SIDA: Dinero insuficiente y no siempre bien gastado

Los países en desarrollo tienen grandes necesidades financieras para combatir enfermedades como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), pero la cooperación internacional no cubrirá totalmente esas demandas.

Una muestra de esa demanda financiera fue expresada por países latinoamericanos y caribeños, que aspiraron a 600 millones de dólares en la octava ronda de recepción de proyectos del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, efectuada en julio.

"Es una cantidad histórica si se la compara con las solicitudes recientes", dijo a IPS Michel Kazatchkine, director ejecutivo del Fondo Mundial, en la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida, celebrada desde el domingo en esta capital. Entre 2002 y 2008, los países latinoamericanos y caribeños han solicitado un monto de 6.000 millones de dólares.

En la octava ronda, 97 países pidieron un total de 6.400 millones para combatir las tres enfermedades, y casi la mitad se dirigirá a luchar contra el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), 30 por ciento para la malaria, o paludismo, y el resto para la tuberculosis. África concentra la mayor magnitud, con 4.200 millones de dólares.

"Es una buena noticia (la solicitud de fondos) para las comunidades, porque los fondos son muy necesarios", dijo a IPS Gracia Ross, delegada latinoamericana y no gubernamental ante el Fondo.
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Esta entidad surgió en 2002, a sugerencia del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo y de un conjunto de naciones africanas. Hasta ahora, se ha comprometido a entregar 11.300 millones de dólares a más de 550 programas en 136 países para apoyar intervenciones agresivas contra el sida.

Se trata de una alianza entre gobiernos donantes, organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y entidades filantrópicas y que aporta la mayor cantidad de dinero para hacer frente a los tres padecimientos. El Banco Mundial es su administrador fiduciario.

Sin embargo, la cooperación del Fondo no bastará para atender las necesidades sanitarias de las naciones en desarrollo ni las labores investigativas para prevenir y enfrentar la pandemia.

Por ello, esos países y varias organizaciones no gubernamentales pidieron a las naciones ricas más asistencia sanitaria, en especial para combatir enfermedades como el sida, uno de los temas más intensamente debatidos en esta conferencia.

"Los recursos pueden servir para mejorar la calidad de los servicios sanitarios. Por eso, necesitamos la colaboración para incrementar la atención médica", dijo Peeramon Ningsanond, jefe de la Oficina de Sida del Ministerio de Salud de Tailandia, en una sesión sobre transparencia y rendición de cuentas de la cooperación sanitaria.

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida) estimó en 42.200 millones de dólares la cantidad requerida por las naciones en desarrollo para alcanzar en 2010 la meta de acceso universal a tratamientos con fármacos antirretrovirales, que frenan el avance del virus en el organismo humano y prolongan la vida.

La Plataforma "Tenemos Sida", una coalición de organizaciones no gubernamentales, propuso fijar a cada país donante "una cuota justa" para financiar ese objetivo, acorde con el tamaño de su economía.

Según esa perspectiva, sólo Irlanda, Holanda, Suecia y Gran Bretaña cumplieron en 2007 su compromiso, con unos 1.400 millones de dólares. Los cálculos de "Tenemos Sida" indican que en 2010 esos cuatro países deberían otorgar entre 2.300 millones y 3.600 millones para enfrentar la epidemia.

Con todo, en 2007 la ayuda internacional para combatir el sida llegó a 10.000 millones de dólares. El destino de los fondos es objeto de una intensa discusión. La revista científica Science señaló en su última edición que buena parte de lo donado se concentró en unos cuantos países, no necesariamente aquellos que más lo necesitan.

"Y a pesar del masivo flujo de fondos, la cantidad de gente necesitada de fármacos antirretrovirales continúa en ascenso, un reflejo del éxito del tratamiento, pero también de la falla de los esfuerzos preventivos. Todo esto crea preguntas perturbadoras sobre si los recursos pueden satisfacer las demandas futuras", destacó la revista.

La ministra de Salud de Lesotho, Mphu Ramatlapeng, sostuvo, una reunión sobre la arquitectura financiera internacional frente al VIH/sida, que "es difícil convencer a los donantes de que se ajusten a las disposiciones de los gobiernos, porque existe el riesgo de perder a esos donantes".

Según Onusida, en 2007 la cantidad de personas con VIH fue de 33 millones en todo el mundo. De ellos, 2,7 millones se encuentran en América Latina y el Caribe. Brasil y México son los países con mayor prevalencia, con 800.000 y 200.000 infectados, respectivamente.

Un estudio realizado en Ruanda sobre los modelos de financiamiento de la atención de pacientes con sida, presentado este martes, subrayó que es necesario tomar en cuenta el diseño de los planes nacionales.

"Los modelos de costos existentes no pueden modificar siempre el contexto del país, las organizaciones y los servicios", señaló este martes Angelique Rwiyereka, investigadora de la estadounidense Brandeis University.

En Ruanda, que tiene una prevalencia de VIH de 23 por ciento, la brecha de costos varió de 1.080 millones de dólares (120 dólares por paciente), según el modelo aplicado por Onusida, a 199 millones de dólares (22 por persona), según el plan nacional.

El grueso de la diferencia entre ambos radica en que el primer presupuesto es más integral, pues comprende servicios de atención a huérfanos, niños vulnerables y personas con VIH/sida.

Una de las cuestiones sensibles es la sostenibilidad del financiamiento. "Por eso decimos que hay que aumentar la inversión, porque el Fondo no estará para siempre", alertó Kazatchkine.

El ejemplo es América Latina, "la región que tiene la mejor respuesta", agregó. El Fondo Mundial ha puesto candados estrictos al manejo de su ayuda en el área. Para aspirar a recursos, cada país debe establecer un mecanismo coordinador de país, con una representación de todas las poblaciones vulnerables al VIH, y una organización que administre los fondos, casi siempre no gubernamental.

Sin embargo, el Fondo también ha impuesto serias restricciones a las naciones con ingresos medios, como México. Este país, que aún no presenta un proyecto al Fondo, sólo puede usar el financiamiento para asistir a sectores de población con una prevalencia de VIH de por lo menos cinco por ciento, una carga que sólo soportan los hombres que tienen sexo con hombres y los usuarios de drogas inyectables.

"Cada país debiera ser elegible y la elegibilidad debe depender de la epidemiología", manifestó Kazatchkine, médico francés que en 1983 diagnosticó a la primera pareja de su país con VIH proveniente de África.

Difícilmente el Fondo atienda todo el requerimiento de recursos de América Latina y el Caribe. "Creemos que (la entidad) será lo suficientemente sabia para escuchar la voz de las organizaciones no gubernamentales y de los países pobres", expresó Ross.

En la dirección del Fondo Mundial, que anunció para octubre su novena ronda de recepción de propuestas, hay 30 delegados de organizaciones no gubernamentales.

En la XVII conferencia internacional se dan cita, hasta este viernes, unos 25.000 representantes de gobiernos, organismos internacionales y entidades civiles de más de 150 países para discutir la situación de la pandemia.

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