AGRICULTURA-ARGENTINA: Antagonistas se miden en las calles

Con dos actos masivos en Buenos Aires se expresaron este martes los sectores que defienden la decisión del gobierno argentino de aumentar el impuesto a las exportaciones de oleaginosas, y los favorables a los gremios agropecuarios, que rechazan esa medida desde hace cuatro meses.

En vísperas de la votación en el Senado del proyecto de ley para legitimar la decisión presidencial, las cuatro entidades que representan a las asociaciones rurales, con apoyo de políticos opositores y sindicalistas críticos del gobierno, protagonizaron una manifestación a la que asistieron unas 220.000 personas en el barrio de Palermo.

Familias enteras, productores rurales, empleados de saco y corbata y adultos mayores, provenientes tanto del interior del país como de la ciudad, asistieron al acto para escuchar la arenga de los principales dirigentes del próspero sector agropecuario argentino.

Por su parte, el ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007), esposo de la mandataria Cristina Fernández y titular del gobernante Partido Justicialista, convocó a un acto multitudinario, con una concurrencia de unas 90.000 personas, en la Plaza de los Dos Congresos, frente a la sede del parlamento nacional donde se votará el proyecto de ley este miércoles.

Rodeado de ministros, gobernadores y sindicalistas, Kirchner aseguró que el gobierno "no es enemigo de los productores" rurales, que "crecieron como nunca" durante su gestión. En cambio, fustigó a sectores que "quieren enriquecerse a costa del pueblo".
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"Estamos en un punto de inflexión para construir un país que nos contenga a todos", dijo Kirchner, en defensa del aumento del tributo a las exportaciones de oleaginosas que desató una profunda protesta y un severo desgaste a la administración de Fernández, investida en diciembre.

Los representantes de los gremios del campo, en un estrado cercano al Monumento a los Españoles, un paseo público situado en el barrio de Palermo, criticaron al gobierno y reclamaron a los senadores que voten un proyecto "que solucione el conflicto", según expresó Mario Llambías, dirigente de Confederaciones Rurales Argentinas.

"Esto no termina mañana", advirtió el dirigente Alfredo De Angelis, de la Federación Agraria Argentina (FAA), de pequeños productores. "Tenemos que pedir un plan agropecuario nacional", sostuvo. En tanto, su colega Eduardo Buzzi, reclamó "un modelo de país diferente, que de verdad resuelva la pobreza", en referencias que exceden el reclamo específico sobre las retenciones a las exportaciones.

Para Buzzi, presidente de la FAA, "es una inmoralidad que desde 2002 haya gente que cobra 150 pesos (un subsidio de 50 dólares a los jefes y jefas de hogar sin empleo). "A unos nos sacan y a otros no los dan", dijo.

"Yo soy de la capital y no tengo campos, pero no concuerdo con la forma en que la presidenta maneja todo esto", dijo a IPS Liliana Gorosito, una de las asistentes al acto de los ruralistas.

Con una bandera argentina, la manifestante rechazó "la confrontación entre argentinos" a la que estaría empujando, a su juicio, el gobierno con el aumento de impuestos. "No es la manera, un gobierno tiene que pacificar, dialogar", recomendó Gorosito, que definió su ocupación como "ama de casa".

Ada Iriarte, jubilada, remarcó que en su juventud, el gobierno justicialista de Juan Domingo Perón (1946-1955 y 1973-1974) también ejercía una política de confrontación con los sectores sociales medios y altos, "como si la gente no tuviera derecho a ganar dinero dignamente", sintetizó.

Otro asistente, Daniel Pérez, de Cañada de Gómez, en la nororiental provincia de Santa Fe, declaró a IPS que en su región los productores tienen "muchos problemas climáticos y encima tenemos que luchar contra las medidas del gobierno".

Pérez es un ganadero y posee 1.000 hectáreas de tierra, pero cada vez hay menos ganado y más restricciones a la exportación de carne. "No te puedo decir que estamos mejor que en los años 90 —cuando se implantó una política económica neoliberal—, pero sí digo que cuando tenemos la oportunidad de estar mejor, el gobierno no nos deja".

Mientras, al acto de apoyo al gobierno llegaron integrantes de movimientos barriales, sobre todo mujeres, jóvenes y niños, columnas de sindicatos y grupos de profesionales e intelectuales que prestan un respaldo crítico a las autoridades en esta coyuntura.

"Aquí hay una embestida de los llamados sectores del campo, que trasciende el reclamo sectorial", dijo a IPS Néstor Gaveta, del Espacio Carta Abierta, una asamblea de intelectuales, académicos y artistas que desde que comenzó el conflicto se reúnen, debaten y emiten pronunciamientos públicos.

"Critico muchísimas cosas de este gobierno, pero estos sectores pasaron del reclamo económico a un planteo político 'destituyente’ muy peligroso", añadió Gaveta, músico y cantante. "La institucionalidad debe ser preservada, y cuando un sector económico concentrado embiste de esta manera, hay que apoyar".

Gaveta se refería así a los bloqueos de carreteras, practicados por los agropecuarios, que causaron desabastecimiento durante varias semanas, y a los ataques y protestas frente a viviendas de legisladores y políticos por su apoyo a la política del gobierno que ahora se debate en el Congreso legislativo.

En el sector de movimientos sociales, Sara Pérez, de 48 años, explicó a IPS por qué asistió al acto pese a estar "muy afectada de la columna". "Somos de un centro comunitario de Barracas, cerca de la Villa 2 (barrio marginado en el que vive). El gobierno nos ayuda con el comedor", aseguró.

Trabajé "toda la vida", dijo. Fue operaria de mantenimiento en la empresa de bandera Aerolíneas Argentinas y luego empleada de limpieza en una firma contratada por el diario Clarín. "Era una empresa fantasma y en el 2001 me quedé en la calle sin una moneda, justo cuando el país se venía abajo", relató.

En ese período, cuando Argentina vivió una de sus más profundas crisis, Pérez se acercó al movimiento social de desocupados Barrios de Pie, que ahora forma parte del oficialismo. Nunca pudo volver al mercado laboral formal. Recibe un subsidio de 150 pesos y ayuda en alimentos, y realiza trabajo comunitario.

"Los del campo, que ya ingresaron mucho a sus bolsillos, podrían acordarse un poco de los pobres que necesitamos comer mejor, tener una mejor salud y una mejor educación. Todavía es muy poco lo que tenemos. Yo nunca pude volver a tener un trabajo digno", dijo Pérez, viuda y madre de seis hijos.

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