La reunión cumbre «Alimentos por la Vida», que se realizó este miércoles en Nicaragua, concluyó con el acuerdo de 16 países latinoamericanos de producir más productos alimenticios y venderlos a bajo precio mediante alianzas estratégicas, en medio de críticas al libre mercado y al capitalismo.
La cumbre fue convocada por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, para debatir la crisis mundial ocasionada por la carestía de los alimentos y encontrar alternativas regionales para enfrentarla.
Participaron los presidentes Manuel Zelaya, de Honduras, Óscar Arias, de Costa Rica, Rafael Correa, de Ecuador, Evo Morales, de Bolivia, y René Préval, de Haití.
También asistieron delegaciones de El Salvador, Guatemala, México, Venezuela, Belice, Panamá, Dominica, San Vicente y Granadinas, República Dominicana y Cuba.
Como observadoras tomaron parte agencias de las Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos, la Unión Europea y representantes de organismos financieros internacionales y de empresarios.
Ortega, en su condición de anfitrión, dirigió las discusiones y aprovechó cada pausa de las intervenciones para verter comentarios contra el "imperio", en referencia a Estados Unidos, y criticar "las políticas neoliberales impuestas por los organismos financieros internacionales".
En consonancia, los presidentes de Haití, Bolivia, Ecuador y hasta Costa Rica culparon a las naciones más desarrolladas del planeta por la crisis mundial de los alimentos.
De acuerdo con estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en el último año, el precio internacional del maíz aumentó 31 por ciento, el del arroz, 74 por ciento, el de los aceites vegetales, 60 por ciento, el de los lácteos, 83 por ciento, el de la soja, 87 por ciento y el del trigo, 130 por ciento.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advirtió a finales de abril que "el alza persistente de los precios internacionales de los alimentos está castigando con especial dureza a los sectores más pobres de América Latina y el Caribe".
A modo de ejemplo, el vicepresidente de Cuba, Esteban Lazo, indicó que en el año 2005 su gobierno pagaba por la importación de una tonelada de arroz el equivalente a 250 dólares. "Ahora pagamos 1.050 dólares, cuatro veces más", dijo.
"La crisis alimentaria está agravada por el alto precio del petróleo, lo que es consecuencia de la aventura bélica en Iraq, por el cambio climático y por las políticas neoliberales de Estados Unidos y Europa", agregó Lazo.
El presidente ecuatoriano Correa indicó que "la enorme diferencia de la pobreza en el mundo en el siglo XXI es que no es debida a la escasez, sino a la mala distribución" de los recursos.
Como el resto de participantes, Correa defendió la necesidad urgente de potenciar la producción agrícola y abandonar las políticas neoliberales de importación que, agregó, los organismos financieros internacionales recomendaron a los países en desarrollo en los últimos años con el apoyo de Estados Unidos.
Morales se prenunció contra la utilización de cultivos alimentarios para destilar combustibles y fustigó a los países industrializados.
"La industrialización ilimitada es la droga para el planeta Tierra y el capitalismo es sinónimo de muerte", dijo.
A propósito del referendo autonomista celebrado el domingo en una región boliviana, considerado ilegal por el gobierno, el hondureño Zelaya pidió el respaldo de todos los países presentes a Morales, plasmado en un aplauso.
A pedido de Ortega, Préval narró la dramática situación de Haití, el país más pobre de América, según las Naciones Unidas.
"Es una catástrofe lo que ocurre en mi país", dijo Préval. Por falta de comida, el mes pasado se generaron violentos disturbios que dejaron varios heridos y daños cuantiosos al comercio por saqueos a bodegas de alimentos.
El mandatario venezolano Hugo Chávez no asistió a la reunión por encontrarse enfermo. La sorpresa del día la dio el presidente costarricense Arias, quien criticó con dureza a Estados Unidos y a los países europeos.
Según Arias, la situación actual es resultado de "la hipocresía de Estados Unidos y Europa a la hora de tratar los más importantes asuntos en el tapete internacional".
Los 1.000 millones de dólares que Estados Unidos ha ofrecido para luchar contra la crisis alimentaria en los países más pobres del mundo "es la cantidad que esa nación se gasta en un día en Iraq", dijo Arias.
La Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que busca liberalizar el intercambio agropecuario, "es un ejemplo de esa hipocresía por parte de los países desarrollados, que mantienen subsidios a los productos agrícolas".
Arias calificó como "un gran monumento a la hipocresía" al Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, "pues los países ricos, después de haber contaminado el planeta en aras de su riqueza, nos piden ahora a nosotros que no lo hagamos".
Tras una sesión de cuatro horas de discursos, Ortega cedió la palabra al canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, quien efectuó la única propuesta formal del encuentro, plasmada en siete puntos.
Venezuela ofreció una cartera agrícola de 100 millones de dólares para financiar los planes concretos surgidos de la reunión.
Además, propuso un plan especial dentro de Petrocaribe —un esquema de cooperación petrolera entre Venezuela y países caribeños—, para financiar la producción agrícola y facilitar combustible a bajo precio destinado a producir alimentos.
A cambio, los países beneficiarios se sumarían a la iniciativa política de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), liderada por Chávez.
La propuesta no fue respaldada por México. La canciller Patricia Espinoza manifestó su desacuerdo en incluir la iniciativa venezolana como una declaración final, sino someterla a futuras discusiones.
Para ello se propuso una reunión técnica en México a finales de mayo. El Salvador también cuestionó la propuesta y evitó firmarla.
El presidente Arias pidió separar el nombre de su país en el documento final "por estar en desacuerdo".
"Se emiten juicios de valor que no comparto", dijo Arias, que no criticó la oferta venezolana, pero prefirió excluirse de una eventual declaración final.
Luego de seis horas, Ortega dio por concluida la cumbre, con la promesa de revisar la iniciativa de Venezuela en una próxima reunión en México.
No hubo declaración final, ni un documento oficial con propuestas, sino un resumen hecho por cada delegación y la promesa de que la próxima vez que se vean las caras, llegarán a un acuerdo sobre seguridad alimentaria.