La mayoría de las víctimas mortales del ciclón Nargis, que hace tres meses azotó el delta del río Irrawaddy en Birmania, fueron mujeres, según un informe conjunto del gobierno de ese país, la ONU y la Asean.
Las mujeres representaron 61 por ciento de las personas fallecidas, y "en algunas de las villas más afectadas murió el doble de mujeres que hombres de entre 18 y 60 años", señaló el estudio.
Ese patrón se repitió en el grupo de edades de entre cinco y 12 años, al igual que entre los menores de cinco años, dice la evaluación del gobierno birmano, la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y la Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático).
En otras palabras, murieron muchas más niñas que niños.
El estudio ratifica las cifras totales de víctimas comunicadas por el gobierno birmano: 84.537 muertos, 53.836 desaparecidos y 19.359 heridos, a los que se suman 2,4 millones de personas afectadas por el ciclón, sobre una población de 7,3 millones en las áreas devastadas.
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Sin embargo, otras estimaciones señalan que habrían muerto casi 300.000 personas y que las afectadas fueron 5,5 millones.
La Asean asumió el liderazgo de esta iniciativa tripartita, con la intención de crear un "puente humanitario" ante la negativa de la dictadura birmana a permitir el acceso de socorristas de organizaciones humanitarias y la reticencia de donantes internacionales a volcar fondos en un país en manos de un régimen corrupto y opresivo.
"Aún estamos en el período de recuperación. No tenemos previsto iniciar ninguna planificación de largo plazo", dijo el secretario general de la Asean, Surin Pitsuwan. El ciclón Nargis, sostuvo, fue "uno de los más horrendos desastres naturales en el sudeste asiático, detrás del tsunami de diciembre de 2004".
"Los daños son enormes y tendrán consecuencias de largo alcance", señaló, por su parte, Dan Baker, coordinador de ayuda humanitaria de la ONU en Birmania. "Casi 75 por ciento de la infraestructura de salud resultó destruida o dañada."
El informe también evalúa la magnitud de los costos económicos y sociales.
"Nargis golpeó al delta del Irrawaddy en la última etapa de la cosecha de la estación seca, que representa alrededor de 25 por ciento de la producción total de arroz del área afectada. También destruyó varios sitios de almacenamiento", señaló.
"Más de 400.000 hectáreas de tierras de cultivo resultaron inundadas con agua salada, causando seria destrucción y muertes. Esto afectó a las personas, el ganado, animales de granja, infraestructura, medios de producción y las formas disponibles para ganarse la vida", agregó.
"La devastación impactó severamente en la disponibilidad de alimentos, al igual que en las existencias de semillas y herramientas para la época de siembra de junio-julio. Sólo 25 por ciento de las áreas afectadas informaron que tenían suficientes semillas", destaca el informe.
Los daños en las casas de las mayoritariamente pobres comunidades del delta también fueron de gran magnitud.
"El ciclón afectó alrededor de 800.000 viviendas. Se estima que unas 450.000 fueron totalmente destruidas y 350.000 dañadas en diversos grados", indica. La mayoría de esas casas estaban construidas con madera y bambú.
El estudio advierte que se requiere asistencia para rehabilitar los sistemas de disposición segura de residuos cloacales y disponibilidad de agua potable para 1,4 millones de personas de aquí a abril de 2009, junto con la rehabilitación de los tradicionales estanques y sistemas de recolección de agua de lluvia para el próximo septiembre.
El área que rodea a la ciudad de Rangún también fue severamente golpeada y requiere gran ayuda, dado que el ciclón "afectó a cuatro millones de personas y dañó 486.539 viviendas, además de 7.900 establecimientos comerciales e industriales. Sobre todo, más de 121.000 hectáreas de tierras cultivables fueron inundadas", señaló el estudio.
El informe fue recibido con escepticismo por personas y grupos que conocen de cerca el estilo dictatorial de la junta militar que gobierna Birmania desde hace 46 años.
"Se supone que debemos creer la historia oficial porque suena y luce bonita. Se supone que debemos creer que el informe de la comunidad internacional, con la ONU incluida, es correcto", dijo Jody Williams, Premio Nóbel de la Paz 1997.
"Pero el equipo de evaluación incluyó a representantes de la junta militar. Tenemos que dejar de aceptar estas historias oficiales", agregó.
Los involucrados en la redacción del informe aseguran que no existieron restricciones. "Movilizamos 350 personas que tuvieron total acceso", señaló Puji Pujiono, experto en evaluación de desastres del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Sin embargo, admitió que "la situación política en Birmania dificultó cada opción que debimos tomar. Esas complicaciones políticas persistirán".