La Unión Europea (UE) debe recuperar su rol protagónico y encabezar el apoyo en la lucha a favor del desarrollo de América Latina y el Caribe, dijo este miércoles a IPS el presidente de Costa Rica, el premio Nobel Óscar Arias.
Arias comenzó su gira por varios países europeos el sábado en España, donde fue recibido por el rey Juan Carlos y el presidente del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, dictó una conferencia organizada por el Foro de la Nueva Economía y se reunió con otros dirigentes políticos y también empresariales con quienes se puso énfasis en el desarrollo.
A ese respecto aclaró que, si realmente la UE quiere contribuir al desarrollo, "debe asegurarse de que esa contribución sea concreta", evitando "cargar con lastres del pasado y en especial el de un gasto militar que por sí mismo es una grave ofensa a los 200 millones de personas que en América Latina viven en la pobreza".
En la conferencia recordó que en 2007 "el gasto militar de América Latina ascendió a 36.000 millones de dólares", a pesar de que esa región está libre de guerras, "con la excepción de Colombia" inmersa en un conflicto armado interno desde inicios de los años 60.
Con ese dinero "se podrían cumplir todos los Objetivos de Desarrollo para el Milenio en materia de educación y ambiente en el mundo", apuntó a modo de ejemplo tomando como referencia los ocho grandes compromisos asumidos por los gobiernos en 2000 en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que incluyen esos dos aspectos.
Por eso, Arias subrayó que "las naciones desarrolladas no deben respaldar, con asistencia y recursos, la decisión de quienes prefieren apertrechar a sus ejércitos antes que educar a sus niños o proteger los recursos naturales que le permitan respirar a la humanidad".
En diálogo con IPS, el mandatario costarricense manifestó no creer que a corto plazo se pueda cumplir el tratado de no proliferación armamentista, "pues cinco grandes países venden 50 por ciento de las armas".
Es muy difícil que en la ONU se avance en este asunto "y quizás tengan que pasar seis o siete años todavía, pues no están listas las condiciones", indicó Arias, ganador del premio Nobel de la Paz en 1987 y que cuenta en su haber una anterior presidencia de su país, de 1986 a 1990.
Sobre las anunciadas maniobras militares de Rusia y Venezuela en aguas del mar Caribe dijo que responden a una reacción lógica, "pero innecesaria", ante la estrategia belicista de Estados Unidos que alarma a esos países.
Arias calificó de "indignante" el hecho de que se quiera reabrir la Guerra Fría y precisó que "nadie se traga el cuento de que (las maniobras estadounidenses) son para proteger a Irán". Hoy, prosiguió, "los verdaderos enemigos son el hambre, el analfabetismo y la degradación ambiental, entre otros problemas humanos".
A la hora de hablar de cosas positivas y negativas puso como ejemplo de lo primero a Costa Rica, que estableció la educación gratuita y obligatoria hace casi 140 años. Aunque en la actualidad, puntualizó, en América Central "uno de cada tres jóvenes no asistió nunca a la escuela secundaria y sólo uno de cada 10 ingresa a la universidad".
Adicionó que su país lidera una cruzada internacional en contra del recalentamiento global y el deterioro del ambiente, pero que América Central es "también culpable de dos terceras partes de la pérdida de cubierta forestal mundial en lo que va del siglo XXI".
Rechazó que se considere a Costa Rica como un enclave de prodigios en medio de una región con problemas, pues resaltó que ninguno de los logros de su país servirá de mucho "si no se asegura un mayor desarrollo desde el río Bravo hasta el Cabo de Hornos", o sea de toda América Latina y el Caribe.
Él afirma que los desafíos costarricenses están ligados a los del resto de América Latina, pero advirtió de que "también lo están los desafíos europeos y en particular los de España".
Eso así, continuó, porque "la pobreza no necesita pasaporte para viajar y, mientras las desigualdades entre Europa y América Latina sigan siendo tan abismales, miles de inmigrantes ilegales continuarán llegando cada año a las costas europeas, en busca de las oportunidades que no encuentran en sus propios países".
Consideró, además, que es comprensible que haya casi dos millones de inmigrantes latinoamericanos adultos viviendo en España, pero que "no es entendible que no hayamos comprendido todavía que ni leyes ni murallas serán suficientes para detener este flujo de personas, sino sólo un desarrollo aceptable en América Latina".
A su entender, es indispensable promover y ayudar al desarrollo porque, si los países del Sur "no somos capaces de exportar cada vez más bienes y servicios, acabaremos exportando cada vez más personas".
En esa línea, el acuerdo de asociación entre América Central y la Unión Europea, que se negocia, "es la oportunidad más cercana, más clara y más inmediata de la que dispone Europa para vigorizar su presencia en América Latina", señaló.
Y explicó también el llamado Consenso de Costa Rica, una iniciativa de su gobierno "mediante la cual se crean mecanismos para perdonar deudas y apoyar con recursos financieros internacionales a los países en desarrollo que inviertan cada vez más en protección del ambiente, educación, salud y vivienda para sus pueblos". "Cada vez menos en armas y soldados", completó.
Tras señalar que en 1948 "Costa Rica le declaró la paz al mundo" al abolir sus fuerzas armadas, ahora también declara la paz "con la naturaleza".
Esa paz compromete a su país "a ser neutral en emisiones de carbono desde 2021", año en el que conmemorará dos siglos de independencia. Para lograrlo, en 2007 convirtieron a Costa Rica en el país con más árboles por persona y por kilómetro cuadrado en el mundo, tras sembrar cinco millones de árboles.
"Y en este año terminaremos sembrando siete millones de árboles más, con lo que lideramos una cruzada internacional en contra del calentamiento global y la destrucción del medio ambiente".
Concluyó afirmando que, "si damos nuestro apoyo decidido al Acuerdo de la Asociación entre la UE y Centroamérica y a la apertura comercial en general, si estimulamos a los países más pobres a invertir en la vida y no en la muerte, y si detenemos la guerra contra la naturaleza, tal vez llegue el día en que no necesitemos debatir sobre la forma de alcanzar un mejor futuro, sino sobre la forma de conservarlo".