COMUNICACIONES-ARGENTINA: La conexión joven

Muchos padres en Argentina manifiestan preocupación porque suponen que sus hijos adolescentes, seducidos por las computadoras y otras nuevas tecnologías, se aíslan y leen poco. Pero una investigación señala que en esas creencias hay mucho de prejuicio.

"Derribar esos mitos fue uno de los objetivos del trabajo", dijo a IPS la doctora en Comunicación Roxana Morduchowicz, directora del Programa Nacional Escuela y Medios del Ministerio de Educación de Argentina y autora del libro titulado "La generación multimedia. Significados, consumos y prácticas culturales de los jóvenes".

El trabajo es una radiografía del consumo cultural de los jóvenes y del modo en que ello define su identidad. Sus resultados sirven a quienes interpelan a esta franja etaria como potenciales clientes, pero también a los padres y al Estado para orientar políticas públicas, señaló la experta.

"Vimos en la encuesta que cuatro de cada 10 jóvenes no había ido al cine en el último año y lanzamos el programa ‘La escuela y el cine’ para acercarlos a esa oferta", indicó Morduchowicz, a modo de ejemplo acerca de lo que se puede hacer desde el Estado para fomentar consumos.

También se lanzó este año un programa de distribución gratuita de la revista llamada Re en escuelas secundarias estatales, con una selección de artículos periodísticos publicados en diarios y revistas de temas de interés para los jóvenes, como deportes, música, nuevas tecnologías y ecología.

Basado en una consulta a adolescentes de entre 11 y 17 años en ciudades de todo el país, el estudio publicado en abril revela que los nuevos medios, como computadoras, celulares, iPod (reproductores portátil digitales de audio y de vídeo), etcétera, "no necesariamente conspiran contra la lectura" y que, lejos de aislar a los jóvenes, se transformaron en "soportes de nuevas formas de sociabilidad".

"Los chicos (jóvenes) leen muy poco. El 65 por ciento de (los consultados) leen entre uno y tres libros (no de texto) al año", indicó la autora.

No obstante, sostuvo que estar menos tiempo frente a la computadora no implica que vayan a leer más. "Los adolescentes que más lo hacen son también aquellos que hacen un uso más diversificado de la computadora", comentó.

La investigación también mostró que los nuevos medios de comunicación no desplazan a los tradicionales, como la televisión, radio, diarios y revistas, sino que se complementan y superponen.

Ante la mirada perpleja de los adultos, los jóvenes hacen un uso simultáneo de los medios sin anular ninguno, integrándolos a todos, aclaró.

En virtud de este tipo de utilización, cada adolescente pasa en promedio alrededor de seis horas al día con los medios de comunicación y en el caso de los jóvenes de mayores recursos lo hacen hasta siete horas y media.

Sólo 20 por ciento de los entrevistados en este estudio utilizan los medios de a uno. Lo habitual es que combinen el "chat" (conversación mediante Internet en la que pueden participar simultáneamente numerosas personas) con la música, mientras responden mensajes de texto con el celular y buscan información en la red mundial de computadoras.

De ahí la sorpresa de los padres cuando los jóvenes dicen estar haciendo tareas escolares, una actividad difícil de reconocer en esa dinámica.

"Estamos ante una generación multimedia, la primera que nació a un universo mediático extremadamente diversificado, como son las radios en amplitud modulada (AM) y frecuencia modulada (FM), canales de televisión de señal abierta o para abonados, videojuegos, video-casetera, DVD, iPod, MP3, Internet", dice la autora.

Esta tendencia es mundial, inclusive entre sectores sociales con menor acceso al equipamiento, describió. "El hecho de que los jóvenes de sectores populares no tengan computadora en casa no significa que no las usen", remarcó.

En grupos sociales de mayores recursos socio-económicos el ordenador se usa para "chatear", jugar y escuchar música, pero también para buscar información y hacer tareas escolares.

En cambio, en sectores más pobres la computadora se destina principalmente para "chatear" y jugar.

Uno de los mitos que rebate el libro es el del aislamiento que se cree sufren los llamados jóvenes multimedia. En verdad, cuando se les pregunta a los adolescentes para qué usan la computadora, 65 por ciento de ellos respondieron "para chatear".

Respecto del celular, 55 por ciento de los encuestados que tenían entre 15 y 17 años dijeron tener un aparato y 90 por ciento respondieron que lo usaban para comunicarse con amigos mediante mensajes de texto.

"El potencial efecto de soledad que suele atribuirse a los nuevos medios está lejos de probarse", apunta el texto de la investigación.

El uso de las nuevas tecnologías no sólo es tema de conversación y encuentro entre pares. "Internet constituye para ellos un medio privilegiado para construir una esfera de autonomía respecto de la familia, en beneficio de la sociabilidad con amigos".

En cuanto al chat, se trata de "un espacio propicio para secretos y confidencias difíciles de compartir cara a cara". "Aún cuando el uso es individual, la función es básicamente social: interactuar con otros".

De todos modos, la autora del trabajo advierte que, puestos a elegir, la gran mayoría (65 por ciento de los consultados) sigue considerando que la salida con amigos es la opción más divertida, mientras que la televisión, la radio o la lectura son alternativas menos votadas, o preferidas sólo para "días aburridos".

Morduchowicz comentó que la tendencia manifestada entre jóvenes argentinos no escapa a la corriente mundial. "Los comportamientos son iguales, la única diferencia con los europeos está en el acceso" a los nuevos medios de comunicación, remarcó.

El equipamiento y la conectividad son más frecuentes en países industrializados. No obstante, otro hallazgo del estudio es el que señala que, incluso en sectores de menores recursos, la desigualdad pasa por la posesión del equipamiento, no por el uso, que se concreta en lugares públicos como locutorios o cibercafés.

"En Argentina, aproximadamente 30 por ciento de los jóvenes tienen computadora en su casa, pero hay más de 80 por ciento de ellos que la usan regularmente". El acceso es menos desigual que la posesión del equipamiento, concluyó.

La especialista también precisó que los medios de comunicación se "privatizaron" en el hogar. En familias de mayores recursos es común que los jóvenes tengan su televisor y su ordenador, lo cual les permite un uso privado, que escapa al control paterno.

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