La industria farmacéutica asentada en México, que al amparo de normas consideradas proteccionistas creció hasta convertirse en la más poderosa de América Latina, advierte que la libre importación de medicinas dispuesta por el gobierno expondrá a la población a «una posible catástrofe sanitaria».
Las nuevas disposiciones, que permiten ingresar medicamentos desde cualquier país sin que el laboratorio responsable de la compra tenga necesariamente una planta en México, un requisito que se mantuvo por décadas, traerán consecuencias negativas e "imprevisibles", señaló este miércoles la Asociación Farmacéutica Mexicana en un comunicado.
También aseguró que esa decisión pone en riesgo 40.000 empleos directos y unos 200.000 indirectos.
El llamado "requisito de planta", eliminado el 5 de este mes por el gobierno conservador de Felipe Calderón, alentó en su momento el crecimiento de la industria farmacéutica de capitales de origen local y transnacional al impedir la competencia de laboratorios que no tenían instalaciones en el país.
La venta anual de medicamentos llega en la actualidad a los 9.000 millones de dólares en México, lo cual lo convierte en el mercado más grande de América Latina. En este país, con 104 millones de habitantes, funcionan 224 laboratorios que pertenecen a 200 empresas, 46 de ellas son corporaciones de capitales mayoritariamente extranjeros.
"En su momento, el requisito de planta fue un incentivo para que las compañías farmacéuticas invirtieran en México. Estaban protegidas y nadie más podía competir, pero eso tenía que terminar tarde o temprano", explicó a IPS Héctor Bolaños, presidente de la Asociación de Fabricantes de Medicamentos de Libre Acceso (que no requieren receta médica).
El gobierno de Calderón eliminó el requisito tras constatar que por falta de competencia los laboratorios locales vendían en el país medicamentos más caros que los ofertados en el extranjero.
Por ejemplo, en materia de antirretrovirales, esenciales para combatir el virus de inmuno deficiencia humana (VIH), que produce el sida, los costos locales de esas medicinas son dos o tres veces mayores al promedio observado en otros países en desarrollo.
"El derecho de planta correspondió a una etapa, pero con la globalización y la creciente apertura de mercados tenía que terminar. Ahora el reto es que la autoridad pueda hacer frente al control sanitario de las importaciones", señaló Bolaños.
La Asociación Farmacéutica Mexicana sostiene que "la importación indiscriminada de medicamentos de cualquier parte del mundo", rebasará la capacidad de control y supervisión de la Secretaría (ministerio) de Salud, por lo cual, a su entender, podrían ingresar al país medicinas peligrosas y así causar "una catástrofe sanitaria".
Las firmas farmacéuticas pidieron al gobierno derogar la nueva normativa. Además, dijeron que la apertura pone en riesgo su planta laboral, que afirmó "recibe sueldos y prestaciones muy por encima de lo estándares nacionales".
Miguel Toscano, jefe de la estatal Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, encargada de vigilar la calidad de las medicinas, aclaró que la nueva norma se aplicará en un período de dos años y que en ese plazo la entidad aumentará exponencialmente su capacidad de control.
Según indicó, con la libre importación, los consumidores observarán que llegarán a México medicinas, que ahora cuestan entre 30 y 40 dólares, a precios menores a los seis dólares.
El funcionario aseguró que el requisito de planta es una medida que ya no mantiene "casi ningún país".
Los cambios introducidos por el gobierno al llamado Reglamento de Insumos para la Salud indican que para importar medicinas se requiere presentar los permisos sanitarios expedidos por el país de origen. Toscano indicó que las autoridades realizarán periódicas visitas a las plantas desde donde vengan las medicinas.
En el futuro próximo van a llegar a México medicinas genéricas de India e Israel, que son de buena calidad y mucho más baratas, vaticinó el funcionario.
La nueva reglamentación establece que la libre importación, siempre previa autorización, está vigente desde el día 5 para el caso de los antirretrovirales para atender a los pacientes de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
En seis meses más estará operativa para vitamínicos, vacunas, sueros, hemoderivados, antitoxinas, hormonales de origen biológico, medicamentos homeopáticos y medicamentos herbolarios. Y dentro de 12 meses para medicamentos biotecnológicos y biológicos.
También en 18 meses más se abrirá la importación de medicamentos que contengan estupefacientes o psicotrópicos y otros de libre acceso, mientras que dentro de dos años lo hará el resto de los fármacos usados en el país.
"A diferencia de algunos colegas de la industria, nosotros creemos que las firmas farmacéuticas que operan en México están en capacidad de competir y hasta exportar y que la apertura debe verse como una nueva oportunidad", dijo el presidente de la Asociación de Fabricantes de Medicamentos de Libre Acceso.
La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras recomienda evitar restricciones a la importación de medicamentos genéricos para así acceder a mejores precios.
Pero Ricardo Romay, presidente de la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos, que agrupa a 59 firmas nacionales, advierte que la "medida pone en riesgo la seguridad sanitaria, sin tener ninguna evidencia de que va a tener el resultado que pretenden".
A su entender, "no hay evidencia en alguna que demuestre que esto va a bajar los precios".
México es un buen mercado para el sector farmacéutico, por su perfil poblacional. En 1970, los mayores de 65 años representaban cuatro por ciento de la población, mientras que en 2025 serán 15 por ciento y la expectativa de vida se elevará a 81,6 años para las mujeres y a 76,8 para los hombres.
Las empresas farmacéuticas saben que, a mayor edad, mayor demanda de servicios de salud y consecuentemente de medicamentos.