Tres documentos clave —sobre desarrollo en África, seguridad alimentaria y corrupción— que emergieron de la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) más poderosos, parecen haber tomado por sorpresa a las organizaciones no gubernamentales (ONG), que no esperaban tanto.
En un documento titulado "Desarrollo y África", los países del grupo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia) "se comprometen firmemente a trabajar para cumplir sus promesas sobre la asistencia oficial al desarrollo (ODA) hechas en (la cumbre de hace tres años en la localidad escocesa de) Gleneagles, y confirmadas en (la del año pasado en la ciudad alemana de) Heiligendamm".
El objetivo es aumentar la ODA para África 25.000 millones de dólares anuales para 2010.
Y fueron un paso más allá: "Reconocemos que la ODA del G-8 y otros donantes para África debe se revaluada y podría necesitar un incremento para el período posterior a 2010, más allá de nuestros actuales compromisos".
Varias ONG expresaron su temor de que la cumbre, que culmina este miércoles en la septentrional localidad japonesa de Toyako, representara un retroceso respecto de anteriores compromisos, dejando a África en una grave necesidad de fondos.
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El documento incluyó además promesas en otras áreas. "Reiteramos nuestro compromiso de continuar con los esfuerzos para trabajar hacia los objetivos de proveer al menos 60.000 millones de dólares durante cinco años para luchar contra enfermedades infecciosas y fortalecer la salud. Algunos países proveerán recursos adicionales para los sistemas sanitarios, incluyendo el agua", indica.
Sin embargo, esto despertó críticas de una coalición de organizaciones de lucha contra el VIH/Sida.
"Una preexistente compromiso de la cumbre de 2007 de destinar 60.000 millones de dólares en los próximos años a la lucha contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la tuberculosis, la malaria y a fortalecer los sistemas sanitarios fue debilitado por la (actual) reunión del G-8 al incluirla en una amplia promesa de aquí a cinco años" dijo Asia Russell, de la organización estadounidense Helath GAP.
"Esto es completamente inadecuado comparado con las necesidades de los países en desarrollo", señaló.
Paola Giulani, de la Red Italiana Contra el Sida, dijo que las estimaciones conservadoras sobre las inversiones necesarias del G-8 en el sector de salud son de por lo menos 173.000 millones de dólares en los próximos cinco años.
"El G-8 ha debatido durante largas horas esta promesa, sólo para comprometerse a un objetivo y a un plazo que no atienden los masivos incrementos en gastos de salud necesarios para combatir a las más mortales enfermedades", indicó.
Emmanuel Trenado, de la organización francesa AIDESA, dijo que, año tras año, el G-8 simplemente ha reconocido la crisis de salud. Para solucionar esta situación se necesitarán miles de millones de dólares de fondos adicionales con el fin de duplicar la fuerza laboral en el sector sanitario de África y alcanzar la meta mínima de 2,3 profesionales por cada 1.000 habitantes.
"La vaga promesa del G-8 de trabajar hacia esta meta es vacía para las millones de personas que viven con VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida, causante del sida) en África", dijo Trenado.
En su declaración sobre la crisis alimentaria mundial, los líderes del G-8 dijeron estar determinados a tomar todas las medidas posibles de manera coordinada, y señalaron que desde enero de 2008 se han comprometido con fines de corto, mediano y largo plazo, prometiendo 10.000 millones de dólares para apoyar la ayuda alimentaria y proponiendo iniciativas para incrementar la producción agrícola en los países afectados.
El G-8 prometió trabajar con la comunidad internacional para formar una sociedad mundial sobre agricultura y alimentos, involucrando a todos los actores relevantes, incluyendo a los gobiernos del Sur en desarrollo, el sector privado, la sociedad civil, los donantes y las instituciones internacionales.
"Esta sociedad, fortalecida y construida sobre la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y otras instituciones internacionales, podría dar respaldo eficiente y efectivo para los procesos liderados por los países", señala la declaración.
El G-8 además subrayó la necesidad de remover las restricciones a las exportaciones y acelerar las actuales negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) destinadas introducir reglas más severas contra las acciones comerciales que prolongan y agravan la situación, y dificultan las compras humanitarias de alimentos básicos.
Los líderes de los ocho países más poderosos también acordaron "explorar opciones en un enfoque coordinado sobre la administración de las existencias, incluyendo los pros y contras de construir un virtual sistema de reservas internacionalmente coordinado con fines humanitarios".
Consultado sobre si se preveía la creación de una nueva institución, el portavoz de la cancillería japonesa, Kazuo Kodama, dijo a IPS que no quería descartar esa posibilidad, pero señaló que en principio se trataba de un sistema "virtual".
Sorprendida, la organización Transparencia Internacional (TI) celebró el martes la publicación sin precedentes del "Informe de responsabilidad: revisión de la implementación de los compromisos anticorrupción del G-8"
"El informe llega tras más de un año de presión de TI para que el G-8 informara el resultado de sus compromisos contra la corrupción hechos desde 2002 en la cumbre de (la localidad canadiense de) Kananaskis", dijo a IPS Jesse García, de esa organización.
"Estamos complacidos con el hecho de que el G-8 mostró atención a nuestras demandas de responsabilidad, pero el informe también indica hasta dónde pueden llegar" los países más poderosos, dijo Cobus de Swardt, director ejecutivo de TI en una declaración.
"La corrupción sigue socavando las instituciones democráticas, distorsionando la toma de decisiones públicas, así como perpetuando la pobreza abyecta y la desigualdad en el mundo", añadió.