El secuestro en Pakistán de dos periodistas que trabajaban para el diario estadounidense The New York Times, por miembros de la milicia islamista Talibán, ha colocado sobre el tapete una serie de raptos por extorsión en las Áreas Tribales Administradas Federalmente, fronterizas con Afganistán.
Los talibanes secuestraron el viernes al periodista Pir Zubair Shah y al fotógrafo Akhtar Soomro, dijo a IPS Syed Ahmad, agente político asistente en la región.
"No solicitaron el permiso de las autoridades locales para visitar las áreas tribales", (FATA, por sus siglas en inglés), "aunque la ley indica que debían haber informado a la administración política", agregó.
Shah, residente del distrito de Tank, en la vecina Provincia de la Frontera Noroccidental, llevaba un mes como colaborador de The New York Times. Comenzó a dedicarse al periodismo luego de que Estados Unidos lanzara su "guerra contra el terrorismo", apuntada a la milicia Talibán y Al Qaeda en las FATA.
Soomro, por su parte, trabajaba para el diario neoyorquino desde hace varios años.
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El portavoz local de los talibanes, Mohammad Asad, dijo a IPS en una entrevista telefónica que los periodistas habían sido "arrestados" mientras filmaban un vídeo. "Si se los encuentra 'limpios' serán liberados", agregó.
Asad señaló que fueron interrogados y que, "aunque inicialmente se identificaron como periodistas, luego dijeron que eran políticos".
La Unión de Periodistas de Pakistán envió un fax a los talibanes pidiendo que liberaran a los reporteros.
"No tienen una agenda secreta, y se encontraban en el área a causa de sus responsabilidades profesionales", señaló la petición.
Las FATA son consideradas el área más riesgosa para los periodistas desde que el gobierno lanzó operaciones militares contra la milicia Talibán.
Seis periodistas locales han sido asesinados desde principios de 2005 y muchos otros abandonaron la zona tras recibir amenazas de muerte dirigidas a ellos o sus familias.
"Alrededor de 10 médicos fueron secuestrados durante el último mes. Algunos recuperaron la libertad tras pagar un rescate a los talibanes o sus captores", y otro tanto ocurrió con empresarios, señaló Nazir Khan, de la Unión Tribal de Periodistas.
El 21 de junio, hombres armados secuestraron a 17 personas en una zona rica de Peshawar, la capital de la provincia noroccidental, y las llevaron en camión a la vecina Khyber, en las FATA. Los hombres, todos cristianos, fueron liberados al día siguiente.
Los secuestradores afirmaron apoyar a Mangal Bagh, jefe del Ejército Islámico, quien ha lanzado acciones armadas contra el avance de "la obscenidad y las prácticas antiislámicas" en el área. Se opone a la milicia Talibán y busca imponer su propia versión de la fe musulmana. Hace campaña contra el juego, la educación de las mujeres, el alcohol y la prostitución.
El secuestro masivo generó pánico en Peshawar, donde viven alrededor de 500 familias cristianas. Los atacantes prometieron volver "si la población cristiana no modifica sus costumbres".
Sin embargo, Mangal Bagh dijo a IPS que los cristianos habían sido secuestrados sin su aprobación y pidió disculpas. Agregó que los responsables serían castigados.
"Centenares de familias hindúes y sij han vivido en Khyber por mucho tiempo y jamás les impedimos observar sus ritos religiosos", afirmó.
Los secuestros por extorsión se han convertido en una industria en las áreas tribales. Las agencias humanitarias e individuos han sido regularmente tomados como blanco por las milicias de Pakistán y el vecino Afganistán, como una fuente fácil de financiamiento de sus actividades.
El 24 de abril, fueron secuestrados Noorul Wahab y su chofer en Peshawar. Los mantuvieron cautivos en Waziristán del Sur, que pertenece a las FATA, hasta que su familia pagó un rescate de 71.000 dólares. Otro tanto ocurrió con un funcionario gubernamental local.
"Estos miembros de la milicia Talibán dicen que lo hacen para reunir dinero. Recaudar fondos para la Jihad" (guerra santa) "no es un pecado", dijo a un periodista el portavoz de la milicia islamista, Maulvi Omar.