El canal*Motoboy, que difunde por Internet informaciones, fotos y vídeos de repartidores en motocicleta de São Paulo, es un ejemplo de la revolución que experimenta la comunicación y que estará en debate en el Foro de Medios Libres, este fin de semana en Río de Janeiro.
Una multiplicidad caótica de iniciativas de todo Brasil estará representada en el Foro, para discutir la democratización de la comunicación, empezando por mecanismos que aseguren a los medios alternativos y pequeños el acceso a una parte del presupuesto de publicidad del sector público.
Más de 800 periodistas, estudiantes, profesores y activistas ya se inscribieron para participar del Foro, según Ivana Bentes, directora de la Escuela de Comunicación de la Universidad Federal de Río de Janeiro, donde tendrá lugar el encuentro.
Habrá que buscar una "convergencia" ante la gran fragmentación y heterogeneidad de las iniciativas, en términos de soportes —portales, blogs, imprenta, audiovisuales— y de temas e intereses, pero no se tratará de crear "una central de los medios libres", sino de establecer una "red de las redes, horizontal", dijo Bentes a IPS.
Primero será necesario saber "qué son los medios libres, qué se está haciendo", y "mapear quién los hace, los nuevos medios que están surgiendo", así como dar "visibilidad" a los numerosos proyectos que tienen sus nichos específicos, como el de los "motoboys" de São Paulo, acotó.
Si algún día el gobierno se decidiera a apoyar a esos medios con parte del presupuesto publicitario, sería un desafío gigantesco definir criterios para su distribución.
Además de esa cuestión, vinculada también al reclamo de espacios en las emisoras de televisión y radio públicas, otros cuatro ejes orientan los debates del Foro.
Las reglamentaciones de la comunicación, sea del derecho a ella, de los medios en manos del sector público y de la convergencia de medios (televisión, teléfono, radio, Internet etcétera), constituyen el primer eje.
El mapeo de los productores de medios libres en sus distintos soportes y su articulación, cambios en la enseñanza para los nuevos comunicadores, y nuevos medios y sus tecnologías son los restantes ejes del debate.
El foro de Río de Janeiro representa una rápida organización y ampliación de un movimiento iniciado por 42 periodistas y profesores de comunicación el 8 de marzo en São Paulo, preocupado principalmente por la supervivencia de algunos medios, como diarios y agencias de noticias, que aún dudaban si llamarse "alternativos", "independientes" o "de izquierda", antes de la opción por "medios libres".
El manifiesto aprobado en aquella reunión afirmaba que "la democracia brasileña necesita de mayor diversidad informativa y de un amplio derecho a la comunicación", superando el dominio de los grandes grupos económicos.
Los participantes reclamaron la urgente realización de una conferencia nacional de comunicación, para proponer un nuevo marco regulatorio de la actividad, con el fin de limitar la concentración del mercado y los oligopolios.
También fueron mencionadas la distribución de los recursos publicitarios, considerando la diversidad de los medios de información, la inclusión digital y otras medidas a favor de la democratización del sector, como nuevos procesos de concesión pública de emisoras de radio y de televisión.
Pero el Foro de este sábado y el domingo en Río ha despertado una concurrencia tan variada que será también un encuentro de reflexión sobre las innovaciones y la evolución actual y futura de la comunicación en sentido amplio, superando conceptos tradicionales, destacó Bentes.
Es un encuentro para que los comunicadores de las más distintas visiones y herramientas "se hablen entre ellos", generen redes y nuevas iniciativas. Se trata de elevar la "autonomía y la libertad" a nuevos niveles, definió la profesora universitaria que coordina la organización del Foro.
El canal*Motoboy ejemplifica la proliferación de nuevos medios. Doce de esos repartidores de los más diversos objetos, que se han vuelto tan necesarios en la vida urbana de este país, se juntaron para producir, con sus teléfonos celulares y cámaras incorporadas, fotos, vídeos y textos que divulgan sus experiencias en las calles de la ciudad.
Se trata de un sitio en Internet, con un foro abierto a la participación e intercambio de mensajes, en el que los "motoboys" van haciendo una crónica de la gran urbe. Ya recibió un millón de visitas desde sus inicios, en mayo de 2007, señaló a IPS el coordinador del canal, Eliezer Muniz.
Éste, de 42 años, trabajó 15 en "motoflete", recorriendo la ciudad en su motocicleta, después de dejar un empleo de programador de computación y antes de dedicarse al curso de filosofía en la Universidad de São Paulo, para el que obtuvo una beca.
Luego fue invitado por el artista español Antoni Abad para hacer parte de un Grupo de Estudios de los Profesionales Motociclistas, hecho que condujo a la creación del canal*Motoboy.
Además de dar voz a esos trabajadores, convirtiéndolos también en emisores y no sólo receptores de información, el proyecto es "territorio del arte" y genera conciencia, destacó Muniz.
La experiencia es apoyada por centros culturales, el gobierno local, la cooperación española y organizaciones educativas y ambientalistas.
Los "motoboys" son profundos conocedores de la ciudad y deben participar en la solución de los problemas urbanos, uno de los cuales es el tránsito caótico que los afecta directamente, acotó.
El sueño de Muniz es que el proyecto amplíe masivamente sus participantes y evolucione hacia una agencia de noticias.
Hay entre "150.000 y 300.000" repartidores en la ciudad, según el secretario general del Sindicato de Mensajeros, Motociclistas, Ciclistas y Mototaxistas del Estado de São Paulo, Alexandre Silva Pinto. La estimación imprecisa se debe a que cada día se incorporan nuevos trabajadores y otros dejan la actividad.
Es una actividad riesgosa, por año mueren "más de 450 motoboys" en el sureño estado, y unos 25 sufren accidentes cada día, destacó el sindicalista a IPS. El canal*Motoboy contribuye a reducir los accidentes, al estimular la prudencia tanto a los motociclistas como a los conductores de automóviles, reconoció.