Son fuertes en el negocio del petróleo y del cemento, están en la minería y acerías, en la industria textil, de cosmética, en bancos, alimentos y bebidas. Se trata de los capitales brasileños que comienzan a desplazar a los europeos de los primeros lugares de la inversión extranjera directa (IED) en Argentina.
La expansión es parte de una tendencia general al incremento de inversiones externas emitidas en países en desarrollo. Dentro de ese fenómeno global, el movimiento de empresas de Brasil hacia Argentina, su vecino más grande, es visto por expertos como uno de los ejemplos más dinámicos de la región en materia económica.
"Brasil responde hoy por 35 y 40 por ciento de la IED que llega a Argentina", dijo a IPS Fernando Porta, uno de los autores del estudio titulado "La internacionalización de las empresas brasileñas en Argentina", publicado por la oficina en Buenos Aires de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Desde 2003 arriban a Argentina unos 4.000 millones de dólares promedio por año, casi 40 por ciento de los cuales proceden de Brasil. De ese total, 55 por ciento fue para fusiones y adquisiciones, 25 por ciento para ampliaciones y el 20 restante para nueva capacidad instalada.
La firma consultora Deloitte calculó que las empresas de Brasil invirtieron alrededor de 8.000 millones de dólares entre 2002 y 2007 en Argentina.
Datos oficiales de Brasilia indican que los capitales de ese origen que llegaron a Argentina equivalen a 2,9 por ciento del total que salió al exterior entre 2001 y 2005, pero Porta aclaró que, si se excluyera a los paraísos fiscales que so el paso obligado para los capitales por sus ventajas impositivas, el flujo treparía hasta 10 por ciento, "una plaza de envergadura", dijo.
¿Por qué este desembarco? Es que Argentina devino en principal destino de las inversiones de Brasil en América Latina porque "las inversiones intra-regionales son una tendencia mundial entre países semejantes, como los de América del Sur o los países emergentes de Asia", dijo Luis Alfonso Lima a IPS.
Lima, quien preside la Sociedad Brasileña de Estudios de Empresas Transnacionales y Globalización Económica (Sobeet), sostuvo que la cuestión cultural es un factor que hace la diferencia. "Es más fácil para las empresas brasileñas implantarse en América Latina que en Asia, donde hay dificultades de comunicación".
Porta coincide en que el proceso de internacionalización de las empresas de países en desarrollo "tiende a comenzar en países vecinos con patrones de consumo y especificidades del proceso productivo relativamente comunes". A eso se agregan condiciones propicias por parte de los países receptores.
Frente al proceso de endeudamiento de empresas argentinas tras la recesión de los últimos años de la década del 90, muchas salieron a la venta.
La empresa mixta brasileña Petrobras compró en 2002 la firma privada argentina Pecom, de la familia Pérez Companc, y se erigió así en la segunda compañía petrolera de este país, después de Repsol-YPF, la ex firma estatal que sólo conserva sus iniciales de Yacimiento Petrolíferos Fiscales.
Por su parte, el grupo Camargo Correa adquirió en 2005 la cementera argentina Loma Negra y duplicó así su capacidad productiva.
Ambev absorbió la cervecera Quilmes, auspiciante del seleccionado argentino de fútbol, y en la actualidad domina el mercado de esas bebidas en el Cono Sur de América.
También el frigorífico brasileño Friboi se quedó con Swfit Armour, gran productor de carne vacuna. Belgo Mineira de Brasil compró la privada argentina Acindar, un "paso fundamental en el control estratégico del sector siderúrgico en la región", según el estudio de Cepal.
Otras firmas simplemente se instalaron como Natura, que vende cosméticos, el Banco Itaú o la empresa textil Santana, que fabricará telas para vaqueros desde la provincia de Chaco, en el nordeste de Argentina.
Pero más allá de las grandes operaciones, hay múltiples movimientos que no son captados por las estadísticas y que forman parte de la tendencia, aseguró Porta.
Según el estudio, mientras la estrategia de las empresas argentinas ante la crisis de fines de los años 90 fue "defensiva", las brasileñas adoptaron por "una agresiva política de internacionalización a escala regional" a fin de diversificar el riesgo en el mercado doméstico y adquirir experiencia externa en un país conocido.
Brasil y Argentina son los socios mayores del Mercosur (Mercado Común del Sur), el bloque del que también forman parte Uruguay, Paraguay y Venezuela en vías de ingreso pleno. "El contexto de negocios del bloque facilita la llegada de capitales, pero en este caso es un componente menor de lo que se podría suponer", dice Porta.
"Hay una política activa del gobierno de Brasil que facilita la internacionalización de sus empresas con asistencia crediticia, porque es un proceso que ayuda al comercio exterior del país emisor", añade el argentino. También permite al país controlar reservas de hidrocarburos o fuentes de materias primas, añadió.
El estudio realizado para Cepal indica que entre las principales motivaciones está la proyección de empresas brasileñas que requieren mayor escala para su producción, la posibilidad de acceder a un mercado relativamente protegido como el argentino y acceder a materias primas en cantidad y calidad.
También contribuyó a acelerar el fenómeno la devaluación de la moneda argentina a comienzos de 2002, tras más de 10 años con el tipo de cambio fijo en un dólar por cada peso, una ventaja que atrajo inversiones.
Según Lima, Argentina "es un buen mercado, (con habitantes) de ingresos más elevados y sectores vacíos por explotar que ya son explotados en Brasil".
Un ejemplo de ello es el del Banco Itaú, cuya expansión en Argentina es más acentuada que en Brasil, destacó.
Lo cierto es que, así como en los años 90 llegaron a Argentina capitales de Estados Unidos, de España, Italia, Francia y otros países europeos atraídas por el proceso de venta de empresas estatales, ahora son los brasileños que avanzan desde 2004 en busca de oportunidades de negocio.
Los nubarrones que provoca el conflicto en el área agropecuaria argentina, con bloqueos de rutas, lock-out patronal y paro de actividades intermitentes desde hace tres meses, podría moderar el flujo de capitales, aunque los expertos creen que de forma coyuntural.
"Los brasileños se saben mover con menos temor que los europeos en mercados menos estables, eso les da una ventaja", consideró Porta.
Por su parte, Lima sostuvo que la incertidumbre por ese conflicto sectorial puede hacer que las inversiones crezcan menos que lo que indicaría su potencial. "Las IED crecen en función de la estabilidad del país, de la previsibilidad", remarcó. "Argentina aún no permite horizontes a plazos largos, de 20 años", advirtió.
No obstante, aseguró que "es cuestión de tiempo. "El total de inversiones brasileñas en el exterior aumentará y la parte que llega a Argentina, más tarde o más temprano, también será mayor", pronosticó.
* Aportes de Mario Osava (Brasil)
+ CEPAL Argentina (http://www.eclac.org/argentina/default.asp) + SOBEET (http://www.sobeet.org.br).