COMERCIO: Cielo encapotado para Doha

Los más optimistas entre los negociadores de la OMC se amparan en la certeza del adagio de que nunca el cielo es más tenebroso que cuando está por romper el alba. Así de sombrío es el panorama encontrado por los ministros reunidos desde este lunes para intentar a marcha forzada destrabar la Ronda de Doha.

Pero, en cambio, son luminosas las declaraciones de tono conciliador de muchos de los ministros que sostendrán, por lo menos hasta el sábado próximo, unos debates casi ininterrumpidos para cerrar el ciclo de liberalización de mercados lanzado por la OMC (Organización Mundial del Comercio) en noviembre de 2001 en la capital de Qatar.

La fase más oscura del proceso de Doha aparece ahora cuando aparentemente se avecina el desenlace de la ronda y los Estados o los grupos de países se fortifican en sus posiciones negociadoras extremas.

La Unión Europea (UE), por ejemplo, dijo que está claro que no hará más concesiones. El consejo de asuntos generales y relaciones exteriores de la Comisión Europea (CE), el órgano ejecutivo del bloque, se constituyó desde este lunes en Ginebra para supervisar supuestamente las negociaciones que realiza su representante, el comisario de Comercio, Peter Mandelson.

Francia, que desempeña actualmente la presidencia rotativa de la UE, ha criticado a Mandelson al atribuirle intenciones de efectuar más concesiones en el área de agricultura.

"Nosotros (los europeos) somos los más generosos en la cuestión de acceso a los mercados", que se refiere a los aranceles de importación, sostuvo el ministro francés de Agricultura, Michel Barnier, después de esa reunión del consejo de la CE

"No podemos ir más allá", enfatizó Barnier.

Los países en desarrollo, que desde el comienzo de la Ronda de Doha pretenden derribar las barreras arancelarias y las subvenciones de la UE, de Estados Unidos y de otros países industrializados, objetan precisamente la magnitud de los derechos de importación que el bloque europeo aplica a su producción agrícola.

Mandelson indicó a los ministros reunidos en la OMC que la disminución promedio de aranceles europeos era al comienzo de las negociaciones de 36 por ciento. Ahora estamos ofreciendo un recorte de 54 por ciento, exclamó.

En agricultura, la UE será el mayor perdedor neto en cualquier clase de acuerdo que salga de Doha, sentenció Mandelson.

Estados Unidos siguió una línea de argumentos parecida. Susan Schwab, representante (ministra) de Comercio Exterior de Estados Unidos, presentó a su país como "chivo expiatorio" de los negociadores que le critican por las subvenciones que otorga a sus agricultores, pero al mismo tiempo evitan hablar de la apertura de los mercados agrícolas e industriales.

La referencia a la apertura de los mercados industriales alude a un grupo de países en desarrollo, entre los que figuran India, Sudáfrica, Brasil y Argentina, que aspiran a limitar los recortes de aranceles en ese sector para sostener a sus industrias incipientes.

Pero esas economías emergentes también expusieron sus posiciones límite. El canciller de Brasil, Celso Amorim, mostró su incomodidad con el borrador de acuerdo propuesto para agricultura, porque es un texto construido con la lógica de atender a las excepciones de la liberalización en lugar de buscar la ambición en la apertura de los mercados, según dijo.

En casi 30 párrafos de ese borrador se establecen presas específicas para países también específicos, añadió a modo de ejemplo.

En cuando al texto de aranceles industriales, también denominado acceso a mercado de productos no agrícolas (NAMA, por sus siglas en inglés), ha sido redactado con la lógica de forzar a los países, especialmente a aquellos en desarrollo, a ubicarse fuera de las zonas más beneficiosas, describió Amorim.

Argentina fue otra vez contundente en su crítica al borrador de NAMA. Ese texto es "inadecuado" porque no ha reflejado la visión de los países en desarrollo más afectados por sus disposiciones, explicó el ministro argentino de Relaciones Exteriores, Jorge Taiana.

El representante argentino insistió en que sería inaceptable, en NAMA, que los cortes promedio para los países industrializados sean inferiores a los previstos para los países en desarrollo.

Otra posición crítica provino del llamado Grupo de los 33 (G-33), integrado hoy por 46 naciones en desarrollo y que reclama disposiciones favorables para los productos agrícolas especiales, una categoría que podría recibir protección para sostener a campesinos nacionales, y también para los mecanismos de salvaguardia especial, un método para impedir una avalancha de importaciones agrícolas.

El G-33, representado en la reunión de la OMC por la ministra de Comercio de Indonesia, Mari Pangestu, se declaró defraudado porque el borrador de acuerdo para agricultura ha excluido elementos esenciales y cruciales de los productos especiales y de los mecanismos de salvaguardia.

En ese clima de divergencia comenzó la reunión que podría alcanzar su apogeo el viernes cuando el director general de la OMC, el francés Pascal Lamy, presente probablemente un borrador de acuerdo que englobe a los dos pilares de la negociación de Doha, agricultura y NAMA.

En el ínterin, los ministros y representantes de los 153 Estados parte de la OMC tratarán de encontrar fórmulas de aproximación para eliminar diferencias en los dos temas.

El portavoz de la OMC, Keith Rockwell, señaló que en la sesión de apertura, este lunes, los ministros expresaron fuerte apoyo a la conclusión de esos dos textos, que podrían acelerar la convergencia en los demás puntos de la Ronda, que abarcan servicios, normas y propiedad intelectual, entre otros.

Lamy subrayó que la conclusión de Doha permitirá estimular y estabilizar a la economía mundial.

Amorim coincidió con esa idea, porque "es importante apuntalar la confianza en momentos en que el panorama económico internacional se encuentra bajo tensión".

En el campo de las organizaciones no gubernamentales se alzaron voces críticas de los efectos potenciales de la Ronda.

Nathan Irumba, del Instituto de Información Comercial y Negociaciones de África del sur y oriental (Seatini), con sede en Uganda, recordó que cuando Doha fue lanzada se dijo que su objetivo sería el apoyo de los intereses de los países en desarrollo.

Lamentablemente, el acuerdo que se encuentra sobre la mesa de negociaciones tiene muy poco contenido de desarrollo, dijo Irumba. Todos los estudios, inclusive del Banco Mundial, han dicho que África saldrá peor parada, puntualizó.

Sago Indro, dirigente de La Via Campesina en Indonesia, comentó que después de 12 años de existencia de la OMC, los campesinos de su país afrontan dificultades extremas.

Durante los primeros 10 años de la OMC, los productos de importación, como arroz, soja, trigo, carne y naranjas, inundaron nuestros mercados y deprimieron los precios para los campesinos, a la vez que destruyeron nuestra capacidad de producción, describió.

Ahora, el precio de los alimentos en el mercado internacional es muy elevado y los campesinos indonesios ya no pueden acceder a los alimentos. Inclusive el gobierno se encuentra en una situación difícil, dijo Indro.

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