El conflicto diplomático en el norte sudamericano, derivado del ataque militar colombiano a un campamento de la guerrilla de ese país en Ecuador, tiñe los debates de la reunión en la capital uruguaya del Foro de San Pablo, que reúne a fuerzas de izquierda de América Latina y el Caribe.
El ministro de Economía de Ecuador, Ricardo Patiño, en nombre del presidente de su país, Rafael Correa, pidió este sábado la condena expresa de "la doctrina de intervenciones militares preventivas que violan la soberanía nacional en la región".
Quito trabaja para que se esclarezca lo ocurrido el 1 de marzo, cuando militares colombianos cruzaron su frontera sur para atacar a un grupo de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), dejando una veintena de muertos, dijo Patiño al hablar en el XIV Encuentro del Foro de San Pablo, que finalizará este domingo en Montevideo.
Bajo el lema "La izquierda de América Latina y el Caribe en el Nuevo Tiempo. La Riqueza y la Diversidad", 200 delegados de 74 grupos de izquierda de la región discuten desde la víspera los nuevos desafíos que afrontan, en especial porque muchos de ellos ocupan hoy el gobierno, como ocurre con el partido anfitrión, el Frente Amplio.
También es el caso del Frente Sandinista de Liberación Nacional, cuyo líder, Daniel Ortega, es el actual presidente de Nicaragua, al cual se espera que llegue a Uruguay este domingo para clausurar el encuentro.
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Participan además en la reunión, entre otros, Carlos Gaviria, presidente del Polo Democrático Alternativo de Colombia, Fernando Ramírez y Roberto Regalado, del Partido Comunista Cubano, José Eduardo Cardoso, secretario general del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), de Brasil, y Blanca Flor Bonilla, del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, de El Salvador.
Sin embargo, se nota la ausencia de importantes líderes en este decimocuarto encuentro del foro izquierdista nacido para diseñar políticas de integración regional y estrategias de acceso al gobierno, que tuvo su punto de partida en julio de 1990 en la ciudad de Sao Paulo a impulso del PT, liderado por el actual presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Entre los talleres desarrollados este sábado se destacó el debate en torno al severo enfrentamiento entre el gobierno colombiano del derechista Álvaro Uribe y el ecuatoriano del izquierdista Correa, apoyado este último por Venezuela y Nicaragua. La mayoría de los participantes expresaron la necesidad de encontrar una solución pacífica al respecto.
Empero, se entiende que las fuerzas de izquierda de la región deben poner el alerta sobre la inviolabilidad de las fronteras nacionales, como indicó el ministro Patiño.
"La investigación que se ha hecho absolutamente imparcial (sobre el ataque a las FARC en Ecuador), con representación de expertos internacionales europeos, establece indicios de que el bombardeo se produjo con aviones del imperio (Estados Unidos), además de que muchos de los heridos en ese ataque después fueron rematados por las fuerzas colombianas", afirmó.
"Eso va a permitir al gobierno de Ecuador iniciar una demanda internacional por las violaciones a las leyes internacionales y de derechos humanitario", adelantó.
Gloria Inés Ramírez, del Polo Democrático Alternativo de Colombia, apoyó la solicitud de Patiño. "Tenemos que decir que las tropas de mi país lanzaron un operativo ilegal, planeado premeditadamente, violaron la soberanía territorial de Ecuador sin aviso previo y bombardearon con desproporción a un grupo de guerrilleros y civiles que dormían", indicó.
En el ataque al campamento de las FARC murieron 25 personas, entre ellas "Raúl Reyes", cuyo nombre real era Luis Edgar Devia Silva, considerado el portavoz internacional de esa guerrilla y, por tanto, quien sostenía contacto habitual con el "grupo de países amigos" para un acuerdo humanitario con Uribe, integrado hasta ahora por Francia, Suiza y España.
En respuesta a esa violación territorial, Quito rompió relaciones con Bogotá, camino que estuvo a punto de seguir tanto Caracas como Managua.
Ramírez también pidió el apoyo de los gobiernos América Latina y el Caribe para presionar por un acuerdo humanitario en su país, "que permita que los compatriotas que están cautivos (de las FARC) puedan llegar sanos y salvos al seno de sus familias".
La muerte de Reyes parece haber alejado mucho más la posibilidad de un acuerdo entre la guerrilla y el gobierno de Uribe, garantizado por los llamados "países amigos", para el canje de combatientes encarcelados por rehenes en poder de las FARC, entre ellas la colombo-francesa Ingrid Betancourt.
"Necesitamos el acompañamiento internacional, para que el gobierno salga de esa irracionalidad, que permita la paz, que será no solo para Colombia sino para toda la región".
En ese reclamo de paz para la zona, Patiño enmarcó la decisión del gobierno que integra de "desterrar la base aérea estadounidense de Manta", ubicada 230 kilómetros al sudoeste de Quito, vinculada al ataque contra el campamento guerrillero, según fuentes militares y diplomáticas en Ecuador.
El ministro enfatizó en la necesidad de desalojar todas las bases militares estadounidenses de la región. "No aceptaremos soldados norteamericanos en nuestro territorio, Ecuador terminará esa relación y en uno o dos años esa base se irá del suelo patrio", puntualizó.
Por otro lado, Patiño también transmitió el apoyo de Correa a la construcción de la llamada Organización de Estados Latinoamericano, para reemplazar a la Organización de Estados Americanos, así como la creación de medios de comunicación propios y promover la libre circulación de personas por el continente.
"Pasemos a la ciudadanía global, obliguémoslos a la libre circulación de los seres humanos. ( ) Ecuador tiene una política unilateral de anulación de los visados para todos los pueblos de América Latina y los vamos a extender al mundo", informó.
