El mar es vehículo de contaminación para las islas del Caribe sur, aun las casi deshabitadas como La Tortuga, situada unos 150 kilómetros al nordeste de la capital de Venezuela. «Toneladas de desperdicios caen sobre los 100 kilómetros de playas de esa isla, desde colillas de cigarrillos hasta vestidos y calzados, así como cualquier envase plástico, metálico o de vidrio», dijo a Tierramérica el presidente de la Fundación La Tortuga, Alberto Boscari.
Muchos desechos «vienen de otros países, arrastrados por las mareas, y resultan letales para la fauna, como las tortugas de varias especies que dan nombre a la isla, y que al ingerir esa basura dañan su tracto digestivo y se ahogan», dijo Boscari.
Voluntarios de la Fundación limpian playas y se esfuerzan por reciclar lo recolectado, pero su labor es insuficiente.