AZÚCAR-CUBA: Inversiones extranjeras aún no llegan al ingenio

Aceptada para la producción de alcohol y otros derivados, la inversión extranjera directa en el cultivo y procesamiento de azúcar en Cuba sigue siendo una posibilidad que las autoridades prefieren no mencionar, al menos públicamente, mientras expertos la consideran deseable para la recuperación de esa industria.

Hasta el momento, existen seis empresas mixtas y una de producción cooperada, con presencia de capitales de España, Italia, Canadá y México, pero todas concentradas en la diversificación de la industria azucarera, según confirmó a IPS Liobel Pérez, jefe de la oficina de comunicaciones del Ministerio del Azúcar.

Pérez explicó que cinco de las firmas de capital cubano y foráneo radican en esta isla caribeña y una en territorio mexicano, dedicada a la comercialización de soluciones tecnológicas y asistencia técnica para la optimización de la producción agroazucarera sustentable.

Discretas negociaciones realizadas hace unos dos años por algunas compañías extranjeras interesadas en invertir en la producción de azúcar no fructificaron. "Ha habido conversaciones, pero no se han concretado", reconoció ante una pregunta de IPS el viceministro del ramo Juan Godefoy, sin brindar más detalles.

En su momento, expertos en el tema comentaron que no hubo acuerdo, entre otras razones, porque los inversores aspiraban a un mayor poder de decisión en cuanto al manejo de los fondos y querían ofrecer mejores salarios a cultivadores y empleados del proceso fabril. Tales apreciaciones no pudieron ser confirmadas oficialmente.

Cuba decidió en 2002 reestructurar su industria azucarera, mediante el cierre de alrededor de la mitad de sus fábricas y la reducción de las áreas dedicadas al cultivo de caña de azúcar, bajo el fin declarado de elevar la eficiencia para enfrentar la baja constante de los precios en el mercado internacional.

De los 156 ingenios existentes hasta comienzos de esta década, actualmente operan sólo 61. Las cotizaciones comenzaron a mejorar a fines de 2005, en un repunte que llevó al gobierno cubano a dedicar recursos a la reactivación del sector y aumentar la siembra de caña.

La zafra azucarera de este año fue de entre 1,4 y 1,5 millones de toneladas, resultado que habría permitido al país satisfacer su demanda interna y la venta comprometida a China de 400 millones de toneladas, dejando inclusive un pequeño margen para colocar en otros mercados, según especialistas. Con producciones azucareras de alrededor de 1,2 millones de toneladas en las cosechas de 2006 y 2007, este país se vio obligado a compras externas de entre 200.000 y 250.000 toneladas cada uno de esos dos años, para abastecer a su población de 11,2 millones de personas.

Para expertos, esos pobres resultados son consecuencia de la descapitalización a que la agroindustria estuvo sometida en los últimos 14 años, lo cual llevó casi al colapso la maquinaria agrícola y el transporte automotor. Tampoco han faltado, según esas fuentes, problemas técnicos con el equipamiento fabril, además de factores climáticos.

En ese cuadro, "hubiera sido muy favorable para su proceso recuperativo que a la agroindustria se le hubiera proporcionado un mayor espacio para la participación del capital foráneo, particularmente en la producción de azúcar", admite el investigador Armando Nova, en un artículo sobre el tema.

En la estrategia oficial, el azúcar es ahora un producto más de esta industria que por muchos años fue locomotora de la economía cubana.

"Ya no se puede producir azúcar solamente, nadie en el mundo lo hace", dijo a mediados de agosto, Luis Gálvez, director del Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar.

El directivo aclaró también a periodistas que su país no está en "contra del alcohol", aunque critica que se margine la producción de alimentos a causa de los biocombustibles. En ese sentido, Gálvez insistió en los diversos usos que tiene el etanol en las producciones alimenticias y médicas.

Alficsa, la empresa mixta cubano-española que produce y comercializa alcoholes finos de caña, es hasta el momento la única firma con inversiones extranjeras en ese subproducto azucarero, que Cuba aspira a desarrollar mediante la modernización de 11 de sus destilerías, proceso en el cual no se descartan nuevos socios foráneos.

Según medios especializados, la caña de azúcar es pródiga en derivados para surtir las industrias alimentaria, química, farmacéutica y biotecnológica.

Alimentos para animales, resinas, preservantes, plásticos y productos para fábricas papeleras y del mueble figuran entre los subproductos que dan mayor valor agregado a la material prima.

Dentro de su estrategia de reconversión azucarera, esta nación caribeña aspira a reactivar y ampliar la industria de los derivados que en los años 90 se vio interrumpida por la crisis que sobrevino tras la extinción de la Unión Soviética, su principal socio económico-comercial, y la caída del bloque socialista del este europeo.

Parte de ese proceso, abierto al capital foráneo, se está desarrollando con Venezuela, al que Cuba transfirió 11 de los ingenios desactivados, previamente modernizados, y tecnología usada en su industria de derivados, especialmente para alimento ganadero.

La inversión extranjera en este país está orientada a la búsqueda de mercados exteriores, tecnologías competitivas y capital y se rige por una legislación aprobada en 1995. En la actualidad existen 319 negocios extranjeros, 75 por ciento de los cuales corresponden a la modalidad de empresas mixtas.

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