Las cadenas de televisión de México están de nuevo en el ojo del huracán por su cobertura de actores políticos enfrentados con sus intereses.
Televisa, la televisora privada más grande de este país norteamericano junto con TV Azteca, borró a inicios de este mes la imagen del presidente del Senado, Santiago Creel, del partido gobernante, en la cobertura de los foros sobre la reforma petrolera que se llevan a cabo en esa cámara.
"Esta es una muerte informativa, borrar al representante del Senado no puede pasar inadvertido", dijo este jueves Creel, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), durante un encuentro con representantes de medios internacionales.
Entre septiembre y diciembre de 2007, los senadores desaparecieron virtualmente de las pantallas mexicanas, luego de la aprobación de una ley que privó a los poderosos medios de comunicación electrónicos de millonarias sumas que recibían en las campañas electorales a través de contratos de publicidad política, según reveló un monitoreo informativo de la Oficina de Comunicación del Senado.
Televisa atribuyó la desaparición del rostro de Creel a "un error de edición", se disculpó y le ofreció un espacio en uno de sus noticiarios para exponer sus puntos de vista.
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Pero ni el afectado ni analistas se tragaron la explicación. "Es una censura a una figura de un político, se viola el derecho a la información", dijo a IPS Aleida Calleja, vicepresidenta mundial de la no gubernamental Asociación Mundial de Radios Comunitarias (Amarc).
El comentarista Miguel Granados sostuvo este jueves en el diario Reforma que "a ver quién cree esa versión santurrona".
Creel aseveró que "falta una buena ley de telecomunicaciones que responda a la audiencia, a la demanda tecnológica, al mercado abierto".
La cúpula del parlamento reprobó el miércoles la distorsión de la imagen de Creel y llamó a la Secretaría de Gobernación (ministerio del interior) a vigilar y multar la conducta de las televisoras.
Luego del borrón, la Dirección General de Radio y Televisión, dependiente de esa cartera, envió una nota a Televisa por el manejo de la imagen.
Creel ha mantenido una relación de amor y odio con la televisión privada desde que era secretario de Gobernación en el gobierno de Vicente Fox (2000-2006). Antes de dejar el cargo en 2005, para buscar la candidatura presidencial del PAN, aprobó una polémica regulación a favor de centros de apuestas manejados por Televisa.
Pero, ya incorporado al Senado en diciembre de 2006, apoyó la impugnación de una ley de radio y televisión que había sido aprobada bajo presión por el Poder Legislativo, pues favorecía ampliamente a los medios electrónicos, y que la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional en junio de 2007.
"Creel quedó convertido en demonio en ese consorcio. Su imagen dejó de aparecer en la información senatorial, o al menos se redujo en fuerte contraste con las apariciones de los otros líderes de grupos", recordó Granados.
La conducta de Televisa "es una muestra más de que es necesario un nuevo marco normativo que permita marcar la responsabilidad y límites de los medios de comunicación, es también una muestra de la utilización facciosa de una frecuencia que pertenece a la nación para intereses muy particulares", sostuvo Calleja.
La redacción de una nueva ley de telecomunicaciones formaría parte de la agenda parlamentaria a partir de septiembre.
En este país de más de 104 millones de habitantes, siete de cada 10 televidentes sintonizan canales de Televisa, mientras dos ven los del emporio TV Azteca. En radiodifusión, la oferta se concentra en unos 13 grupos empresariales, y los más poderosos pertenecen a esas mismas cadenas de televisión.
El incidente con Creel es el segundo caso de censura protagonizado este año por el grupo Televisa. En enero, la emisora W Radio, de la que también es accionista el español Grupo Prisa, no renovó el contrato de la periodista Carmen Aristegui, por presentar información y comentarios opuestos a los intereses editoriales de la empresa.