El ex viceprimer ministro y líder de la oposición de Malasia, Anwar Ibrahim, participará este martes en elecciones por primera vez en 10 años, tras una campaña plagada de racismo y de acusaciones sórdidas.
Anwar promete a los votantes del distrito de Permatang Pau, en el occidental estado de Penang, que si logra un escaño parlamentario quedará a un paso de derribar al gobierno y de reemplazarlo por uno libre de corrupción y de discriminación racial y religiosa.
Su intención es propiciar desde el Poder Legislativo la deserción de políticos de la gobernante coalición Frente Nacional para socavar su mayoría, según él mismo señaló.
El gobierno apeló a toda su fuerza económica y su control sobre los principales medios de comunicación para advertir a los 58.000 votantes habilitados en Permatang Pau de que Anwar es incapaz de cumplir con las funciones de primer ministro.
Con ese fin, recurrió a revelaciones sórdidas y a la manipulación del resquemor hacia las minorías raciales por parte de la mayoría malaya y musulmana. Setenta por ciento del electorado del distrito pertenecen a esa comunidad.
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El oficialismo reitera sin cesar la acusación de un ex asistente de Anwar, Saiful Bukhari Azlan, quien demandó a su antiguo jefe ante la justicia el 26 de julio por agresión sexual. El juicio comienza el 13 de septiembre.
Por todos los pueblos y ciudades se exhibe un vídeo de Azlan jurando sobre el Corán, libro sagrado del Islam, haber sido sodomizado por Anwar. La escena fue grabada el día 16 de este mes en una de las principales mezquitas de Kuala Lumpur.
Si Anwar, quien alega ser víctima de una trampa, es en realidad inocente, ¿por qué teme jurar sobre el Corán?, es la pregunta que se le formula una y otra vez a los votantes.
Ministros, gobernantes e incluso el primer ministro Abdullah Badawi se han referido al caso, en un intento desesperado por alejarlos y derrotar a Anwar en distrito de origen y bastión electoral.
Anwar insiste en que no jurará sobre el Corán porque contradice las normas del Islam.
"Ya cumplí con mi obligación como musulmán demandando ante un tribunal de la shariá (ley islámica) al acusador por mentir", declaró a la prensa.
"Emplean tácticas sucias, apelan a la cuestión racial y hacen falsas acusaciones para ganarse a los malayos", dijo Anwar a IPS. "Es la elección más sucia que haya visto jamás."
La acusación refleja otra similar de 1998, que también, según Anwar, fue montada por las autoridades ante su avance político.
Aquella demanda por sodomía llevó a Anwar, quien era viceprimer ministro desde 1993, a pasar seis años en prisión hasta que el máximo tribunal del país lo declaró inocente. Para entonces, su meteórica carrera política se había derrumbado.
La destitución y posterior humillación pública de Anwar en 1998 desató el movimiento "reformasi", un reclamo popular de reformas políticas, sociales y económicas, y dividió a la sociedad malasia, en especial a la mayoría étnica malaya.
A pesar de las acusaciones, miles de malasios acuden a sus actos, aplauden y cantan mientras él critica al gobierno por corrupción y la mala gestión económica.
Los otros aspirantes al escaño por el distrito de Permatang Pauh son Arif Shah Omar Shah, del Frente Nacional, y Hanafi Mamat, del Angkatan Keadilan Insan Malasia, que se disputan el asiento dejado vacante por la esposa de Anwar, Wan Azizah, para que él pudiera presentarse.
La medida es una estrategia para unificar a la oposición detrás del liderazgo de Anwar y sacar del gobierno al Frente Nacional, políticamente muy débil tras el revés sufrido en las elecciones generales del 8 de marzo.
"La elección en ese distrito todavía tiene que mostrar la calidad de una campaña capaz de generar confianza y optimismo para el futuro de Malasia", señaló Bridget Welsh, académica estadounidense que observa el proceso.
"La campaña del Frente Nacional se centra en la reputación de Anwar, contra la que arremeten de forma sistemática como forma de reducir su electorado", apuntó.
"Los estudios muestran que ese tipo de ataques sólo sirve para consolidar a los partidarios tradicionales de un partido, pero rara vez inciden en los votantes indecisos", indicó Welsh en un artículo dedicado a analizar la campaña.
Varios analistas políticos coinciden en que es significativo que ninguno de los bandos logre desplazar la campaña de las acusaciones escandalosas hacia un intercambio fructífero sobre libertad, democracia y tolerancia en una sociedad multiétnica.
Activistas de la sociedad civil están decepcionados y alegan que los votantes tienen entre manos asuntos clave, como las garantías de laicidad, sobre las que fue fundada la nación, y como la libertad que fue sucumbiendo ante la presión del fundamentalismo islámico.
El gobierno no explica a los votantes las perspectivas de futuro, pero tampoco Anwar les da una idea clara de qué entiende por "cambio", palabra clave de su campaña..
"¿Cambio significa una sociedad que coloca a la Constitución por encima de la shariá? ¿O sólo quiere decir menos corrupción y mayor responsabilidad?", preguntó un conocido abogado que pidió reserva de su identidad.
"Las cuestiones clave son la libertad religiosa, el predominio del derecho, la independencia del Poder Judicial y las salvaguardas de la Constitución ante el fundamentalismo islámico", sostuvo. "Ninguno de esos grandes asuntos se plantea ni se debate."
Anwar se ganó las minorías china e india con la promesa de terminar con la corrupción y defender sus derechos políticos, económicos, sociales y religiosos de todas las comunidades.
El gobierno apunta al miedo de los malayos diciendo que los chinos, que dominan el comercio interno, avanzarán aun más si Anwar triunfa.
El ex viceprimer ministro "traicionó a los malayos", señaló Muyhiddin Yassin, líder de la Organización Nacional Malayos Unidos, el principal partido de la coalición gobernante.
La canción los "chinos ganarán" se escucha una y otra vez en los medios de comunicación controlados por el gobierno y en actos políticos. También se puede leer el eslogan en los panfletos y se repite de boca en boca.
A pesar de todo, los encuestadores pronostican que Anwar ingresará en el parlamento y se convertirá allí en líder del grupo opositor en el Poder Legislativo.
Pero convertirse en primer ministro es una tarea difícil, dada la proximidad del juicio por sodomía.