La economía mundial será, como siempre, el tema central en la agenda de la próxima reunión del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos, pero el primer ministro japonés Yasuo Fukuda, quien copresidirá el encuentro, tiene la intención de otorgarle igual importancia al cambio climático y el desarrollo de África.
La cumbre del G-8, que se realizará entre el 7 y el 9 de julio en la septentrional isla japonesa de Hokkaido, deliberará unas cinco semanas después de las reuniones entre funcionarios de ese país y representantes africanos, a fines de mayo, en el marco de la cuarta ronda de la Conferencia Internacional de Tokio sobre Desarrollo Africano (Ticad IV).
Fukuda le aseguró a 40 jefes de Estado y de gobierno africanos, en contactos bilaterales, que plantearía sus preocupaciones y deseos en el seno del G-8, dijo en una entrevista con IPS el subdirector general de Cooperación Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, Shigeyuki Hiroki.
— ¿Qué piensa hacer Fukuda por África en la reunión del G-8?
— Nuestro primer ministro informará a los otros miembros (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Rusia) cuáles son los planes de Japón, por ejemplo duplicar el nivel de la ayuda para el desarrollo destinada a África a 1.800 millones de dólares para 2012. También les transmitirá los deseos expresados por los representantes africanos durante la Ticad IV. El desarrollo y el cambio climático son dos temas cruciales.
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— ¿Planean invitar a jefes de Estado y de gobierno africanos a la cumbre del G-8?
— Estamos invitando a un grupo compuesto por Argelia, Etiopía, Ghana, Nigeria, Senegal, Sudáfrica, Tanzania y la Unión Africana para discutir con los líderes del G-8 los temas que tienen que ver con el desarrollo africano.
— ¿Cuáles son los planes respecto del Grupo de los Cinco (G-5) grandes países del mundo en desarrollo (Brasil, China, India, México y Sudáfrica), invitado por Alemania a la cumbre del G-8 del año pasado, que se desarrolló en ese país?
— Estamos ampliando su número a ocho, incorporando a Australia, Corea del Sur e Indonesia. Este grupo se centrará en las discusiones sobre cambio climático.
— Entre los países ricos, Japón es el que menos ayuda oficial para el desarrollo otorga, en términos de su ingreso nacional bruto, apenas 0,17 por ciento. ¿Han fijado ustedes un cronograma para llegar al 0,7 por ciento, recomendado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU)? ¿Cree que Fukuda anunciará en la cumbre del G-8 que se incrementará a al menos 0,3 por ciento para 2015, fecha tope para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio?
— Vamos a actuar paso a paso. Sólo prometemos lo que realmente podemos cumplir. No estamos seguros sobre qué ocurrirá con nuestro programa de ayuda para el desarrollo para 2015. Por lo tanto, hemos dicho que duplicaremos nuestra asistencia a África en los próximos cinco años y en ese momento veremos qué es lo que hemos logrado. Nuestro ingreso nacional bruto podría ser diferente entonces y podría hacer falta que ajustemos nuestro programa. Nos gustaría movernos hacia la meta del 0,7 por ciento tan pronto como nos resulte posible hacerlo. Pero no vamos a anunciar nada que no sabemos si podremos cumplir o no. No es nuestra forma de abordar este tema.
— Japón no tiene la tradición en materia de organizaciones humanitarias que existe en Gran Bretaña y otros países europeos. ¿Es esto parte del problema?
— No lo creo. Una gran cantidad de personas realizó donaciones para las víctimas del terremoto en China y el ciclón en Birmania. Por lo tanto, considero que existe en Japón el mismo espíritu de ayudar a la gente en situación de necesidad extrema, donde sea que se encuentren.
— ¿Cuál ha sido, a su juicio, el resultado más relevante de la Ticad IV?
— En primer lugar, la reafirmación del concepto de asociación y propiedad en común como pilares fundamentales de este proceso, que se inició en 1993.
En segundo lugar, que pudimos debatir juntos la crisis alimentaria, que es un tema de interés fundamental para muchos países africanos. Llegamos a la conclusión común de que es un desafío que requiere urgente atención.
Por último, las naciones africanas han asumido la seriedad del recalentamiento global. Muchas de ellas aprecian los esfuerzos de Japón para combatirlo. Nuestro primer ministro ha anunciado un programa específico (la denominada Asociación Cool Earth) que destinará a este fin 10.000 millones de dólares en los próximos cinco años. Dado que muchos países de África enfrentan serias dificultades para adaptarse al cambio climático, tenemos la esperanza de estar en posición de ofrecer buena parte de la financiación necesaria para mejorar su situación.
— Los países africanos se quejan, argumentando que se trata de un fondo global y que la mayoría del dinero será absorbido por las economías más grandes, sobre todo de Asia.
— El primer paso importante es que ellos se han sumado a esta asociación. De hecho, muchos expresaron su interés en ella. Luego daremos el siguiente paso. Estoy seguro de que varios países africanos se verán beneficiados.
— ¿Interpreté sus palabras correctamente, en el sentido de que muchas naciones de África no habían asumido la gravedad del cambio climático antes de la Ticad IV?
— Aunque eran conscientes de ello, la Ticad IV les ha mostrado el camino para tomar medidas concretas que les permita enfrentar el problema por sus propios medios. La desertificación es grave y la Asociación Cool Earth ofrece una salida a esta difícil situación.
— ¿Qué es lo que distingue a esta asociación de otros programas existentes?
— Está basada en la idea de que el desarrollo debe ir de la mano con la protección del ambiente. Por lo tanto, nosotros no cuestionamos los deseos de los países africanos respecto del crecimiento económico, si respetan este enfoque.
— ¿Hasta qué punto la Ticad IV ayudó a modificar la actitud del ciudadano promedio japonés hacia África o los países en desarrollo?
— El pueblo japonés se siente mucho más comprometido respecto de África, que fue tema de las noticias en la televisión, la radio y los diarios durante el mes de mayo. Esto hizo que la gente entendiera los problemas y esperanzas de los africanos y produjo un gran cambio en la imagen de ese continente que tenían en su mente los ciudadanos comunes.