Colocar fuentes de carbono alternas sobre terrenos contaminados con DDT elimina hasta 60 por ciento de ese insecticida, un contaminante orgánico persistente, indica una investigación de la Universidad Autónoma de México (UAM). El estudio aún en curso es prometedor, pues demostró en laboratorio que se puede degradar gran parte del DDT (dicloro difenil tricloroetano) caído en los suelos, sin generar residuos. Para hacerlo basta depositar en los lugares contaminados fuentes de carbono como el etanol, la glucosa o el tolueno y fenol, indicó a Tierramérica la maestra en química Adela Ortiz, de la UAM.
El estudio está llamado a ser una solución eficaz y barata para limpiar grandes extensiones, agregó.
Investigaciones indican que ese insecticida barato, usado en muchos países para combatir la malaria, es cancerígeno y causa partos prematuros, daños neurológicos, respiratorios y cardiovasculares.