España es el segundo mayor productor de energía eólica del mundo, después de Alemania y delante de Estados Unidos, y prevé seguir aumentando su infraestructura al punto de que para 2012 se habrán duplicado las cifras actuales. Pero aparecen alertas ante normas que pueden frenar ese desarrollo.
En días de mucho viento la producción energética por esta vía llega en este país a cubrir 40 por ciento de la demanda, aunque la media anual de este origen gira en torno a 10 por ciento, mientras que la mayor cantidad proviene de fuente nuclear, con 20,7 por ciento del total.
La generación de energía de fuente eólica en Alemania es de 17.743 megavatios al año, seguida por España con 9.653 y Estados Unidos con 8.500. En cuanto a los países del Sur, las palmas se las lleva India, con 4.300 megavatios, seguida de China con 765, Egipto con 145 y Marruecos con 64 megavatios.
Pero el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero impulsó en mayo normas que llevan a disminuir el apoyo oficial a la producción energética desde fuentes renovables, lo cual provocó airadas protestas de organizaciones de la sociedad civil.
Las dos mayores centrales sindicales, Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores, las organizaciones no gubernamentales Ecologistas en Acción y Greenpeace, la Asociación de Productores de Energías Renovables y la Empresarial Eólica alertaron que la reducción aprobada ponía en peligro el futuro de la energía eólica en España.
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En un comunicado conjunto señalaron que por esta vía se "ha consolidado un sector industrial y económico que ha conseguido situarse a la vanguardia mundial. Se trata además de uno de los pocos casos de liderazgo tecnológico y empresarial de nuestro país en una actividad que crea empleo y que genera un alto valor añadido con uno de los índices mas altos de inversión en investigación, desarrollo e innovación".
Subrayaron además que "la generación eólica es en la actualidad el pilar fundamental que nos acercará al cumplimiento de los objetivos nacionales de energía renovables y del Protocolo de Kyoto", el acuerdo en el marco de la Organización de las Naciones Unidas para reducir la emisión de gases invernadero.
"La energía eólica sirve asimismo para reducir nuestra dependencia energética exterior, la más alta de la Unión Europea", puntualizaron en defensa de esa actividad.
Fuentes gubernamentales, en cambio, dijeron a IPS este viernes que el propio desarrollo de ese sector, "que continúa creciendo", muestra la incorrección de las críticas.
Añadieron que una cosa es modificar tarifas retributivas para ajustarlas a la realidad y otra hubiera sido dejar de impulsar las energías renovables, lo cual no se está haciendo sino, por el contrario, se las sigue apoyando con fortaleza.
Se considera eólica a la energía generada aprovechando las corrientes de aire, vientos y las vibraciones que produce el aire aunque no esté en movimiento. Su denominación proviene del latín Aeolicus, o sea algo perteneciente a Eolo, el dios de los vientos en la mitología griega. Desde hace muchos siglos el aire sirvió como energía para impulsar a los barcos y también para extraer agua de debajo de la tierra o mover los molinos de viento que trituraban cereales. Ahora su utilización adquirió un nuevo nivel, con un mayor desarrollo tecnológico, más coste financiero usándolo para producir energía y, a la vez, preservar el ambiente. El calentamiento desigual de la superficie terrestre por la radiación solar es la que provoca el movimiento del aire. Por ello la velocidad de los vientos no es pareja y esto se refleja en los cambios en la producción de energía. En España, los ministerios de Medio Ambiente y de Industria, Comercio y Turismo están trabajando para promover un desarrollo de la energía eólica marina, instalando molinos de viento en sus zonas marítimas, tanto de la península Ibérica como de las Islas Canarias, ubicadas frente a la costa noroccidental de África.
Para este país esta energía no solamente le permite alejarse algo de la dependencia de la importación de petróleo, sino que también genera puestos de trabajo y negocios, tanto en España como en el exterior.
Los generadores de energía van montados sobre una torre de acero de 100 metros de altura, que pesa unas 250 toneladas, a las que se suman 100 del buje y la barquilla ubicados en su parte superior y en las que se instalan los multiplicadores de vueltas, el generador eléctrico y otros organismos. Casi todos esos equipos están armados con acero.
Si se cumplen las previsiones estatales para aumentar los parques eólicos, se deberán utilizar 360 millones de toneladas de acero para construir los equipos. Esto significará un gran mercado para las empresas siderúrgicas pero también para las fundiciones, las empresas de electricidad, las forjas y las electrónicas, entre otras.
Según fuentes del Ministerio de Medio Ambiente, las energías renovables crearon 180.000 puestos de trabajo en España y, de ellos, 96.000 lo fueron en el sector eólico.
La comercialización va más allá de las fronteras y un ejemplo es la empresa Gamesa, que fabrica parques eólicos y tiene como clientes a seis de las siete principales operadoras de parques eólicos en el mundo.
Otra empresa española, Iberdrola, tiene en marcha la construcción de cuatro parques eólicos en Francia, donde ya cuenta con otros 15 parques y consolida su definición como la principal compañía eólica del mundo, con 7.949 megavatios de capacidad instalada y en funcionamiento. Además posee en Estados Unidos su mayor parque eólico, denominado Klindike III.