El Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos advirtió al presidente George W. Bush que lanzar ataques de tipo comando contra Al Qaeda en Pakistán desestabilizaría al ejército y al gobierno de ese país, según un ex funcionario de la CIA.
La advertencia fue formulada verbalmente hace unas tres semanas en una reunión en la Casa Blanca por un alto funcionario del Consejo, integrado por representantes de las 16 agencias de inteligencia del gobierno estadounidense.
Así lo aseguró Philip Giraldi, ex especialista en contraterrorismo que formó parte y del Directorio de Operaciones de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y que se mantiene en contacto con sus ex colegas.
Otra fuente confirmó que ese mensaje fue transmitido al gobierno de Bush en agosto, cuando se debatía la posibilidad de atacar objetivos de la red extremista Al Qaeda y las milicias islamistas Talibán en las Áreas Federalmente Administradas (FATA, por sus siglas en inglés) de Pakistán, fronterizas con Afganistán.
La fuente, que pidió mantener su identidad en reserva, señaló que la comunidad nacional de inteligencia alertó que si las incursiones comando se prolongaban por un largo período podrían resquebrajar la unidad del ejército paquistaní.
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Fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos apostadas en la base aérea afgana de Bagram realizaron el 3 de septiembre un ataque comando en Waziristán del Sur, Pakistán, en el que murieron unas 20 personas. Al parecer, la mayoría eran civiles.
Los diarios The New York Times y The Washington Post informaron que, según altos funcionarios del gobierno de Bush, se trató del comienzo de una vasta campaña contra objetivos de Al Qaeda y el Talibán en las áreas fronterizas de Pakistán.
El gobierno pakistaní presentó una protesta diplomática. Por su parte, el parlamento condenó la acción militar en una declaración.
La inteligencia estadounidense cree que esas operaciones comando beneficiarán a las organizaciones político-militares aliadas de los talibanes que tratan de desestabilizar el gobierno de Pakistán.
Patrick Lang, ex funcionario de la Agencia de Inteligencia de Defensa, dijo a IPS que la advertencia transmitida al gobierno de Bush fue clara. "Le dijeron que si su intención era el colapso del gobierno pakistaní, siguiera adelante" con las incursiones, explicó.
Un elemento clave de la estrategia de los extremistas en las FATA es captar a miembros del Cuerpo de Frontera, la milicia reclutada entre la población local, y del ejército regular.
Los mandos militares de ese país ya habían rechazado este año una oferta estadounidense de entrenamiento en contrainsurgencia a unidades del Cuerpo de Frontera, junto con el empleo de pagos en efectivo para obtener su cooperación contra el Talibán y sus aliados.
Las agencias estadounidenses de inteligencia consideran que ese cuerpo ya estaba "flaqueando" y que las incursiones comando podrían empujar a algunas unidades a apoyar activamente a las organizaciones islamistas en las FATA.
Su mayor preocupación, según la fuente, es el impacto del sentimiento antiestadounidense en la moral del ejército regular de Pakistán.
La gran mayoría de los oficiales que prestan servicio en esa zona pertenecen a la etnia pashtun (patana), que constituye buena parte de la población tribal de las FATA.
Si las operaciones militares se extienden por más de unos pocos meses, estiman, podría haber deserciones masivas.
Selig Harrison, del académico Centro para Políticas Internacionales, advirtió en una columna publicado el año pasado por el diario International Herald Tribune que sobre los peligros que entraña esa estrategia.
Los movimientos radicalizados de esa etnia "pueden llevar a la unificación de los 41 millones de pashtun en ambos lados de la frontera, a la partición de Afganistán y Pakistán y al consiguiente surgimiento de una nueva entidad nacional, bajo un liderazgo islamista radicalizado", anotó.
El Consejo Nacional de Inteligencia es responsable de la elaboración de análisis sobre perspectivas de futuro, pero no se le solicitó que estudiara las potenciales consecuencias de las operaciones comando en las FATA contra objetivos vinculados con Al Qaeda, según el ex funcionario de la CIA.
Una Evaluación Nacional de Inteligencia elaborada por el Consejo contribuyó en julio de 2007 a elevar la presión para que Estados Unidos realizara acciones militares directas en Pakistán.
En el capítulo de conclusiones, esa Evaluación señala que Al Qaeda disfrutaba de un "refugio seguro" en las FATA, que se había convertido en el centro primario de sus operaciones mundiales.
Los mandos militares paquistaníes señalaron que la incursión estadounidense del 3 de septiembre podría provocar nuevos ataques extremistas en las áreas de frontera.
El diario estadounidense The New York Times citó al portavoz del ejército de ese país, general Athar Abbas, quien advirtió que la muerte de civiles aumentó el riesgo de que miembros de las tribus que habían apoyado a los soldados paquistaníes y enfrentado a los talibanes mudaran sus lealtades.
"Esa acción fue totalmente contraproducente y puede resultar en grandes pérdidas, porque da a los civiles motivos para alzarse contra el ejército", dijo.
Según el diario Dawn, el más importante de Pakistán, el Consejo de Seguridad Nacional de ese país recibió en junio de 2007 un informe de inteligencia sobre la "talibanización" de las FATA.
"La presencia de tropas extranjeras en Afganistán" y el creciente sentimiento entre los musulmanes de que "se encuentran bajo ataque" son factores que contribuyen al "aumento de la insurgencia" en la región, concluyó.
* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005 y reeditado en 2006.