Mientras Estados Unidos enfrenta la mayor crisis financiera de las últimas décadas, expertos reclamaron cambios sustanciales en la forma en que Washington gasta dinero para proteger su seguridad nacional.
Los especialistas, convocados por el centroizquierdista Instituto para Estudios de Políticas (IPS, por sus siglas en inglés) y el centro de estudios Política Exterior en Foco (FPIF), reiteraron el lunes el pedido de que se adopte un "presupuesto de seguridad unificado".
A través de él, se incrementaría el gasto destinado a la diplomacia internacional y la seguridad interna, al tiempo que se recortaría el actual presupuesto del Departamento (ministerio) de Defensa, que se ubica en torno al medio billón de dólares.
Esa suma, que no incluye los 15.000 millones de dólares mensuales que se gastan en las guerras de Afganistán e Iraq, se incrementará el próximo año en alrededor de 40.000 millones de dólares, más que lo destinado anualmente para el funcionamiento del Departamento de Estado (cancillería).
El informe de los expertos destaca que actualmente Estados Unidos gasta en programas militares 16 dólares por cada dólar que destina a iniciativas diplomáticas. Esa proporción se incrementará a 18 a uno en 2009, cuando el presupuesto de defensa llegará a casi 540.000 millones de dólares.
[related_articles]
Al mismo tiempo, los recursos del Departamento de Estado se ubicarán algo por debajo de los 40.000 millones de dólares y el 20 por ciento de ese total se destinará a asistencia militar y de seguridad al exterior.
Paradójicamente, altos funcionarios del gobierno, como el secretario (ministro) de Defensa, Robert Gates, han criticado ese creciente desequilibrio, aunque al mismo tiempo apoyan el incremento del gasto militar.
"Es necesario un dramático aumento en el gasto destinado a los instrumentos civiles de la seguridad nacional", dijo Gates en noviembre de 2007.
Pero el gobierno del presidente George W. Bush no ha incluido en el presupuesto nacional para 2009 un aumento significativo de recursos para el Departamento de Estado.
"Gates ha empeorado las cosas en el último presupuesto del que será oficialmente responsable", dijo Miriam Pemberton, del IPS, coautora del informe junto con Lawrence Korb, asociado del no gubernamental Centro para el Progreso Estadounidense.
A causa de la grave crisis financiera, y el plan gubernamental de rescate de bancos que demandará 700.000 millones de dólares, es improbable que el Congreso legislativo aumente los fondos para acciones diplomáticas o de ayuda al exterior si no encuentra formas de reducir el gasto en otras áreas.
La idea del "presupuesto unificado" es facilitar esas reasignaciones de recursos, incorporando en un único instrumento los fondos para gasto militar, seguridad interna, diplomacia, ayuda al exterior y acciones de mantenimiento de la paz.
Históricamente, los recursos para los presupuestos de los departamentos de Defensa, Estado y Seguridad Interior se tramitaron en forma separada en el Congreso legislativo, lo que permitió a los cabilderos de las fuerzas armadas y las industrias militares ejercer su desproporcionada influencia.
La idea de que el "presupuesto unificado" puede ser útil para la reasignación de recursos entre las tres áreas ha ganado apoyo en los últimos años.
Un grupo de 50 generales y almirantes retirados reclamó "una modificación en el énfasis de la política exterior estadounidense, de un enfoque que se basa fuertemente en el poder militar hacia otro que privilegie el valor de la diplomacia y el desarrollo".
Asimismo, una comisión nombrada por Bush para formular recomendaciones sobre ayuda al exterior reclamó en diciembre la creación de un "presupuesto de seguridad nacional", combinando los recursos de los departamentos de Defensa y Estado. Los de este último se deberían incrementar en 10 por ciento, mientras que los niveles de asistencia al exterior se duplicarían.
El analista de inteligencia Thomas Fingar advirtió este mes que el poder militar estadounidense será el activo "menos significativo" para extender la influencia de Washington en el mundo.
El informe del grupo de expertos propone un recorte de 61.000 millones de dólares en los programas militares en 2009, incluyendo 25.000 millones que se ahorrarían reduciendo el arsenal nuclear estadounidense.
También recomienda limitar el programa de defensa misilística a sus aspectos de investigación, en lugar del despliegue de esas armas, e interrumpir las iniciativas que podrían contribuir a una carrera armamentista en el espacio.
Otros 24.000 millones de dólares podrían recortarse limitando o abandonando la investigación, desarrollo y producción de algunas armas de alta tecnología, como los submarinos clase Virginia y los misiles nucleares Trident II, que han recibido críticas incluso de los militares.
Ese dinero podría ser destinado a programas defensivos o preventivos, como la ayuda al exterior y las misiones de paz. El informe señala que si se cancela la construcción de los submarinos clase Virginia, los 850 millones de dólares previstos con ese fin servirían para pagar las deudas de Estados Unidos con la Organización de las Naciones Unidas y otras instituciones internacionales.