ZIMBABWE: En vilo por un acuerdo

El estancamiento de las negociaciones entre gobierno y oposición para compartir el poder tienen a Zimbabwe en vilo. Las variaciones en el precio del transporte son ilustrativas de los estragos que produce la espera.

Aunque en esta época el de Gokwe suele ser uno de los centros de servicios rurales más atareados de Zimbabwe, este año su actividad mermó. Antes, los cultivadores de algodón acudían allí para convertir sus cheques en efectivo. Ahora, la cosecha fue escasa por las inundaciones en ese distrito.

A ese azote, que ocurrió a comienzos del año, siguió una prolongada sequía, que empeoró la situación.

Clarence Ndlovu, de Chitekete, más al norte del distrito central, dijo haber estado acampando en el centro de Gokwe al no poder sacar suficiente dinero del banco. A individuos y entidades colectivas se les permite retirar apenas 300 dólares zimbabwenses diarios. Sin embargo, el dinero no es suficiente para cubrir los pasajes del transporte de larga distancia.

"Vine aquí la semana pasada para retirar dinero del banco. Me di cuenta de que el primer retiro no alcanzaba para el pasaje, así que decidí quedarme unos días para hacer unos retiros más. Parece que todo el dinero se terminará en el transporte, dado que los pasajes han subido antes de que terminara de retirar. No podré comprar provisiones", relató Ndlovu.
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Cuando el periódico The Herald publicó un artículo titulado "Acuerdo sellado", el 13 de este mes, reinó el júbilo en el centro de Gokwe. La alegría fue muy representativa de las esperanzas que los zimbabwenses habían depositado en las negociaciones para compartir el poder entre la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF) y los dos sectores del opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC). Ahora esas conversaciones están estancadas.

Los operadores de autobuses en la céntrica terminal que está frente al supermercado Rujeko anunciaron que habían reducido los precios de los pasajes de Gokwe a Harare de 300 a 250 dólares zimbabwenses (unos cuatro dólares estadounidenses en el dominante mercado negro ese día).

Los pasajes a otras varias localidades también bajaron significativamente. Pero pocas horas después, cuando resultó que no se había firmado ningún acuerdo, los operadores volvieron al precio original. A la mañana siguiente, los billetes habían duplicado su costo. Una semana después, viajar a Harare salía 1.000 dólares zimbabwenses (16 estadounidenses).

Ese día, Noel Hove se encontraba entre quienes esperaban transporte para Burure, unos 100 kilómetros al norte. "¿Significa esto que tendremos que esperar un poco más antes de salir de esto? ¿Cómo esperan que sobrevivamos? Sólo tenemos electricidad por las noches, y nuestra red de telefonía celular siempre está caída", expresó.

"La gente no tiene dinero. El algodón es nuestra gallina de los huevos de oro, pero este año las cosas no fueron bien. Esto ahora está afectando incluso a otros sectores. Por ejemplo, los comerciantes de frutas y verduras son forzados a vender sus productos a precios poco rentables porque muy pocas personas pueden pagar los elevados precios que les cobran en otras partes", señaló.

Algunos aldeanos intercambian pequeños animales de cría como los pollos y las gallinas de Guinea por efectivo. Por un viaje que cuesta 500 dólares zimbabwenses (ocho estadounidenses), ahora los aldeanos pagan con dos gallinas de Guinea o tres comunes.

"Antes de las elecciones nos dijeron que recibiríamos asistencia alimentaria. Ahora nos dicen que les pidieron a las organizaciones que se suponía nos darían alimentos que esperen, dado que está pendiente la finalización de algunos asuntos. Ahora, la Bacossi (siglas en inglés de Intervención Suplementaria del Suministro de Materias Primas Básicas) que obtuvimos del gobierno está terminada", dijo Maritha Shoko, también de Chitekete.

En junio, el gobierno suspendió el trabajo de todas las organizaciones humanitarias privadas, acusándolas de entrometerse en los asuntos internos del país. A través del Banco de la Reserva de Zimbabwe, las autoridades luego introdujeron la Bacossi para proteger a los ciudadanos comunes de la hiperinflación, ofreciéndoles alimentos a precios subsidiados.

Bajo ese programa, el Banco suministra comestibles a hogares carenciados, tanto rurales como urbanos, a precios altamente subsidiados.

Sin embargo, hay temor en algunas organizaciones civiles de que la mayoría de las mercaderías no lleguen a quienes deberían ser los beneficiarios. En cambio, son desviados hacia el mercado negro por funcionarios gubernamentales y por la misma gente que implementa el programa.

A diferencia de organizaciones no gubernamentales que distribuyeron suministros de donantes internacionales, la Bacossi es financiada únicamente por el Banco de la Reserva. Debido a la caía de la productividad agrícola en los últimos años, la mayor parte de los alimentos tiene que ser importada y pagada en moneda extranjera.

Esto ha sumido el futuro del programa en la incertidumbre.

Mientras los aldeanos esperan el resultado de las conversaciones, hay otra fuente de tensiones: la coexistencia de víctimas de violencia y perpetradores.

"Cuando comenzaron estas conversaciones nos dijeron que se suponía nos reconciliaríamos con quienes nos estuvieron acosando en el periodo previo a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Algunos de ellos buscaron el perdón, pero otros no tienen remordimientos. Por ejemplo, conozco a un niño que vive a tres casas de la mía y que lideró a las milicias que incendiaron mi choza el 27 de mayo", relató Mbuya Lilian Marufu, de Chief Njelele.

Ella también fue golpeada. Y todo esto por su presunto apoyo a la oposición.

"Me lo encontré muchas veces, pero él ni siquiera se molestó en saludarme", agregó.

El pastor de una iglesia protestante en el Centro Gokwe, que habló a condición de no ser nombrado, dijo a IPS que en las últimas semanas realizó una serie de sesiones de reconciliación y perdón con los aldeanos.

"Generalmente hubo una reducción significativa de las actividades violentas. Todavía hay algunos bolsones de violencia aquí y allá, pero la situación está mucho más calma ahora", sostuvo.

Añadió que su iglesia fue listada entre las consideradas enemigas del Estado, en el periodo previo a la segunda ronda electoral.

"Junto con otros pastores, nos hemos acercado a la comunidad predicando el evangelio del perdón y la reconciliación, tal como está en las Escrituras. En algunos casos, el mensaje parece caer en oídos sordos, cuando las personas se odian apasionadamente la una a la otra. Pero hay muchas instancias en que hemos dado grandes pasos, llevando a los rivales a la misma mesa y haciendo que compartieran una comida", dijo.

Aunque muchos ciudadanos depositan sus esperanzas en las negociaciones, el analista político Eldred Masunungure, advirtió que las conversaciones quizás no solucionen la crisis.

"El acuerdo no es sostenible y no resolverá la crisis del país. Por lo menos brinda un punto de inicio para un acuerdo, pero ciertamente no es la solución", planteó.

Para Jonathan Moyo, ex conferencista sobre ciencia política de la Universidad de Zimbabwe, quien ahora es parlamentario independiente por Tsholotsho del Norte, la crisis "no se resolverá de la noche a la mañana".

"Es probable que los primeros 100 días posteriores a la implementación del acuerdo sean los más difíciles. No se trata de firmar un documento, sino de su implementación", señaló Moyo.

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