El Foro de Diálogo India-Brasil-Sudáfrica (IBSA) celebrará el 15 de octubre en Nueva Delhi su tercera cumbre anual, la primera después de un fuerte tropiezo en la concertación del Sur que había acumulado éxitos en negociaciones de la OMC.
India y Brasil quedaron en bandos opuestos en el disenso que hizo fracasar en julio a la Ronda de Doha de negociaciones multilaterales de comercio, tras cinco años de liderar en conjunto el Grupo de los 20 (G-20) que representó al Sur en desarrollo en las deliberaciones.
El G-20 había logrado un protagonismo innovador en la mediación y representación de los intereses del mundo en desarrollo.
Salvaguardias requeridas por India y otros países pobres para proteger su agricultura, considerada clave para la seguridad alimentaria, no estaban contempladas en la propuesta apoyada por Brasil y países ricos.
Esa iniciativa, que surgió de la dirección general de la OMC (Organización Mundial del Comercio), procuraba un consenso que salvaría la Ronda de Doha de un colapso que, finalmente, fue reconocido el 29 de julio.
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Esa discrepancia corrobora evaluaciones de muchos ex embajadores y analistas brasileños, para quienes el IBSA está destinado a la irrelevancia por sus dificultad para conciliar intereses divergentes y por la escasa complementariedad, complicada por la competencia comercial.
Las diferencias son muchas, desde las históricas y culturales al hecho de India ser el único de los tres que posee armas nucleares.
Pero hay otras tantas similitudes y factores de acercamiento: las tres son potencias regionales que aspiran a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad y que sufren una gran pobreza que las urge a acelerar su desarrollo.
Además, el Foro, creado en 2003 para darle nuevo impulso a la cooperación Sur-Sur, es una alianza dirigida tanto a concertar acciones para reducir los desequilibrios mundiales como a fomentar el comercio y las relaciones trilaterales.
Dieciséis grupos de trabajo se crearon para coordinar la cooperación sectorial entre los tres países, contemplando desde la administración pública hasta la energía, pasando por el cambio climático y distintas áreas sociales y económicas.
Esta concertación ya produjo varios acuerdos. Algunos grupos se reunirán este mes y el próximo en la capital india, antes de la Cumbre.
Otras iniciativas de diálogo involucran a mujeres, empresarios, parlamentarios e intelectuales en foros específicos que procuran ampliar el diálogo entre sociedades alejadas por la geografía y la historia.
Paralelamente, organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales iniciaron un diálogo propio para redefinir la cooperación, con la intención de que "atienda a los verdaderos intereses de los pueblos" y no los comerciales que conducen la iniciativa oficial del IBSA, según Cándido Grzybowski, director del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos (IBASE).
No basta que la dinámica sea Sur-Sur pero mantenga, al mismo tiempo, la lógica de los mercados, solo sustituyendo las empresas transnacionales del Norte por otras del Sur y el petróleo por agrocombustibles en desmedro de la seguridad alimentaria, explicó a IPS.
De todos modos, Grzybowski reconoció que el IBSA creó, al menos, la oportunidad de ese debate entre pueblos que se desconocían.
Quizás en la cooperación en ciencia y tecnología es el área en que más coinciden los intereses económicos y sociales y de los gobiernos y de la sociedad del IBSA.
Una prioridad, junto con la biotecnología, la nanotecnología y la oceanografía, es la colaboración en materia de salud, para combatir el paludismo (malaria), el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y la tuberculosis.
En enfermedades superadas o inexistentes en los países industrializados, como el paludismo, las vacunas y medicamentos más efectivos difícilmente serán desarrollados por el sector farmacéutico, interesado en los mercados ricos. Eso torna más necesaria la cooperación Sur-Sur.
Ministros del área científica se reunirán en vísperas de la cumbre de Nueva Delhi para impulsar programas prácticos de cooperación, que tendrán en cada país un Consejo Científico de Coordinación, informó José Monserrat Filho, encargado de Asuntos Internacionales del Ministerio de Ciencia y Tecnología brasileño.
En el origen del IBSA figura la alianza entre varios países, incluyendo los tres del este grupo, que logró en la OMC, en 2001, la flexibilización de las reglas de propiedad intelectual, permitiendo licencias compulsivas de patentes de medicamentos en casos de emergencia, como epidemias.
El sida, que ya motivó la quiebra de patentes, es emblemático para la cooperación en el IBSA, pues India posee "la mayor industria de medicamentos genéricos del mundo" y Brasil y Sudáfrica desarrollan programas masivos de tratamiento, destacó Mariángela Simão, directora del Programa de Enfermedades de Transmisión Sexual y Sida brasileño.
Este programa gubernamental es ejemplar, porque garantiza el acceso universal a los medicamentos antirretrovirales a los portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida) que lo necesitan.
Actualmente 185.000 personas reciben los medicamentos, sólo uno importado de India. Los portadores del VIH en Brasil se estiman en 600.000.
Sudáfrica tiene cerca de 200.000 infectados en tratamiento, pero un millón lo necesitan, estimó Simão. En los últimos años se ha avanzado, pero los portadores deben pagar los medicamentos. India provee fármacos al mundo en desarrollo, pero pocos a su propia población, con unos 3,8 millones de portadores del VIH.
Una red de cooperación tecnológica en VIH/Sida creado en 2004 cuenta actualmente con ocho países en desarrollo, dedicados a reducir la dependencia respecto del Norte, producir más genéricos y reducir los precios de antirretrovirales. India y Sudáfrica, que estuvieron en su gestación, dejaron el grupo.
Además de la cooperación sectorial en progreso, el Foro IBSA también ayudó a incrementar el comercio trilateral.
El intercambio comercial entre Brasil e India se más que triplicó desde 2003, alcanzando 3.122 millones de dólares el año pasado, y creció un poco menos con Sudáfrica.
Los dos socios representan solo 1,9 por ciento del total del comercio exterior brasileño, pero esa participación se duplicó desde 2000, lo cual deja entrever potencialidades poco explotadas.
Ese ritmo de expansión comercial no confirma la falta de complementariedad entre las tres economías, alegada por los críticos del "tercermundismo" ideológico que estaría por detrás del IBSA, promoviendo un retroceso a políticas externas fracasadas.
Las condiciones internacionales y los países en desarrollo cambiaron mucho, abriendo posibilidades de cooperación que no se comparan con los intentos Sur-Sur anteriores, iniciados hace más de medio siglo, observó Monserrat a IPS.
Los tres países avanzaron en sectores como la biotecnología y la naonotecnología, o en áreas distintas cada una, como los biocombustibles y la agricultura tropical en Brasil y la informática en India.
El intercambio no sólo reducirá la dependencia del Norte, sino que también incrementará la productividad y la competitividad del IBSA, concluyó.