "verdaderamente horrendo".
Hahn, autor de los libros "Russia's Islamic Threat" ("La amenaza islámica de Rusia) y "Russia's Revolution From Above" ("La revolución de Rusia desde arriba"), dijo estar anonadado por el hecho de que Sky News informara en las primeras horas del conflicto que las tropas rusas estaban matando a miles de personas.
"Los civiles georgianos muertos no llegaron a 100, menos aun que los osetios. Las guerras son propicias para la confusión, tanto entre participantes como entre observadores. No había manera de que Sky News u otras organizaciones de noticias pudieran haber obtenido tal información o pudieran pensar que ésta podía ser confiable", añadió.
Lo peor, según Hahn, fue que "a fin de simplificar y volver más atractivo el panorama, las organizaciones informativas occidentales desarrollaron la línea noticiosa simple pero dramática del gran oso ruso que sin necesidad ataca a la pobre e indefensa Georgia. Ignoraron el hecho de que fue Georgia la que atacó primero y que había matado a soldados rusos de mantenimiento de la paz".
Hahn recordó que la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, se distanció un informe suyo según el cual Rusia usó bombas de racimo, y luego indicó que lo habían hecho las fuerzas georgianas.
Por otro lado, dijo Hahn, es improbable que Saakashvili inicie una política de genocidio y limpieza étnica. "Sin embargo, una vez que empieza una guerra y se desata el odio de carácter étnico puede pasar cualquier cosa", opinó.
Las acusaciones de Rusia a Georgia por genocidio y limpieza étnica se debieron, en primer lugar, a "los informes iniciales de gran cantidad de víctimas, que parecen haber procedido de los osetios", según el experto.
"En segundo término, si los georgianos pudieron mentir sobre las atrocidades rusas y exagerar groseramente en una guerra de propaganda, entonces ¿por qué los rusos no podrían hacer lo mismo", planteó.
"En estas guerras interétnicas, la diferencia en la escala de atrocidades habitualmente está determinada por quién está ganando y quien está perdiendo. Los que están perdiendo tienen, sencillamente, menos oportunidades de comprometerse en esta actividad", explicó Hahn.
"Finalmente, los rusos han imitado de modo consciente los aspectos hipócritas del comportamiento occidental, basados sobre el principio de que 'si ellos pueden hacerlo, ¿por qué nosotros no?'", concluyó.