La «organización criminal y mafiosa» en que se convirtió el Partido Colorado de Paraguay durante sus 61 años de gobierno seguirá siendo poderosa pese a su derrota electoral del mes pasado, afirma el ciudadano Anuncio Martí, exiliado en Brasil.
Martí celebró el triunfo del candidato opositor Fernando Lugo, obispo católico progresista que fue electo nuevo presidente de Paraguay el 20 de abril. Pero el activista conserva una mezcla de esperanza y temores. El resultado electoral fue "un importante avance democrático", pero "no el inicio de un proceso real de cambio", dijo a IPS.
"Esperamos por lo menos el cese de la criminalización de la lucha social y de los movimientos populares", para que se pueda empezar la "construcción de una democracia participativa", acotó. Sus reservas sobre un gobierno que surge como popular, presidido por el llamado "obispo de los pobres", derivan en parte de su propio escarmiento.
El 17 de enero de 2002, Martí y Arrom fueron secuestrados en el centro de Asunción, y brutalmente torturados durante casi dos semanas por un grupo de 15 policías, militares y agentes judiciales, en un local clandestino.
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"Veníamos de la lucha contra la dictadura" del general Alfredo Stroessner (1954-1989) y "bajamos la guardia" tras su derrocamiento, admitió Martí. Luego, su grupo de militantes fundó Patria Libre, inicialmente como movimiento de orientación "marxista revolucionaria e inspiración latinoamericanista".
"Terminada la dictadura militar, no creímos que se mantendrían los centros de tortura. Aprendimos con la experiencia, que por suerte sobrevivimos, pero muchos no sobrevivieron", dijo.
Martí y Arrom fueron rescatados por familiares y activistas de derechos humanos que se movilizaron durante las dos semanas y lograron descubrir el 31 de enero la casa donde se encontraban detenidos en las afueras de Asunción. Ante el cerco de familiares y periodistas alertados, los secuestradores se fugaron, abandonando allí a los dos detenidos.
Ambos dejaron el cautiverio muy lastimados y requirieron tratamiento en un hospital. Dos años más tarde, ya exiliado en Brasil, Arrom tuvo que someterse a una cirugía para corregir secuelas que le quedaron en la cadera. Los cortes en las muñecas fueron las marcas más evidentes en Martí.
Los tormentos fueron sobre todo "golpes directos con hierros, puños y armas de fuego, además de ahogamiento con sacos plásticos y agua", contó Martí. La intención era hacerlos "desaparecer" a los dos, pero sobrevivieron porque los verdugos "no se pusieron de acuerdo" sobre la ejecución, afirmó.
No hay duda de que ese grupo irregular actuaba bajo las órdenes del gobierno entonces presidido por Luis González Macchi (1999-2003), según Martí.
Durante el tercer día de su detención ilegal, el Ministerio del Interior divulgó que Martí y Arrom habían conducido un secuestro extorsivo de una mujer de la elite paraguaya y que estaban "prófugos". Se montó entonces una simulación de operativo policial para buscarlos en la frontera con Brasil.
Arrom, principal dirigente del PPL, denunció que dos ministros le propusieron firmar una declaración asumiendo que su movimiento y otras fuerzas opositoras preparaban un golpe de Estado, como condición para dejarlo en libertad fuera de Paraguay.
"Nos quisieron hacer de chivos expiatorios en una gran cruzada contra los llamados terroristas en Paraguay y para intensificar la represión a los movimientos populares", sostuvo Martí, recordando que los hechos fueron posteriores al atentado del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, que sirvió de pretexto para intensificar la represión a las luchas sociales en muchos lugares.
Además, Washington siempre sostiene que la Triple Frontera, compartida entre Paraguay, Brasil y Argentina, es un centro del terrorismo internacional, añadió.
En 2002 hubo una ofensiva contra Patria Libre, con otros tres militantes detenidos y torturados, entre ellos Víctor Colmán, quien también se refugió en Brasil con Arrom y Martí, en 2003.
Se acusaba asimismo a Patria Libre de ser el "brazo paraguayo" de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), por sus campañas de solidaridad con la Revolución Cubana y su apoyo a los intentos de negociar la paz en ese país andino que lleva casi medio siglo de guerra interna, señaló Martí.
A raíz del escándalo desatado por el secuestro de Arrom y Martí, renunciaron los ministros Julio Fanego, del Interior, y Silvio Ferreira, de Justicia y Trabajo, quienes habían propuesto el acuerdo a Arrom. También fueron destituidos jefes policiales y se disolvió el Servicio Nacional de Información.
Legisladores acusaron de lo ocurrido al presidente González Macchi y al fiscal general del Estado, Oscar Latorre. Pero nadie fue condenado por la justicia.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos estableció medidas cautelares de protección para cinco miembros del PPL, incluidos Martí y Arrom.
Además, el caso fue denunciado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que aún no ha adoptado decisión.
La experiencia indica que la "mafia" colorada, que "enriqueció a un grupo pequeño de familias" paraguayas, se mantendrá fuerte en la oposición, amenazando el sueño nacido en las elecciones, dijo Martí. Todo "dependerá de que las organizaciones sociales y populares logren orientar el rumbo del gobierno" de Lugo, concluyó.
El atentado del 8 de abril, en el que resultó herido el dirigente del Movimiento Popular Tekojoja que apoya a Lugo, Alfredo Ávalos, y en el que murió su esposa, la brasileña Silvana Rodríguez, indica que la violencia sigue marcando la política paraguaya.
